Productores de amaranto buscan certificación de origen; advierten sobre imitaciones "chafas" de alegrías

El amaranto y la alegría de Tulyehualco y Xochimilco fueron declaradas en el 2016 Patrimonio Cultural Intangible de la CDMX

Patricia Carrasco | La Prensa

  · jueves 9 de marzo de 2023

Productores indicaron que la pandemia de Covid-19 detuvo el trámite de certificación / Foto: Patricia Carrasco, La Prensa

Gran cantidad de piezas de la famosa alegría de amaranto, que se venden en la Ciudad de México, ya sea en mercados públicos, en calles, Metro no todo se produce en Xochimilco, Tláhuac y Milpa Alta, sino vienen de Puebla, Tlaxcala y Morelos, pero están elaboradas con alta fructuosa, no con miel, azúcar o piloncillo como es la receta tradicional, por lo que no reúne las características nutricionales que la han hecho famosa.

En Tulyehualco y otras alcaldías capitalinas, se elabora como antaño con miel o piloncillo, pepitas, cacahuate, pasas y nuez mezclado con una miel de piloncillo, por lo cual es muy nutritivo para comer en cualquier momento del día, aseguró Pedro Matías Molotla Franco, Secretario de la Feria de la Alegría y el Olivo, en entrevista con La Prensa.

Se busca la certificación

Por lo que subrayó que ante las malas imitaciones de la alegría, los productos de Xochimilco desde hace 5 años buscan la Certificación de Origen de la Ciudad de México, del famoso y consumido dulce mexicano.

“Tulyehualco reclama la denominación de origen del amaranto, pues este pueblo de la capital y algunos de Morelos mantuvieron su cultivo pese a las restricciones de la época de la Colonia”, argumentó.

El productor comentó que la pandemia por el Covid-19 detuvo el trámite, que también debe de cubrir el hecho de ser 100 por ciento orgánico, por lo cual no debe de utilizar pesticidas para los cultivos, sino compostas, descomposición de alimentos y de utilizarlo como fertilizante.

Así como purificar la tierra con yeso agrícola, “eliminar las impurezas de la tierra, combaten salen minerales y se recupera la parte orgánica de la tierra de cultivo”. El proceso, reconoció, lleva entre 8 y 10 años, depende la salinidad del terreno, resaltó.

Foto: Patricia Carrasco

Declaradas Patrimonio Cultural Intangible de la CDMX

Recordó que el amaranto y la alegría de Tulyehualco y Xochimilco, fueron declaradas en el 2016 Patrimonio Cultural Intangible de la CDMX.

Y en la zona de Tulyehualco cerca de 4 mil familias se dedican a su cultivo en forma directa y diversa, y en transformadores que si bien ya no se dedican abiertamente a la transformación y comercialización, lo que hacen es elaborar las alegrías en pocas cantidades y lo venden a sus familias, amigos y en sus centros de trabajo.

En nuestro país se comenzaron a comer las palanquetas o alegrías en el periodo post revolucionario. La leyenda en Tulyehualco cuenta que a un sacerdote se le ocurrió mezclar miel de abeja con amaranto y cuando la gente la comenzó a consumir empezó a sonreír, por eso le pusieron alegría, narró.

“El otro mito es que cuando se está tostando el amaranto, las semillas brincan tan bonito, parece que están bailando y se ven alegres”. Otra versión de su preparación es que el amaranto se mezclaba con piloncillo, agua y jugo de limón.

El amaranto es uno de los cereales más internacionales que existen y algunas de las plantas de donde proviene, se cultivan como hortalizas de hoja, pseudocereales y plantas ornamentales.

Amaranto, alimento de los Dioses

Es nativo de México y hay pruebas de ello, pues hay restos arqueológicos, donde hubo vestigios de la planta de más de 5 mil años a.C., como los de Zohapilco, en la Cuenca de México.

Molotla Franco expuso que hay más de 50 productos derivados del amaranto, un alimento que ha demostrado un elevado potencial alimenticio.

Santiago Tulyehualco se distingue por su importante cultivo y producción de productos derivados del amaranto, como galletas, pan, dulces típicos, mazapanes, pasta para hacer sopa, tostadas, croquetas, albóndigas, hamburguesas, cremas, champús, obleas, churritos, tortas y atoles.

De acuerdo a información de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, los mexicas formaban figuras de sus deidades con la semilla molida del amaranto, mezclada con miel de maguey, se llamaba tzoalli. Así recreaban la forma de Tezcatlipoca, Quetzalcóatl, Tláloc, Chalchiuhtlicue, Coatlicue, Xiuhtecuhtli, Chicomecóatl, Matlalcueye, Iztactépetl y Opuchtli, el objetivo era personificar y sacralizar “su carne” y luego la consumían en rituales.

El amaranto es un alimento nutritivo lleno de proteína de alta calidad, fibra, rico en lisina y otros aminoácidos, por lo que es uno de los mejores alimentos de origen vegetal para la nutrición humana. “Es una planta que más aporte tiene para la ecología y la alimentación”.

Pedro Matías aseguró que el mayor consumidor del amaranto es la Ciudad de México. Puebla es el principal productor de la planta, pero no lo consumen tanto”.

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