La presidenta nacional de Género de la Asociación Nacional de Magistrados de Circuito y Jueces de Distrito del Poder Judicial de la Federación, Julia María del Carmen García González, afirmó que los micromachismos son gestos, dichos y conductas de violencia sutil mínima, aparentemente inofensivas, que refuerzan la desigualdad.
Advirtió que al mismo tiempo son caldo de cultivo para que crezcan otras violencias, incluida la de género. Por ello, dijo, es importante evitarlos y que las personas servidoras públicas reciban a través de la capacitación herramientas que permitan generar otras formas de convivencia.
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Al dictar la conferencia “Visibilizando los micromachismos para construir modelos de masculinidades alternativas”, en el marco del Día Internacional de la Mujer, agregó que todas las personas incurren en este tipo de violencias, incluso las mujeres.
Ante la titular de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México, Myrna Araceli García Morón y personas servidoras públicas de este organismo defensor, explicó que de acuerdo con Luis Bonino, quien acuñó el término micromachismo, estos son comportamientos masculinos que fuerzan, coartan o minan la autonomía de las mujeres y son graves porque refuerzan la posición de dominio de un grupo sobre otro.
“Son pequeñas tiranías o violencias de baja intensidad, son difíciles de detectar porque las asumimos como hábitos comunes, es la forma en que coincidimos siempre, es la forma en que interactuamos con la familia, amistades y en el espacio público”, sostuvo.
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Aseguró que los micromachismos son graves porque sostienen la desigualdad, al repetirse todos los días, a toda hora, en todos los espacios; además, bajo esos modelos de masculinidad, las mujeres empiezan a ser sexualizadas y modeladas a través del juego, asignando el espacio público para los niños y el doméstico para niñas, por ello continúa la resistencia en el tema de paridad y se cuestiona por qué quieren ocupar más espacios públicos.
“Hay hombres que corrigen, interrumpen y monopolizan la palabra cuando hablan con ellas y más del 80% de mujeres que sufren violencia en espacios laborales no lo dicen ni denuncian, por la alta probabilidad de que se les califique como problemáticas, sean cambiadas de área, excluidas, despedidas, anuladas, aisladas y les impongan trabajo extra, por ello han aprendido a pasar inadvertidas, pues entre más invisibles seamos, menos conflictivas y menos problemáticas”, aseveró la ponente.
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