A través del aprovechamiento de los aceites comestibles de desecho, la Central de Abasto lleva a cabo la producción de biodiésel de manera sustentable, se trata de la primera Planta Productora de Biodiésel con tecnología 100% mexicana capaz de producir tres mil litros al día.
El objetivo es promover una economía circular ya que reduce el uso de materias vírgenes, aceites nuevos, y da valor a los productos de desecho, en este caso, el aceite comestible de desecho proveniente de las cocinas.
En la Ciudad de México, existen 329 mercados públicos; la CEDA iniciará las tareas de recolección del aceite comestible de desecho en las cocinas de los mercados pertenecientes a las alcaldías de Iztapalapa, Iztacalco, Coyoacán y Benito Juárez (74 mercados).
Sobre el tema, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo informó que la producción de biodiésel servirá para que operen 200 autobuses y ya se hacen pruebas con RTP para ver si sería factible que éstos lo utilicen y ellos pagarían por este combustible que sería más barato que pagar diésel.
“Lo tercero que quisiera mencionar es el trabajo que éramos haciendo no solamente para el mantenimiento y conservación de la Central sino para convertir a la Central de Abasto en un centro de Energía renovable, como bien lo explicó Héctor tiene que ver con esta planta de biodiésel, es una plata que utiliza como materia prima el aceite usado de cocina que todos usamos en nuestros hogares, que unan también fábricas de alimentos, restaurante y servicios, se colecta este aceite usado de cocina y a partir de un procesamiento industrial se convierte en biodiésel”.
La CEDA desarrolló este proyecto celebrando dos convenios de colaboración, el primero con la Secretaria de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación de la CDMX (SECTEI), la cual proporcionó el recurso financiero por 4
millones de pesos con la finalidad de adecuar el espacio y comprar el equipo especializado; y el segundo, con el Instituto Politécnico Nacional (IPN) como asociado tecnológico para el proceso de instalación, puesta en marcha y la operación de la planta diseñada por investigadores del Centro Mexicano para la Producción más Limpia del IPN.
Para la instalación del proceso productivo, se acondicionó una nave tipo industrial existente de 200 metros cuadrados perteneciente al anexo de talleres mecánicos de la CEDA.
Actualmente, se ha concluido la etapa de instalación con todos los equipos del proceso y de servicios operando, y se ha dado inicio a la etapa de pruebas de estabilización a través de una producción de 5 lotes, cada uno de mil 500 litros; mediante la realización de pruebas de análisis, se verificará la calidad del bioaditivo en cumplimiento con estándares internacionales.
La planta tiene una capacidad instalada de mil 500 litros por lote en operación que le permitiría alcanzar una producción anual de 750 mil litros de bioaditivo en su primera etapa, cifra que representa aproximadamente el 32% de la meta de producción planteada por la Estrategia de Sustentabilidad Energética de la Ciudad.
El proceso, denominado IPN-GBD-1000®️ presenta tres características innovadoras Cero residuos o Zero Waste, teniendo como principal producto el biodiésel.
y como producto secundario a la glicerina, ambos con valor económico en el mercado, Alta eficiencia energética y rendimiento óptimo: 1 litro de ACR por 1 litro de biodiésel y un consumo energético menor a 0.5 kWh/litro.
El biodiésel puede utilizarse en sustitución parcial del diésel derivado del petróleo en motores de combustión interna tanto en el sector transporte (vehículos pesados), en el sector de generación de energía eléctrica (motores a diésel) y en elsector de generación de energía térmica (calderas a diésel o duales).
Al ser un combustible limpio y renovable, genera impactos positivos para avanzar en una transición energética ya que su uso representa una disminución de hasta el 80% en las emisiones de gases de efecto invernadero, con un beneficio directo a la calidad del aire al disminuir significativamente el nivel de contaminantes tales como material particulado, monóxido de carbono, óxidos de azufre e hidrocarburos no quemados.
Finalmente, representa una alternativa para el manejo adecuado del aceite vegetal usado, el cual, puede contaminar hasta 40 mil litros de agua por cada litro vertido directamente al drenaje.