/ domingo 27 de agosto de 2023

La Prensa mantiene un potencial político y crítico: Nashieli Ramírez, presidenta de la CDHCM

En este texto describe cómo LA PRENSA se ha transformado en 95 años de periodismo

Desde 1928, La Prensa ha puesto en el centro del debate las funciones sociales que la nota roja, ese género que debe su nombre al color de la sangre, tiene para las personas que habitan y transitan, en un inicio por la Ciudad de México y posteriormente, por el país.

A través de este género periodístico, que muestra los eventos violentos y desastrosos que aparentemente rompen con la cotidianidad, desde catástrofes naturales hasta accidentes o delitos, La Prensa, a lo largo de su historia ha desarrollado un estilo particular, resultado de la evolución del género de acuerdo al contexto histórico, artístico y de los medios con los que ha contado para construir una narrativa atractiva y hasta seductora, que impacta las emociones y llega a la tripa de las y los lectores.

Reconociendo esta motivación, el periodismo de La Prensa mantiene un potencial político y crítico. Ahí donde las investigaciones oficiales fallan, la nota roja se escurre para dar información sobre lo que pasa en las calles, en nuestros barrios y en lo clandestino, por lo que este género periodístico se ha encargado de informar sobre todo aquello que, en un momento y lugar determinado, ha sido considerado como irrelevante para otros espacios en la escena noticiosa, sobre aquello que se considera y ha considerado como “desechable”: casos criminales fatídicos e historias olvidadas de personas ‘comunes’.

A su manera, denuncia la corrupción, y en otras ocasiones se beneficia de esos deslices que la autoridad se permite para vender las notas en lugar de cuidar la escena del crimen que podría conducir a la verdad y protección de las víctimas.

Desde sus inicios, se ha valido de elementos artísticos, literarios y visuales, para lograr captar la atención del público. Sus recursos son los títulos impactantes, las narraciones que detonan la imaginación y la fotografía, se busca conmocionar y estremecer al público a través de la presentación del horror de la realidad. Con frecuencia, estas notas brindan más oportunidad al público para entender el contexto en que suceden los crímenes que algunas columnas, ya sea porque son más accesibles y también porque son más francas o francamente reales.

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Es cierto que la nota roja puede ser apéndice de la violencia, sabemos que las narrativas también matan. Sin embargo, es innegable que la nota roja es la fuente de información periodística que al día de hoy permite tener datos “sombra” sobre la aún escasa estadística delictiva que evidencie la brutalidad de la discriminación hacia mujeres, gays, lesbianas, bisexuales y transexuales. Esa información sigue siendo al día de hoy fundamental para la documentación de casos que sirve a su vez para exigir a las autoridades un alto a los patrones delictivos hacia las personas excluidas de una sociedad.

Cada víctima tiene un nombre, cada una tiene un rostro y cuenta con una familia biológica o social que perpetúa su memoria para que no olvidemos

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Desde la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, reconocemos que dicho género ha sido un importante instrumento para las estrategias que empujan los derechos humanos en México, pues la nota roja tiene un valor social insustituible que permite la documentación de graves delitos y violaciones a derechos humanos en contra de las personas, principalmente, de las poblaciones que –de forma común– han sido discriminadas, excluidas y maltratadas por la sociedad.

Personalmente hemos colaborado con La Prensa en su actuar para impulsar el cambio discursivo, evitando el sensacionalismo y la revictimización; buscando colocar la responsabilidad en las personas agresoras y no en las víctimas, abordando los temas tabú desde nuevas perspectivas sin perder sus recursos narrativos característicos. Es un género periodístico que de alguna manera refleja y se vale de la moral de la sociedad, por lo que es necesario hacer un trabajo pedagógico amplio para ver en este género el potencial de transformación cultural que denuncie sistemas de opresión que perpetúan la violencia y la desigualdad en los ámbitos más locales, donde suceden y donde pueden tejerse, de manera principal, realidades distintas.

En esa ruta de transformación, celebramos sus 95 años de trabajo periodístico.

Síguenos en Facebook: La Prensa Oficial y en Twitter: @laprensaoem

Desde 1928, La Prensa ha puesto en el centro del debate las funciones sociales que la nota roja, ese género que debe su nombre al color de la sangre, tiene para las personas que habitan y transitan, en un inicio por la Ciudad de México y posteriormente, por el país.

A través de este género periodístico, que muestra los eventos violentos y desastrosos que aparentemente rompen con la cotidianidad, desde catástrofes naturales hasta accidentes o delitos, La Prensa, a lo largo de su historia ha desarrollado un estilo particular, resultado de la evolución del género de acuerdo al contexto histórico, artístico y de los medios con los que ha contado para construir una narrativa atractiva y hasta seductora, que impacta las emociones y llega a la tripa de las y los lectores.

Reconociendo esta motivación, el periodismo de La Prensa mantiene un potencial político y crítico. Ahí donde las investigaciones oficiales fallan, la nota roja se escurre para dar información sobre lo que pasa en las calles, en nuestros barrios y en lo clandestino, por lo que este género periodístico se ha encargado de informar sobre todo aquello que, en un momento y lugar determinado, ha sido considerado como irrelevante para otros espacios en la escena noticiosa, sobre aquello que se considera y ha considerado como “desechable”: casos criminales fatídicos e historias olvidadas de personas ‘comunes’.

A su manera, denuncia la corrupción, y en otras ocasiones se beneficia de esos deslices que la autoridad se permite para vender las notas en lugar de cuidar la escena del crimen que podría conducir a la verdad y protección de las víctimas.

Desde sus inicios, se ha valido de elementos artísticos, literarios y visuales, para lograr captar la atención del público. Sus recursos son los títulos impactantes, las narraciones que detonan la imaginación y la fotografía, se busca conmocionar y estremecer al público a través de la presentación del horror de la realidad. Con frecuencia, estas notas brindan más oportunidad al público para entender el contexto en que suceden los crímenes que algunas columnas, ya sea porque son más accesibles y también porque son más francas o francamente reales.

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Es cierto que la nota roja puede ser apéndice de la violencia, sabemos que las narrativas también matan. Sin embargo, es innegable que la nota roja es la fuente de información periodística que al día de hoy permite tener datos “sombra” sobre la aún escasa estadística delictiva que evidencie la brutalidad de la discriminación hacia mujeres, gays, lesbianas, bisexuales y transexuales. Esa información sigue siendo al día de hoy fundamental para la documentación de casos que sirve a su vez para exigir a las autoridades un alto a los patrones delictivos hacia las personas excluidas de una sociedad.

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Personalmente hemos colaborado con La Prensa en su actuar para impulsar el cambio discursivo, evitando el sensacionalismo y la revictimización; buscando colocar la responsabilidad en las personas agresoras y no en las víctimas, abordando los temas tabú desde nuevas perspectivas sin perder sus recursos narrativos característicos. Es un género periodístico que de alguna manera refleja y se vale de la moral de la sociedad, por lo que es necesario hacer un trabajo pedagógico amplio para ver en este género el potencial de transformación cultural que denuncie sistemas de opresión que perpetúan la violencia y la desigualdad en los ámbitos más locales, donde suceden y donde pueden tejerse, de manera principal, realidades distintas.

En esa ruta de transformación, celebramos sus 95 años de trabajo periodístico.

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Policiaca

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