La sequía que golpea al Valle de México por mal uso de agua no sólo afecta a la población, sino que sus impactos también pueden dañar al medio ambiente, advirtieron investigadores de la Universidas Autónoma del Estado de México.
La vegetación y todo el sector agrícola quedan vulnerables ante la falta de agua, indicaron los académicos Dolores Magaña Lona y Víctor Ávila Akerberg. Ambos apuntaron que las prácticas productivas han generado desertificación, al hacer más severa la falta de agua en zonas áridas.
Consideraron que es necesario cuidar y usar con responsabilidad el agua, haciendo un buena gestión del recurso hídrico, ya que estamos a tiempo de implementar acciones que permitan reducir la huella hídrica.
Dolores Magaña Lona, investigadora de la Facultad de Geografía, explicó que las sequías son una perturbación natural del clima, asociadas con periodos prolongados de escasez de agua, que se mide a través del déficit de valores de precipitación, humedad y evapotranspiración. Estas pueden darse de tres tipos: la primera puede ser meteorológica, que es cuando hay un déficit de precipitaciones; la segunda se ve reflejado en la vegetación y es conocida como sequía agrícola, lo que da paso a una sequía hidrológica, por el déficit de agua en los caudales de los ríos.
Esta manifestación meteorológica obedece a un sistema climático global que tiene que ver con la rotación de la tierra, la radiación del sol, la estación del año, los frentes fríos y fenómenos como la niña y el niño. Además, es importante señalar que existe una diferencia entre la aridez y la sequía, ya que suelen ser confundidas por sus similitudes. La primera es un estado climático natural, mientras que la segunda es un proceso de déficit de agua que es temporal.
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Por su parte, el investigador del Instituto de Ciencias Agropecuarias y Rurales (ICAR), Víctor Ávila Akerberg, destacó que este fenómeno tiene diversas causas, que van desde cuestiones naturales o con actividades humanas. Gran parte de está problemática está relacionada con el cambio climático, lo que provoca que las sequías aumenten en frecuencia, duración y severidad.
“A medida de que ha aumentado la temperatura del planeta, cae más precipitación de lluvia que en forma de nieve, lo que provoca que estemos perdiendo más agua congelada y al derretirse antes aumenta la evaporación y la transpiración, lo que provoca la disponibilidad de agua”, abundó.
La crisis del agua es uno de los principales riesgos que podemos llegar a vivir por el mal uso y cuidado del agua. Por ello es necesario que desde la sociedad civil, los gobiernos y las instituciones generen alternativas para una gestión integral de respeto del agua.
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