El entorno inflacionario con los altos costos en los precios de los alimentos en los últimos años, ha erosionado la economía familiar y ha puesto en jaque su calidad de vida. En esta situación el Buen Fin va a contraflujo de lo que habría que hacerse en tiempo de incertidumbre económica.
Así lo manifestó Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC), quien recordó que el objetivo del Buen Fin es ofrecer ofertas “nunca antes vistas”, sin embargo, precisó que la mayoría de esas ventajas y promociones es el financiamiento a meses sin intereses, lo que puede generar la tentación de incurrir en gastos de “tarjetazo” y correr el riesgo de enfrentar deudas impagables.
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El Buen Fin es una campaña que promueve el consumismo, la cual empezó en el año 2011 durante el sexenio de Felipe Calderón con el objetivo de aumentar las ventas comerciales en el país, buscando replicar la tradicional compra de saldos del mercado norteamericano en su jornada del Black Friday, recordó Rivera.
“El gobierno federal convoca y promociona esta iniciativa, llegando a la cita en las tiendas departamentales y de servicio, que recibieron a cambio estímulos fiscales; mientras que para aumentar el poder de compra de los consumidores se adelantó la entrega del aguinaldo al mes de noviembre y se les ofreció un sorteo con premiaciones económicas a quienes compran con tarjetas de crédito”, explicó.
Asimismo, indicó que a pesar de ello, esta campaña se ha visto empañada por prácticas engañosas de no pocos comercios participantes que ofrecen productos obsoletos y que cargan al precio el costo del financiamiento de meses sin intereses.
Otra deficiencia registrada, dijo, es la venta de productos sin stock, obligando a los compradores a terminar en cancelación de compra. Qué decir del reetiquetado de precios días previo al Buen Fin (suben el precio para aparentar rebajas).
El incumplimiento de las garantías ha sido otro de los yerros: el retraso en los tiempos de entrega y, el máximo de los delitos, de los cuales hay registro, fraudes maquinados a la sombra de la letra chiquita que regularmente los compradores confiados no atienden.
En estos trece años los consumidores mexicanos hemos tenido una curva de aprendizaje dolorosa y costosa al haber sido presa en alguna ocasión de estas malas prácticas comerciales”, precisó Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC).
En 2021, compañías importantes como Walmart, Suburbia, Sears y restaurantes de la cadena VIPS, anunciaron su salida del Buen Fin y decidieron armar sus propias campañas comerciales como el Hot Sale, bombardeando al mercado en el último trimestre del año con distintas tentaciones de consumo, aturdiendo al consumidor al recibir una tras otra de las supuestas ofertas provocando su endeudamiento.
En este año, la edición oficial del Buen Fin es del 15 al 18 de noviembre; sin embargo, en la práctica muchos negocios la extenderán hasta el 20 de noviembre en busca de exprimir al máximo la oportunidad de venta.
El entorno inflacionario con los altos costos en los precios de los alimentos en los últimos años ha erosionado la economía familiar y puesto en jaque su calidad de vida. En esta situación el Buen Fin va a contraflujo de lo que habría que hacerse en tiempo de incertidumbre económica.
Ante tal situación, la ANPEC convocó a la población a tener un consumo responsable, priorizar las compras necesarias sobre lo suntuario y prescindible, evitar endeudamientos que nos lleven a cuentas impagables y a la morosidad, todos debemos entender que la coyuntura actual es de economías apretadas, por lo que el Buen Fin aparece como una “exquisita provocación consumista”.
“Mientras por un lado el gobierno convoca al Buen Fin, por el otro firma junto con los supermercados la renovación del Paquete contra la Inflación y la Carestía (PACIC), cuyo objetivo es reducir el precio de veinticuatro alimentos de la canasta básica a $910.00, en busca de economizar $129.00 en auxilio a las finanzas familiares.
Esto significa: economizar con el PACIC y gastar con el Buen Fin, lo que empuja a muchos consumidores a engancharse con créditos, cuyo pago estresa aún más la economía familiar, en lugar de generar algún alivio.
“Están haciendo bolas a la gente: ¿deben cuidar el gasto o consumir como en tiempos de jauja? La apuesta debe ser por una ética de consumo responsable. Al pequeño comercio también le toca resistir el Buen Fin cuando nuestros clientes, ya de por sí con economías al límite, llegan a pedir fiado a nuestros puntos de venta para comprar lo esencial, los alimentos del día a día, al verse apretados por pagar las deudas contraídas en este evento”, sentenció Rivera.
El líder de la ANPEC confió en la responsabilidad de los consumidores para planear sus compras, de acuerdo con su capacidad de pago, a fin de caer en fraudes o deudas impagables. Destacó la importancia de que las personas antes de comprar verifiquen la garantía del producto, lea las “letras chiquitas”, presupuestar con anticipación su gasto, a fin de no caer en el impulso del “tarjetazo”.
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