Las nuevas construcciones están agotando zonas de recarga hídrica en la Ciudad de México, y los servidores públicos por no perder votos, se limitan a echar culpas al Cutzamala y a la escasa lluvia, consideró la profesora de la UAM, Delia Montero Contreras.
La especialista resaltó que las zonas de recarga de agua podrían ser los bosques, pero se están acabando por la desmedida edificación de edificios, casas, proyectos que ejercen una mayor presión sobre el recurso, pero es un problema del que casi nadie habla
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La investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) alertó: “estamos en un escenario grave que ningún tomador de decisiones quiere enfrentar por el tema político.
Aunque refirió que no es el principal punto del conflicto, porque 60 por ciento del abasto proviene del subsuelo de la Ciudad de México y la infiltración no se da ni siquiera con buenas precipitaciones debido a que no hay sitios para hacerlo”.
Asimismo, consideró que si no hay una sanción y no se aplica la ley “seguirán con un gran consumo del líquido a pesar de la emergencia, por lo que es prioritario informar de un incentivo si reutilizan una parte importante que lleve a disminuir la extracción de los pozos, lo cual sería una política sustentable”.
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Remarcó que en la Ciudad de México hay una gran inequidad en el abasto del agua potable, porque mientras en algunas áreas un residente consume 350 litros diarios, en Iztapalapa, por ejemplo, sólo pueden acceder a 50 y a veces ni siquiera les llega el recurso, siendo que el consumo confort es de 150 litros por persona al día.
La académica del Departamento de Economía y fundadora de la Red de investigación en Agua de la UAM destacó que ésta organiza actividades todo el año, con el fin de reconocer el trabajo de acarreo de las mujeres para llevar el líquido a sus hogares en lugares donde no hay, tal es el caso del Primer Seminario de Estudiantes de Maestría y Doctorado, al igual que la indagación desde diversos enfoques que se realiza en toda la Institución.
En ese trabajo colaborativo “hemos hecho acciones muy bonitas porque el agua es un tema que puede manejarse desde la ciencia, la tecnología, los ámbitos social o económico, y en la universidad desde hace muchos años damos alternativas viables y planteamos objetivos realistas y alcanzables“.
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Refirió que en la temporada de estiaje sólo se invita a los habitantes de la capital a cuidar el bien hídrico, sin decir, las medidas que deben adoptar, mientras que a las empresas les hacen el llamado al ahorro, aunque con la concesión de pozo y la autorización de extraer determinados metros cúbicos diarios, realmente no se sabe cuánto sacan”.
La doctora Montero Contreras puntualizó que además la calidad es muy mala y puede generar enfermedades de la piel, sobre todo a los menores de edad, razón por la cual en esa región se consume alrededor de un litro del producto embotellado al día por habitante e incluso hay quien compran hasta de las purificadoras para bañarse.
Precio garrafón Iztapalapa
“Antes de la pandemia el precio del garrafón en Iztapalapa o la zona oriente era de entre siete y 16 pesos, pero con el incremento de la demanda en los hogares durante la crisis sanitaria sorprendentemente la mayoría unificó el costo a 18 pesos”, lo cual impactó mucho en el ingreso de las familias porque muchos de sus integrantes perdieron el empleo, expuso.
La investigadora resaltó que a la fecha siguen comprando hasta cuatro garrafones por semana, es decir, desembolsan hasta 400 pesos al mes, sin obviar que alguno podría adquirir un garrafón de agua de marca cuyo precio oscila en los 50 pesos.
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