La suspensión provisional que concedió una jueza contra la cancelación de las Normas Oficiales Mexicanas en materia de salud es un logro importante, pero no resuelve el problema de fondo que es la falta de espacios de participación ciudadana en la toma de decisiones de materia de salud pública.
Así lo declaró el doctor Andrés Castañeda, coordinador del Colectivo Cero Desabasto e integrante de la Red Por la Atención Integral de Enfermedades Crónicas (RAIEC) que conforman más de 90 organizaciones civiles de pacientes y familiares que se opusieron a la cancelación de estas normas oficiales de salud.
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El activista señaló que la autoridad sanitaria toma decisiones de manera unilateral y sin consultar a los diferentes academias, especialistas y a los pacientes, lo que pone en riesgo la atención médica, la calidad de los servicios y el derecho a la salud de la población mexicana.
Comentó que algunas organizaciones de pacientes que integran la Red por la Atención Integral de Enfermedades Crónicas han sido las que han emprendido este tipo de acciones judiciales. Consideró que esto es una herramienta útil, pero es un camino en el que nadie gana.
“Esto es una medida extrema, en la que se tiene que acudir a un juez para exigir a las autoridades de salud que no vulneren el derecho a la salud, esto es hasta absurdo, porque no se trata de un pleito, no es estar unos contra otros, porque el objetivo es el mismo: garantizar la salud de calidad para todos”, indicó.
"Al final del día a todos nos conviene que a los pacientes les vaya bien, el problema es el cómo, y para llegar a este objetivo con éxito, tenemos que acordar en conjunto, mientras eso no pase, no vamos a llegar a una solución efectiva y definitiva, lo que es un síntoma de la falta de mecanismos de participación ciudadana reales", indicó el doctor Amdrés Castañeda.
Indicó que había pocos espacios de participación, como son los equipos de trabajo que se conformaban con académicos, especialistas y sociedad civil, precisamente, para crear una Norma Oficial Mexicana, como es la creación de las Normas.
Mencionó que otro problema que se ha detectado en esta cancelación de las Normas Oficiales en materia de salud, es la mala interpretación sobre lo que es una Norma Oficial Mexicana y para qué sirve, la cual no es lo mismo que un Protocolo de Atención ni una Guía de Práctica Clínica.
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“Qué bueno que se está retomando el tema de las Guías de Práctica Clínica que se había abandonado en los últimos años, pero esto es muy diferente a la función y los alcances que tiene una Norma, son temas totalmente distintos y uno no sustituye al otro”, explicó.
Puntualizó que la eficacia de los pocos espacios de participación ciudadana, como son los Consejos Consultivos y comités que existen en algunos hospitales y organismos desconcentrados se ha visto mermada no solo por la reducción de espacios, sino también por la “apertura a una participación a modo”, como ha ocurrido con las pláticas con grupos de papás de niños con cáncer.
También mencionó el caso que está sucediendo con pacientes con enfermedades mentales que después de darles largas, los reciben, pero realmente nadie los escucha. “Necesitamos mecanismos institucionalizados, donde el diálogo y la co-construcción de acuerdos no sea una opción ni una dádiva”, subrayó.
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Consideró que recurrir a las instancias judiciales para obtener una suspensión o un amparo es una alternativa prevista en la ley, pero un camino extremo que debe ser utilizado como el último recurso y no como el único mecanismo al que puede recurrir la ciudadanía para hacerse escuchar. Además, comentó que hemos visto en muchos casos que las propias autoridades no necesariamente han acatado esos ordenamientos judiciales.
La ciudadanía, dijo, debe seguir luchando por abrir espacios de participación y consulta, porque las Normas establecen “un piso mínimo” y garantizan un estándar en la atención de salud en cualquier parte del país, ya sean servicios públicos o privados, y hoy, más de la mitad de la población está resolviendo sus problemas de salud en el sector privado.
Señaló que desaparecer las Normas provocaría fallas en los procedimientos que deben seguirse, por ejemplo, en la lectura de una mastografía de cáncer de mama, la Norma establece que la persona encargada de leer este estudio, debe tener cierto número de horas de práctica para hacerlo. “Si esto no estuviera normado, cualquier persona puede ponerse a leer las mastografías, con el riesgo de hacer una mala interpretación”.
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