La tradicional representación del Viacrucis en Iztapalapa, con la participación de los 8 barrios de la demarcación y catalogada como Patrimonio Cultural Intangible de la Ciudad de México, se llevó a cabo a puerta cerrada por primera vez en los 177 años de historia de esa tradición católica, debido a la emergencia sanitaria por el Coronavirus.

A pesar de la falta de asistentes, la devoción y la fe de los actores se desbordaron para rememorar los pasajes bíblicos. En tanto, en las playas y otros destinos turísticos, como la propia capital del país, las autoridades realizaron operativos de vigilancia y sanitización, con el fin de que la gente se mantuviera en sus casas, recordando en todo momento que no era tiempo de vacacionar, y con el propósito de mantener limpios y desinfectados los espacios públicos.

JLP