Tras décadas de alegrar el paso de los capitalinos por las calles y ser un referente de turistas tanto nacionales como extranjeros, que los admiran por la destreza de cómo cargan y hacen sonar su instrumento de trabajo, a los organilleros de la Ciudad de México se les hace justicia al considerarlos parte del Patrimonio Cultural Inmaterial de la metrópoli.
Los difusores de las melodías que salen el organillo, instrumento musical inventado a principios del siglo XIX que cargan en la espalda, tras un trabajo de cabildeo y asesoramiento, lograron con el apoyo de la vicecoordinadora de la asociación parlamentaria Izquierda Liberal del Congreso de la Ciudad de México, Andrea Evelyne Vicenteño Barrientos, que su oficio forme parte del patrimonio de la urbe.
Vestidos con su distintivo uniforme y gorra color kaki, con los que se les distingue desde los años 20’s del siglo pasado, los organilleros asistieron al recinto de Donceles y Allende en donde atestiguaron que la mayoría de los 66 legisladores locales apoyaron que su actividad forme parte del Patrimonio Cultural Inmaterial.
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A la propuesta de Vicenteño se sumó la congresista de Morena Valentina Valia Batres Guadarrama y ambas, hicieron labor entres sus pares para conseguir el objetivo.
El punto de acuerdo presentado por la legisladora de Izquierda liberal y que fue aprobado, va dirigido a exhortar a la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México a hacer formalmente esa declaratoria.
Resulta que con la votación a favor de los diputados de las diez fracciones y asociaciones parlamentarias, se logró sacar en sentido positivo el acuerdo y al respecto, Andrea Vicenteño Barrientos, en presencia de integrantes de la Unión de Organilleros de México que respaldaron la propuesta, sostuvo que no se debe permitir desaparezca esa tradición que hace agradable caminar por las calles del Centro Histórico, principalmente, así como de lugares emblemáticos de las 16 alcaldías.
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La diputada local aclaró que se trata de hombres y mujeres con la herencia de esos organilleros que en su momento fueron la compañía del Ejército durante la Revolución y que hoy portan un atuendo en honor a los “Dorados de Villa”.
Hizo notar que la metrópoli sobresale en el mundo por su historia y diversidad cultural, de la que forman parte los organilleros; sin embargo, hoy subsisten sólo 400 en la Ciudad de México, mientras que cien en otras partes del país.
“Debemos promover acciones que protejan nuestro patrimonio, y los organilleros, lo son, por ello, debemos perpetuar lo que nos han dado a lo largo de la historia”, precisó.
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Mencionó que esas personas que hacen que los organillos interpreten diversas melodías, por lo que piden una cooperación, no tienen un salario fijo ni prestaciones que le den seguridad a ellos y sus familias.
Consideró, además, que son víctimas de la incomprensión legal y de la falta de empatía, porque han sido detenidos y presentados ante el juez calificador sólo por ejercer esa actividad en las calles.
Explicó que caminan grandes distancias con el instrumento que pesa hasta 80 kilos en busca de una moneda de la población, y bajo condiciones climáticas adversas.
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Andrea Evelyne Vicenteño Barrientos, desde la tribuna del Congreso capitalino, llamó a la sensibilización a ciudadanos y diputados, para brindar apoyo a ese oficio, más allá de colores e ideologías.
Pugnó por no permitir que los organilleros enfrenten la amenaza de la extinción, por el contrario, mantengamos su esencia para que las generaciones que siguen, disfruten de su música que es parte de la historia a lo largo de las distintas épocas.
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