El señor Omar Rodríguez encontró a sus tres leones con visible pérdida de peso y en mal estado, resultado de su estancia en las instalaciones de la Fundación Black Jaguar-White Tiger, donde las autoridades federales le aseguraron que vivirán mejor que con él en la azotea de su casa, ubicada en la alcaldía Iztacalco.
“Dijeron que los llevarían a un santuario y están en un infierno para animales, se comen sus propias colitas. Se sale de la imaginación esto”, expresó, luego de recordar el lugar donde vivían las dos felinas, Numbi y Gorda, y el macho, Nohosh.
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Los animales no tienen nada para comer, (los encargados) no se pueden lavar las manos, los animales no tienen que comer hoy, dijo ayer en entrevista telefónica.
“Voy en camino, llevaremos 500 kilos de alimento, nos juntamos un grupo de amigos para llevarles a todos los animales, el rugido de auxilio es para todos los animales”, enfatizó.
Reconoció que poco se gana al llevar alimento un día. Los animales comen diario, entonces se tienen que implementar acciones constantes, subrayó.
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El pasado martes acudió a las instalaciones de la fundación ubicada en el Ajusco, relata el señor Rodríguez, y “lo que vi fue el mal estado en el que están los felinos, no pueden correr diario sin alimento”.
Por el número de animales que hay en la fundación se requiere tener siete toneladas almacenadas de alimento para tres días y surtirse dos veces por semana, indicó.
Omar Rodríguez recordó que en octubre de 2018 demostró la propiedad legal de los leones, pero la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) visitó el domicilio ubicado en calle Niceto de Zamaois, muy cerca del Viaducto Río la Piedad, para revisar la situación de los ejemplares, y a pesar de comprobar el buen estado de los animales, se los quitaron, concluyó.
RUGIDOS EN AZOTEA DE LA CDMX
En octubre de 2018 se dio a conocer que en una azotea de un inmueble ubicado en la alcaldía Iztacalco vivían tres jóvenes leones, entonces de año y medio de edad, por lo que tras escuchar sus rugidos, vecinos denunciaron el hecho ante las autoridades. Ayer, su entonces propietario los reconoció durante el aseguramiento en la Fundación Black Jaguar-White Tiger.
Tras la denuncia de vecinos, personal de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) visitó el domicilio ubicado en calle Niceto de Zamaois, muy cerca del Viaducto Río la Piedad, para revisar la situación legal de dos felinas, Numbi y Gorda, y del macho, Nohosh.
El propietario del inmueble se identificó como Omar Rodríguez, y acreditó la propiedad de los animales, mostró papeles que comprobaban que todo estaba en regla, y aseguró que los leones vivían en su casa desde que eran cachorros, incluso tenían un dispositivo electrónico, “chip”, que avalaba todos los datos y que los compró legalmente en un criadero de leones.
El personal de la Profepa verificó que se contaba con las medidas de seguridad necesarias para atender contingencias o situación de peligro que pudiera presentarse, incluso un perro macho de la raza Rottweiler convivía con los leones.
Sin embargo, cuatro meses después la Profepa los aseguró argumentando que no vivían en condiciones aptas, por lo que serían llevados a sus instalaciones para realizarles una valoración médica y determinar su estado de salud.
A pesar de que el propietario de los animales contaba con la documentación de procedencia, no presentó los planes de manejo, ni el registro ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, razón suficiente para custodiar a los animales.
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El dueño de los tres leones se había negado a entregar a los felinos, porque argumentaba que si se los daba a la Profepa morirían por la falta de atención, y mencionó que desde junio de 2018 hizo los trámites para obtener los registros, sin obtener respuesta.
Ayer, durante una protesta de ambientalistas en los alrededores de la Fundación Black Jaguar-White Tiger, Omar Rodríguez reconoció a los felinos que le fueron asegurados en febrero de 2019 y después de ver en la situación que se encontraban, aseguró que estaban mejor con él.
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