En la primera ocasión que se realiza una misa sin feligreses en la Basílica de Guadalupe, el cardenal Carlos Aguiar Retes y el cabildo del templo mariano elevaron oración por los enfermos, médicos, enfermeras y demás personal que atiende a los afectados por el Covid-19, así como por los investigadores que buscan una cura definitiva, para que bajo el abrigo de la Morenita del Tepeyac reciban protección y sean ejemplo de caridad cristiana.
Por los que se han contagiado, para que experimenten el consuelo maternal de la Virgen de Guadalupe, y “por los que han muerto por ese virus”, que Dios en su infinita misericordia los tenga en su reino y por sus familiares, los conforte en su dolor.
En la celebración con 10 religiosos, el arzobispo primado de México convocó elevar una súplica dónde se le pida a Dios, que descubramos que nos quiere decir ante la pandemia, drama y tragedia mundial, que sepamos interpretar el signo de estos tiempos, que no se vea como un castigo divino, porque así Jesús lo indicó.
En el cuarto domingo de cuaresma, el cardenal nayarita señaló que mucha gente se preguntará quien pecó para que estemos padeciendo “semejante pandemia”, la respuesta de Jesús es contundente, ni él pecó ni tus padres tampoco.
En efecto, ante situaciones dramáticas, criticas y trágicas” tenemos la inquietud de quién fue responsable de los sucedido, Jesús indica que más bien debemos preguntarnos qué quiere Dios de nosotros ante los acontecimientos”.
En su homilía, el prelado destacó que “debemos preocuparnos por alimentar no solo el cuerpo y atenderlo, sino también por alimentar el espíritu, abrirnos a la trascendencia, a la mirada del más allá, crecer y desarrollar mi experiencia de Dios, Padre de misericordia, que ha creado este planeta, para que sea nuestra casa común, que ha dejado en nuestras manos la responsabilidad de cuidarlo, respetando sus leyes naturales para su conservación.
Hemos perdido el horizonte del destino para el cual fuimos creados. Nos preocupamos solamente del presente inmediato sin tener en cuenta el futuro. Estamos ciegos al no reconocer nuestra vocación a la trascendencia, nuestro destino a la vida eterna.
Necesitamos encontrarnos con Jesucristo, para que nos ayude a ver y descubramos lo que debemos hacer, cómo debemos actuar e intervenir en esta pandemia. Así descubriremos que nos necesitamos, y debemos actuar solidariamente mirando el bien no solo personal, sino también de la sociedad en sus distintas expresiones: barrio, colonia, ciudad, país, mundo.
“Agradezco a Televisa, El Heraldo de México, Grupo Multimedios, Univisión, Azteca noticias, y muchas redes digitales que han dispuesto sus plataformas de comunicación para seguir alimentando nuestro espíritu en estas circunstancias, que impiden a los fieles asistir y participar físicamente en nuestras habituales celebraciones eucarísticas de los domingos.
“El Señor les recompense abundantemente, y sea en provecho de todos los que virtualmente están participando en esta celebración”, manifestó.
Se elevó una oración a la virgen: bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, escucha nuestras oraciones, atiende nuestras súplicas, acompáñanos, protégenos, cuídanos.
Bajo tu amparo nos quedamos Señora y Madre Nuestra, te lo pedimos, por tu Hijo Jesucristo, Nuestro Señor. Amén
EG