La mayoría de los diputados locales que conforman las ocho fracciones y asociaciones parlamentarias del Congreso de la Ciudad de México, estuvieron de acuerdo en regular la violencia mediática contra las mujeres.
Ello, al ser considerada la cosificación es una forma de perpetuar mensajes, acciones y patrones estereotipados que convierten a las mujeres en un objeto.
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Representantes populares del recinto de Donceles y Allende, para tal efecto, avalaron un dictamen emitido por la Comisión de Igualdad de Género del Poder Legislativo local para reformar la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia de la Ciudad de México, en materia de violencia simbólica.
Se trata de una iniciativa suscrita por la diputada de Morena Ana Francis López Bayghen Patiño, que dio origen a la reforma legislativa que busca resaltar la importancia que tienen las imágenes, discursos, usos del lenguaje y expresiones difundidos a través de los medios de comunicación, en especial los impresos, en que se reproducen estereotipos de género.
En su calidad de promovente, la representante popular de Morena sostuvo que la violencia simbólica hacia las mujeres afecta la manera en que se auto perciben y son percibidas por la sociedad, en virtud de que la cosificación es una forma de perpetuar mensajes, acciones y patrones estereotipados que convierten a las mujeres en un objeto.
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“No son micromachismos cotidianos, la cosificación de las mujeres no se queda en las revistas y en las redes sociales, tratar a las mujeres como si fueran objetos intercambiables o hechos en serie, como una cosa que se usa y se desecha, no como seres humanos dignos de respeto, genera conductas violentas y discriminatorias que dejamos pasar por ser vistas como normales”, aclaró.
Por su parte, la vicecoordinadora de la bancada del PAN en el Congreso, la diputada Luisa Adriana Gutiérrez Ureña, al razonar su voto, declaró que la violencia en contra de las mujeres se ha incrementado y evolucionado en los últimos años, ahora hay agresiones verbales y físicas, violación, ataques con ácido y acoso en centros laborales, que muchas veces terminan en feminicidio.
Se refirió a la violencia simbólica que es más difícil de reconocer porque está inmersa en las costumbres, tradiciones y hábitos sociales, porque “hace que la mujer sea un concepto o una imagen total o parcial para fines que no la dignifican como ser humano y nos muestra como objetos no pensantes que pueden ser expuestos, explotados y utilizados como se desee”.
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