/ domingo 28 de mayo de 2023

Menstruar tras las rejas, un desafío para las internas de CDMX

Dentro de los reclusorios utilizan pedazos de periódico, trozos de ropa y hasta cubrebocas para gestionar su menstruación

“No te queda de otra más que utilizar lo que tienes a la mano. Y lo que tenía era mi pantaleta, la doblaba en cuadritos, me la ponía y la lavaba para reutlizarla, usaba un calcetín o cortaba una esponja en cachos”, cuenta Blanca Estela Guevara, quien estuvo en prisión durante 10 años.

En el Sistema Penitenciario de la Ciudad de México hay un registro de 25 mil 520 personas privadas de la libertad, de las cuales mil 532 son mujeres distribuidas en dos penales: Santa Martha Acatitla y Tepepan.

Puede interesarte: Preliberación de reos no frenará contagios en cárceles capitalinas

En estos espacios ellas deben buscar la forma de ganar dinero para comprar sus productos de higiene menstrual.

“Al principio la familia saca su guardadito y te provee los primeros tres meses de toallas sanitarias y de cosas más indispensables como jabón de baño, cepillo de dientes y pasta, pero los recursos poco a poco se van acabando.

“Yo hacía quehacer, llevaba garrafones de agua a las estancias, algún mandado o cualquier cosa que pueda generar dinero, pero llega un momento en que no tienes la economía suficiente para comprarte unas toallas dentro de la institución, porque no las otorgan, las venden”, explica Blanca en entrevista con El Sol de México.

De acuerdo con el Diagnóstico Sobre las Condiciones de Vida de las Mujeres Privadas de la Libertad, de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CDNH), los precios de las toallas sanitarias dentro de los reclusorios se eleva a la mitad del costo comercial, por lo que 21 por ciento de las mujeres en prisión no tiene acceso a ellos.

En tiendas de la Ciudad de México un paquete de 10 toallas cuesta entre 25 y 40 pesos. Una sola toalla sanitaria dentro de reclusión puede llegar a costar hasta 10 pesos, por lo que un paquete de 10 equivale a 100 pesos.

“Llega un momento en que sólo te puedes cambiar una vez al día la toalla porque no tienes más para cambiarte, afuera te cambias tres o cuatro veces al día, en el reclusorio así estés manchada del pantalón y con la toalla que ya no soporta más líquido, nos tenemos que aguantar”, señaló Blanca.

Beatriz Maldonado Cruz estuvo seis años en prisión y después fundó la Asociación Civil Mujeres X por la Libertad. Ella ayuda a quienes aún permanecen presas a través de donaciones de kits de higiene.

“Cuando llegas a prisión no te dan absolutamente nada, el primer día que me llegó mi menstruación tuve que ocupar mis calcetines, después corté un pantalón que me dieron talla 40 con una navaja de un rastrillo, hice varios lienzos hasta que lo dejé en short para poder usarlos”, contó.

La asociación se alió con el Consejo para Prevenir y Erradicar la Discrminación (Copred) para analizar este problema. Como resultado de la alianza surgió el estudio “Periodo tras las rejas”.

Beatriz pudo saber a través de ese estudio que 60 por ciento de las mujeres que han estado en prisión son olvidadas por sus familiares, por lo que cada vez se vuelve más difícil que tengan acceso a los insumos básicos de higiene personal y medicamentos para que vivan adecuadamente su menstruación.

Manifestó que a pesar de que en México se eliminó el cobro de IVA a los productos de gestión menstrual, este es un avance que no sirve para las mujeres en reclusión, ya que adentro no hay empleo, no tienen cómo comprarlas y se ven obligadas a utilizar todo menos una toalla.

Su asociación, la Cruz Roja, y colectivos realizan donaciones de productos básicos para la higiene personal y gestión menstrual de las mujeres en los centros penitenciarios, sin embargo, asegura, no son suficientes.

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Beatriz estuvo seis años en prisión y después fundó la Asociación Civil Mujeres X la Libertad / Aracely Martínez | El Sol de México

“Cuando yo estuve no había una atención dentro del sistema penitenciario para proporcionarnos atención a la salud sexual y reproductiva y menos si te rosas, te irritas, te enfermas o te dan infecciones vaginales. Vas a servicio médico y no hay nada para eso, si a caso te dan un paracetamol”, lamentó.

En abril, la diputada local Marisela Zúñiga presentó ante el Congreso capitalino una iniciativa para que la Secretaría de Salud local otorgue de manera gratuita toallas sanitarias para mujeres privadas de la libertad en centros penitenciarios y tengan una menstruación digna. Los legisladores de la Ciudad de México aún discuten esa propuesta.

