Con un drástico desplome en el descenso en el servicio de transporte público, que dejó de operar hasta en un 80 por cierto, trata de subsistir ante la crisis generada por la pandemia y por otro lado, dar la batalla para ofrecer un servicio más seguro en la Ciudad de México, donde se desplaza un aproximado de cinco millones de personas diariamente por dichos medios.
El primer reto que enfrenta el transporte público concesionado es la demanda, ya que de ahí provienen los ingresos de los operadores y el mantenimiento de las mismas unidades, así lo explicó el director de la Asociación Mexicana de Transporte y Movilidad (AMTM), Nicolás Rosales Pallares.
En entrevista para La Prensa, el director dijo que el impacto al inicio de la pandemia fue mayor, “implicó parar materialmente todo el transporte público concesionado, cambiándose el modelo de operación y tratando de adecuarse a las necesidades no pudiendo ofrecer la misma oferta porque no había gente en la calle”, refirió ante la situación de la pandemia por Covid-19.
Habló de una caída de alrededor de 4000 millones de pesos, en los primeros meses de confinamiento, que afectó al sector y asegura que una estabilización será posible en un lapso de año y medio a dos años.
Rosales asegura que la “crisis financiera se debe a que no hay recursos que puedan ayudar ahorita la operación de los sistemas y en segundo la crisis del transporte público que va arrastrando un rezago en la modernización de la flota y uso de tecnología y obviamente el covid-19 vino agudizar más esta crisis”.
La batalla por modernizar los sistemas del transporte público y hacerlo más eficiente y confiable para los usuarios, ha sido larga y no se ha concretado pero la cuestión sanitaria actual, coloca estos avances en una necesidad, ahora por cuestiones de salud.
“En temas tecnológicos no tenemos ningún tipo de sistemas de prepago o de código QR que permita no tener contacto entre el operador y el usuario, lo que resulta en una de los principales temores de contagio”, explicó.
Ante los esfuerzos que a diario se hacen para mantener las unidades sanitizadas, Rosales habla de los costos y esfuerzos que se han realizado para que, en esta nueva normalidad, tenga la confianza de usar el transporte público con mayor confianza, tanto para facilitar sus trayectos, como para reactivar la economía de dicho sector, que no tiene otro tipo de apoyos, como es en el caso de los subsidiados por el gobierno, como el Metro, Metrobús, Trolebús, Tren ligero o RTP.
El proceso para sanitizar las unidades corre por cuenta de los conductores, con un costo que oscila entre los 100 y 150 pesos diarios, con limpieza profunda en pasamanos, asientos, estructuras y se ocupan principalmente productos derivados del cloro para poder matar cualquier tipo de virus, además del gel que se procura tener dentro de las unidades”, comentó.
También asegura que estos costos, así como el del gel que se procura dar a los pasajeros, ha sido un tema complejo ante la poca demanda del servicio y el ingreso limitado que llega a los operadores de cada unidad.
Asimismo, Rosales considera que dentro de las instalaciones del Metro y Metrobús se hacen esfuerzos por evitar la propagación de la Covid-19, sin que esto sea efectivo del todo al tener la mayor demanda.
Camino de cambios para el transporte público
Entre los avances que Nicolás Rosales compartió desde el trabajo de la AMTM, está la “modernización y cambio de modelo de transporte, hemos logrado sustituir, con la ayuda de los permisionarios, alrededor de 4300 unidades de microbuses y, se han cambiado por cerca de 1400 unidades de mayor capacidad más nuevas en tecnología y con mayor rango mayor de capacitación y profesionalización”.
Nicolás Rosales asegura que “un estudio en la oficina AMTM en Puebla, muestra que la gente gasta ahora más en transporte porque no quieren utilizar un transporte público concesionado, es decir, microbuses o buses y han migrado a transportes de plataforma porque consideran que es menos posible el contagio”, sin dejar de lado el aumento en el uso de bicicletas, caminata y motocicletas.
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Consciente de los cambios que se requieren, considera que “el transporte público ha mostrado la importancia que ha tenido dentro de la ciudad como un servicio, con la gente confinada sin que parara el transporte para el sector salud con medicamentos, o de alimentos con el transporte de carga o de transporte público”, aunque todos limitados, pero sin suspender sus operaciones.
A pesar de que el servicio reporta un aumento del 60 por ciento de operación, sabe que es una responsabilidad tanto de los usuarios al llevar a cabo los protocolos de distancia, gel y cubre bocas y de los operadores por mantener limpias las unidades.
Una de las propuestas en las que la AMTM ha trabajado y la pandemia viene a impulsar es en los “sistemas de transporte más directos para el usuario que no gaste tanto y tengan mayor comunicación(…) con sistemas integrados y una replanteamiento de los sistemas de transporte y un sistema de pago universal, ahorita únicamente el sistema transporte la ciudad tiene la tarjeta, pero trabajamos para tener un código QR que se pueda implementar en teléfonos inteligentes en algunas rutas, como una solución a corto y mediano plazo”, dijo.
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