/ miércoles 25 de agosto de 2021

“Tengo trabajo, pero no tengo para comer”: trabajadores sindicalizados de Naucalpan

Los carteles pegados en algunas partes del edificio siguen como mudos testigos del repudio expresado contra el gobierno que sigue sin poder salir de la crisis más devastadora de Naucalpan

Trabajadores sindicalizados y de confianza del gobierno de Naucalpan afirman que la mayor virtud que pueden tener en estos momentos es la paciencia. Dicen que el mayor deseo es que la administración de la alcaldesa Patricia Durán Reveles termine ya, después de caos financiero al interior del ayuntamiento que los ha dejado sin sueldo.

En los alrededores de las oficinas del palacio municipal el ambiente es tenso. El ir y venir en los pasillos del edificio se conjugan con caras largas, con miradas de desconcierto del personal que lleva y trae papeles, en medio del desánimo y el enojo.

Nadie del gobierno quiere hablar ante la prensa sobre el estatus financiero de la administración, mientras los trabajadores –con cierta reserva y desconfianza- acceden a platicar sobre lo que consideran una desgracia.

“Imagínate, cómo puedes entender que teniendo trabajo no tienes para comer”, afirmó una de las empleadas del área de desarrollo económico, quien respondió algunas preguntas, solicitando mantenerse en el anonimato por temor a enfrentar problemas con sus jefes.

“Llevo muchos años trabajando aquí y nunca había experimentado esta situación”, agregó, mientras miraba a sus alrededores, como protegiéndose de que no la fuera a ver.

Foto: Rubén Pérez | La Prensa

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En un recorrido realizado por este diario, dentro y fuera del edificio, se pudo constatar que todavía hay carteles de protesta contra la presidenta municipal, cuya administración se ha desbordado ante los severos problemas económicos.

“La verdad ya solo pedimos que este gobierno termine, aunque todavía falta porque es hasta diciembre y cada quien sobrevive como puede, sin dinero y sin la seguridad de tengas tu sueldo”, dijo la empleada del área de desarrollo económico.

“No tenemos tampoco el apoyo del sindicato. Aquí viene el dirigente y allá afuera dice que está revisando el asunto, pero la verdad seguimos igual, nadie nos resuelve y estamos sin ningún tipo de apoyo”.

En otras áreas del palacio municipal parece que no hay actividad, aunque los trabajadores están ahí. Hay silencio, algunos empleados asuman la cabeza y enseguida se repliegan cuando perciben la intención de hablar con ellos.

Muchos de los escritorios a la entrada de las oficinas, donde comúnmente existe bullicio, están vacíos, muestra clara de que las actividades laborales se mantiene en el limbo, mientras sillones y demás mobiliario lucen deteriorados, como en el área de comunicación social, donde la sala de espera se observa vieja y averiada.

Afuera, en la parte posterior del palacio municipal, permanecen algunos elementos del Ejército, mientras que en los alrededores deambulan elementos de la corporación local de seguridad.

Los carteles pegados en algunas partes del edificio siguen como mudos testigos del repudio expresado contra el gobierno que sigue sin poder salir de la crisis más devastadora de Naucalpan.

Foto: Rubén Pérez | La Prensa

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Trabajadores sindicalizados y de confianza del gobierno de Naucalpan afirman que la mayor virtud que pueden tener en estos momentos es la paciencia. Dicen que el mayor deseo es que la administración de la alcaldesa Patricia Durán Reveles termine ya, después de caos financiero al interior del ayuntamiento que los ha dejado sin sueldo.

En los alrededores de las oficinas del palacio municipal el ambiente es tenso. El ir y venir en los pasillos del edificio se conjugan con caras largas, con miradas de desconcierto del personal que lleva y trae papeles, en medio del desánimo y el enojo.

Nadie del gobierno quiere hablar ante la prensa sobre el estatus financiero de la administración, mientras los trabajadores –con cierta reserva y desconfianza- acceden a platicar sobre lo que consideran una desgracia.

“Imagínate, cómo puedes entender que teniendo trabajo no tienes para comer”, afirmó una de las empleadas del área de desarrollo económico, quien respondió algunas preguntas, solicitando mantenerse en el anonimato por temor a enfrentar problemas con sus jefes.

“Llevo muchos años trabajando aquí y nunca había experimentado esta situación”, agregó, mientras miraba a sus alrededores, como protegiéndose de que no la fuera a ver.

Foto: Rubén Pérez | La Prensa

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En un recorrido realizado por este diario, dentro y fuera del edificio, se pudo constatar que todavía hay carteles de protesta contra la presidenta municipal, cuya administración se ha desbordado ante los severos problemas económicos.

“La verdad ya solo pedimos que este gobierno termine, aunque todavía falta porque es hasta diciembre y cada quien sobrevive como puede, sin dinero y sin la seguridad de tengas tu sueldo”, dijo la empleada del área de desarrollo económico.

“No tenemos tampoco el apoyo del sindicato. Aquí viene el dirigente y allá afuera dice que está revisando el asunto, pero la verdad seguimos igual, nadie nos resuelve y estamos sin ningún tipo de apoyo”.

En otras áreas del palacio municipal parece que no hay actividad, aunque los trabajadores están ahí. Hay silencio, algunos empleados asuman la cabeza y enseguida se repliegan cuando perciben la intención de hablar con ellos.

Muchos de los escritorios a la entrada de las oficinas, donde comúnmente existe bullicio, están vacíos, muestra clara de que las actividades laborales se mantiene en el limbo, mientras sillones y demás mobiliario lucen deteriorados, como en el área de comunicación social, donde la sala de espera se observa vieja y averiada.

Afuera, en la parte posterior del palacio municipal, permanecen algunos elementos del Ejército, mientras que en los alrededores deambulan elementos de la corporación local de seguridad.

Los carteles pegados en algunas partes del edificio siguen como mudos testigos del repudio expresado contra el gobierno que sigue sin poder salir de la crisis más devastadora de Naucalpan.

Foto: Rubén Pérez | La Prensa

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