“No te queda de otra más que utilizar lo que tienes a la mano. Y lo que tenía era mi pantaleta, la doblaba en cuadritos, me la ponía y la lavaba para reutlizarla, usaba un calcetín o cortaba una esponja en cachos”, cuenta Blanca Estela Guevara, quien estuvo en prisión durante 10 años.

En el Sistema Penitenciario de la Ciudad de México hay un registro de 25 mil 520 personas privadas de la libertad, de las cuales mil 532 son mujeres distribuidas en dos penales: Santa Martha Acatitla y Tepepan.

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En estos espacios ellas deben buscar la forma de ganar dinero para comprar sus productos de higiene menstrual.

“Al principio la familia saca su guardadito y te provee los primeros tres meses de toallas sanitarias y de cosas más indispensables como jabón de baño, cepillo de dientes y pasta, pero los recursos poco a poco se van acabando.

“Yo hacía quehacer, llevaba garrafones de agua a las estancias, algún mandado o cualquier cosa que pueda generar dinero, pero llega un momento en que no tienes la economía suficiente para comprarte unas toallas dentro de la institución, porque no las otorgan, las venden”, explica Blanca en entrevista con El Sol de México.

De acuerdo con el Diagnóstico Sobre las Condiciones de Vida de las Mujeres Privadas de la Libertad, de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CDNH), los precios de las toallas sanitarias dentro de los reclusorios se eleva a la mitad del costo comercial, por lo que 21 por ciento de las mujeres en prisión no tiene acceso a ellos.

En tiendas de la Ciudad de México un paquete de 10 toallas cuesta entre 25 y 40 pesos. Una sola toalla sanitaria dentro de reclusión puede llegar a costar hasta 10 pesos, por lo que un paquete de 10 equivale a 100 pesos.

“Llega un momento en que sólo te puedes cambiar una vez al día la toalla porque no tienes más para cambiarte, afuera te cambias tres o cuatro veces al día, en el reclusorio así estés manchada del pantalón y con la toalla que ya no soporta más líquido, nos tenemos que aguantar”, señaló Blanca.

Beatriz Maldonado Cruz estuvo seis años en prisión y después fundó la Asociación Civil Mujeres X por la Libertad. Ella ayuda a quienes aún permanecen presas a través de donaciones de kits de higiene.

“Cuando llegas a prisión no te dan absolutamente nada, el primer día que me llegó mi menstruación tuve que ocupar mis calcetines, después corté un pantalón que me dieron talla 40 con una navaja de un rastrillo, hice varios lienzos hasta que lo dejé en short para poder usarlos”, contó.

La asociación se alió con el Consejo para Prevenir y Erradicar la Discrminación (Copred) para analizar este problema. Como resultado de la alianza surgió el estudio “Periodo tras las rejas”.

Beatriz pudo saber a través de ese estudio que 60 por ciento de las mujeres que han estado en prisión son olvidadas por sus familiares, por lo que cada vez se vuelve más difícil que tengan acceso a los insumos básicos de higiene personal y medicamentos para que vivan adecuadamente su menstruación.

Manifestó que a pesar de que en México se eliminó el cobro de IVA a los productos de gestión menstrual, este es un avance que no sirve para las mujeres en reclusión, ya que adentro no hay empleo, no tienen cómo comprarlas y se ven obligadas a utilizar todo menos una toalla.

Su asociación, la Cruz Roja, y colectivos realizan donaciones de productos básicos para la higiene personal y gestión menstrual de las mujeres en los centros penitenciarios, sin embargo, asegura, no son suficientes.

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Beatriz estuvo seis años en prisión y después fundó la Asociación Civil Mujeres X la Libertad / Aracely Martínez | El Sol de México

“Cuando yo estuve no había una atención dentro del sistema penitenciario para proporcionarnos atención a la salud sexual y reproductiva y menos si te rosas, te irritas, te enfermas o te dan infecciones vaginales. Vas a servicio médico y no hay nada para eso, si a caso te dan un paracetamol”, lamentó.

En abril, la diputada local Marisela Zúñiga presentó ante el Congreso capitalino una iniciativa para que la Secretaría de Salud local otorgue de manera gratuita toallas sanitarias para mujeres privadas de la libertad en centros penitenciarios y tengan una menstruación digna. Los legisladores de la Ciudad de México aún discuten esa propuesta.

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