Mujeres en la Ciudad de México sufren discriminación o trabas para acceder a una vivienda en renta o compra, por lo que expertos urgen a que se hagan modificaciones a las leyes y programas sociales de la capital.
Carla Escoffié, abogada y especialista en vivienda, explicó que es necesario crear una ley inquilinaria con la intención de proteger y garantizar el derecho a un techo de poblaciones vulnerables como las mujeres, ya que existen denuncias de que los caseros o las empresas inmobiliarias les condicionan la renta o compra de inmuebles a través de un aval masculino e incluso les piden un acta de matrimonio.
“Es bastante frecuente y para nada aislado que a las mujeres les pidan demostrar que están casadas, un acta de matrimonio o un hombre que esté respaldando el arrendamiento. Y es algo muy común, pero que no se habla”, afirmó la abogada.
“En vivienda toda la familia tiene derecho, en específico en el artículo cuarto de la constitución que está compaginado con el 123, que es donde está el tema del Infonavit, bajo la lógica de que si el hombre trabajador tenía acceso a un crédito del Infonavit podía comprar una casa. El hombre, esposo o papá de una familia era el propietario, a través de él ya se garantizaba a las mujeres su derecho a la vivienda, pero sin nombrarlas. Eso fue en la década de los 70. Hoy, 50 años después, la posibilidades de vivienda están muy limitadas para las mujeres”, explicó.
De acuerdo con la litigante, las autoridades de la Ciudad de México no cuentan con estudios, cifras o políticas públicas sobre discriminación o la falta de oportunidades que padecen las mujeres al momento de intentar acceder a un bien inmueble por arriendo o compra.
“Hay una discriminación constante, no hay datos sobre arrendamiento de mujeres, algunos muy escasos sobre propietarias de una vivienda”, denunció Esocoffié, quien desde hace años ha atendido casos de discriminación contra mujeres en materia de vivienda.
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Un ejemplo de este problema, es el de Dulce y Jessica, quienes son amigas desde la universidad y por temas económicos cada una no puede rentar un departamento, por lo que desde hace seis años decidieron unirse y vivir como roomies. Para rentar han tenido que buscar un aval hombre de su familia, quien ha sido solicitado por los propietarios de los inmuebles.
“Hace seis años, no lo veíamos de esta forma. Primero tuvimos como aval hombre, porque el abuelito de Dulce, era la única persona en nuestras familias con una propiedad a su nombre. En ese momento no teníamos a alguna de nuestras mamás, una tía, abuelita con una propiedad.
“Y hace dos años que tuvimos que dejar el primer departamento en el que vivimos, el nuevo casero si nos pidió un aval que de preferencia fuera hombre, y que nos respaldara, porque cree que somos muy jóvenes para comprometernos con el pago de una vivienda”, detalló Jessica, quien tiene 31 años, es soltera y tiene un trabajo estable.
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De acuerdo con Escoffié, el número de propietarias de una vivienda es muy limitado, en comparación con los hombres. Hasta el momento, el papel que ocupa una mujer en temas inmobiliarios es el de copropietaria.
“Esto afecta a mujeres que quieren acceder a vivienda en compra o venta, y también a otros grupos como población LGBT, discapacidad, grupos racializados. Las bases se construyeron o para la mujer, o no para el hombre, y aún hay mecanismos con estos sesgos. En la Ciudad de México han habido mejoras en cuanto al número de mujeres que acceden a vivienda , sigue siendo diferenciada a la de los hombres”, instó.