Razas agresivas de perros son un mito, depende la educación que se les de: Veterinaria UNAM

La educación que los humanos les dan promueven dicho comportamiento

Patricia Carrasco | La Prensa

  · miércoles 20 de septiembre de 2023

Al menos 50 perros viven hacinados dentro de un vivienda, que de acuerdo al encargado, funge como un refugio canino que opera desde hace veinte años. Foto: Cuartoscuro

No hay razas agresivas; “eso es un mito”. La agresividad de un animal depende de los humanos que promueven ese comportamiento, aseguró Ana Paola Velasco Espinosa, coordinadora de Enseñanza Quirúrgica en la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, de la UNAM, al destacar que como tutores, "debemos saber qué personas somos para el perro que tenemos".

Ante el incremento de personas con mascotas, la experta llamó la atención acerca de las razas que se ponen de “moda”. Ese el caso de los Husky o los Alaska Malamute, pero hay que preguntarse si es adecuado que vivan en lugares con climas calurosos; la respuesta es que no necesariamente.

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También, agregó, hay que tomar en cuenta los cuidados adicionales que requieren ciertas razas, por ejemplo, Shar Pei. “Debemos ver qué hay más allá de que un perro sea bonito; los Pug pueden presentar problemas de respiración”.

En el mundo, de acuerdo con la Federation Cynologique Internationale, organización canina, hay 343 razas reconocidas de perros. Tres son auténticamente mexicanas: xoloitzcuintle, chihuahueño y calupoh, subrayó.

Por eso, argumenta, es importante acercarse a un médico veterinario que brinde orientación respecto a esos temas, incluso cuando se trata de la adopción responsable de uno sin raza específica, mestizo, para determinar si es un buen candidato para determinada persona o familia.

Velasco Espinosa añadió: “siempre recomiendo -cuando van a adquirir o adoptar un animal de compañía- que se acerquen al médico veterinario; nosotros tenemos conocimiento de los grupos de razas, y sabemos si son adecuadas para el tipo de vida y el carácter de cada persona; por ejemplo, hay quienes tienen el carácter suficiente para dominar a un perro dominante”.

De igual modo, se requiere considerar las enfermedades más comunes: infecciosas, de origen bacteriano o viral, como bordetelosis (inflamación de vías respiratorias superiores), y parasitosis. En el caso de las hembras, también se presentan problemas asociados a la producción hormonal, de útero, ovarios, glándula mamaria o neoplasias.

Foto: Cuartoscuro | Elizabeth Ruiz

También se atienden problemas cardiovasculares, neurológicos, dermatológicos, oftalmológicos y hasta de alergias, que antes eran poco conocidos.

Expuso que de acuerdo con la Primera Encuesta Nacional de Bienestar Autorreportado (ENBIARE, 2021), 73.4 por ciento de la población adulta en áreas urbanas y rurales declaró cohabitar con animales de compañía.

Además, en 69.8 por ciento de los hogares se cuenta con alguno de estos, los cuales alcanzan la cifra de 80 millones: 43.8 millones son caninos, 16.2 millones felinos y 20 millones de otras especies.

La universitaria detalla que son parte esencial de la vida diaria del ser humano y de su compañía; nos brindan momentos de alegría. Sin embargo, no es así en todos los casos. Un alto porcentaje vive en condiciones inadecuadas.

Un perro necesita espacio, estar alejado del calor y del frío, así como contar con alimentación completa, nutritiva y adecuada. También es importante que pueda desarrollarse y comportarse de la manera que le corresponde, que juegue, sea feliz y esté libre de enfermedades, comenta la especialista.

Hay quienes tienen una idea distinta y no cumplen con esas recomendaciones, los maltratan al tenerlos en azoteas expuestos a condiciones climáticas adversas, sin alimento y, en ocasiones, hasta los golpean.

Cuando esto sucede su salud se deteriora, toda vez que están propensos a enfermedades respiratorias o problemas dermatológicos graves, con consecuencias que pueden ser permanentes.

Aunque los refugios son importantes para ayudar a controlar el problema de la presencia desmedida de perros en las calles, esa no es la solución, destaca Ana Paola Velasco. Se debe fomentar la cirugía de esterilización para los perros de compañía y como una medida efectiva de control de la población canina sin hogar.

Además, ese procedimiento trae múltiples beneficios. Luego de subrayar que es un mito que se debe dejar a las hembras tener por lo menos una camada para poder esterilizarlas, la experta explica que esa cirugía disminuye la posibilidad de presentar tumores de glándula mamaria, patologías ováricas (tumores, quistes), neoplasias y acumulación de líquidos anormales en el útero, etcétera.

En los machos, con la castración disminuyen los problemas de próstata y los tumores testiculares, incluso hay beneficios en la conducta. Al disminuir la cantidad de hormonas que se producen, se contribuye a que el animal sea menos territorial y más controlable sin importar su raza. “Hay que derribar mitos como que la cirugía produce obesidad o cáncer”. En realidad, se prolonga su vida, remarcó.

Asimismo, recuerdó que el Hospital de Pequeñas Especies de la FMVZ ofrece esa cirugía y atención en todas las áreas de especialidad y servicios de diagnóstico. “Celebremos el Día Mundial del Perro en compañía de nuestros animales y haciendo un acto de reflexión sobre si realmente les estamos dando lo que necesitan. Eso es lo más importante”.

Además, destacó que los animales sueltos representan un problema de salud pública por el contagio de parasitosis; las heces en la calle son un modo de transmisión de enfermedades, enfatiza la académica universitaria.

En la actualidad hay casos de “humanización” de los animales. Parte de su libertad debe ser el respeto de las conductas propias de su especie; no obstante, el vínculo que hemos creado es tan fuerte que los sobreprotejamos, reitera Velasco Espinosa.

En el centro comercial vemos perros en carriolas; puede ser que el animal tenga tetraparesia (debilidad muscular en las cuatro patas) y no pueda caminar.

Pero también puede tratarse de un vínculo errático con el humano, de un apego ansioso de la persona. Hay que ser cuidadosos, y siempre ayudados por el médico veterinario, poner límites y evitar dañar la libertad conductual, de comportamiento.

Los perros son parte de la familia, pero permitirles que en realidad lo sean y se comporten como tales son de los beneficios que les damos como tutores. “A veces los estresa más llevarlos cargados todo el tiempo. Hay que encontrar los límites”, concluyó.

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