El desafío ante la crisis forense en México ha propiciado que la academia también se sume a los esfuerzos de las instituciones y colectivos, con trabajo profesional y formación de género, que es uno de los principales objetivos de la Escuela Nacional de Ciencias Forenses de la UNAM (ENaCiF), a cargo de la doctora Zoraida García Castillo.
La primera directora de la ENaCiF, reconoce los retos actuales que desde la academia se deben asumir al reforzar en docentes y estudiantes la perspectiva de género, necesaria para atender delitos como la violencia intrafamiliar y sexual, el feminicidio, la trata de personas, la desaparición de niñas, adolescentes y mujeres para generar resultados más apegados a la procuración de justicia.
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La labor para la doctora García Castillo, comenzó al abrirse espacio siendo mujer en diversas áreas, “cuando tú llegas a trabajar a algún lugar y eres mujer, frente a un hombre, siempre se presume que va a poder y, una mujer, tiene que demostrarlo (…) trabajar en el sistema penal acusatorio a diferencia de que trabajar en la UNAM, es que en la UNAM es muy abierto a la inclusión de las mujeres se da con mucha facilidad y aceptación de los compañeros hombres y no muestran oposición a que los dirija una mujer. Es más fácil en un mundo académico romper los techos de cristal que en una fiscalía en la procuraduría o que los tribunales”.
La escuela que dirige, tiene una plantilla conformada por un 75 por ciento de mujeres y sabe que hay que llevar a cabo un trabajo constante en materia de perspectiva de género, especialmente cuando, “los hombres, culturalmente están formados en ciertos contextos familiares y sociales y creo que en eso tenemos que trabajar mucho que el hombre tenga esa sensibilidad siendo investigador, de no desechar irse por caminos de investigación que les pueda hacer desperdiciar pruebas que puedan ser útiles”.
Es decir, indagar con perspectiva de género, hará que hombres y mujeres integren mejores carpetas de investigación, sin suponer o dar por hecho lo que aparentemente pasó, sino buscar elementos que comprueben o desestimen un feminicidio.
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Pero el arduo trabajo que los confronta con la pérdida de vidas humanas, también les hace cuidar la salud emocional de los estudiantes, quienes, lo mismo se despeñan como científicos forenses al “investigar delitos como policía, como ministerio público, siempre están en contacto con la violencia y con casos muy lamentables y deben tener una higiene mental porque no se debe normalizar y eso en general se tiene que cuidar las fiscalías”, asegura Zoraida García.
Los talleres de sensibilización en temas de género, han sido una gran herramienta para generar protocolos que permitan un mejor desempeño de investigación y celebra que, toda muerte violenta de una mujer, sea sujeta a feminicidio a demostrarse por medio de las investigaciones pertinentes.
“También hay protocolos para la policía para el ministerio público para los jueces hay varios protocolos para juzgar con perspectiva de género”, dijo la directora quien, sabe que la formación de los forenses debe ser integral y multidisciplinaria.
Con orgullo de liderar este esfuerzo académico, la también legista, reconoce los avances que desde el 2013, han realizado para integrar esta escuela, con diversas especialidades como Medicina Forense, Antropología Forense, Odontología, Sociología del Derecho, Genética Forense o Hematología.
Para García Castillo es importante que se haga el debido reconocimiento de los científicos forenses, ya que no es lo mismo que la medicina forense. Un médico forense, puede dictaminar lesiones y hacer necropsias para calcular las causas de la muerte, especializado como médico legal o médico legista.
Un criminalista, cuenta con una formación técnica para poder analizar el lugar de los hechos o el lugar del hallazgo y se puede especializar, por ejemplo; un criminalista es quien llega al sitio con medidas, con fotografías, puedes tomar muestras, incluso puede llevar a cabo el levantamiento del cuerpo, toma los datos de levantamiento, de la posición del cuerpo, puede tomar muestras biológicas para que se vea la genética, en la toxicología, conservarlas y transportarlas y seguir cadena de custodia y existen criminalistas de campo y de gabinete.
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El criminólogo es una persona con formación social, no técnica, sino la información social que estudia las casas del delito del delincuente a la víctima, porque una persona es víctima, qué sucede para que haya esta incidencia delictiva en determinada zona, qué medidas preventivas habría que tomar, estas profesiones podrían entrecruzarse.
El científico forense estudió criminalística, criminología, bases esenciales de la medicina y de otras áreas como la toxicología, la genética, la tipografía, derecho, entonces, “no me gusta llamarlo todólogo pero es alguien que tiene los alcances de conocimiento”, expresó Zoraida García.
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Actualmente, sólo admiten a 36 alumnos, pero la doctora García Castillo buscará que la plantilla crezca durante su gestión 2023-2027, y continuar con “los convenios con la Fiscalía General de la República, la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y con el Instituto Nacional de Ciencias Penales, entre otras instituciones, para que nuestros alumnos puedan tomar clases en esos lugares y hagan allí servicio social y prácticas profesionales”, expresó García Castillo.
Dentro de las actividades en la ENaCiF, también efectúan investigación y generación de conocimiento forense, algo que no pueden hacer solos en la Universidad, por lo que establecen vínculos académicos con instituciones públicas que se beneficiarían de este conocimiento forense, y los alumnos con la experiencia.
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