En el terreno que alguna vez estuvo el edificio Oaxaca, torre que se dañó en el sismo de 1985, en la Unidad Nonoalco Tlatelolco, alcaldía Cuauhtémoc, se ubica “el Huerto Tlatelolco”, área donde se siembran diversas hortalizas, y las personas pueden ir comprar lechugas, acelgas, zanahorias, chayotes, espinacas hierbas de olor, coliflores, jitomates, cebollas, apio y chiles, huevos, todo fresco y a buen precio.
La esquina de la avenida Manuel González y Paseo de la Reforma, da paso a este huerto, que fue basurero del gobierno local: “ahí venían a tirar cascajo y Gabriela Vargas Romero, fundadora del proyecto se encargó de montarlo, platicó la activista y abogada Adriana Guerrero Olea.
En medio del concreto de Tlatelolco se puede disfrutar de este espacio de 1600 metros cuadrados, donde también se realizan actividades culturales, talleres, promoción de la agricultura urbana, visitas escolares e institucionales.
Así como el manejo integral de cultivos orgánicos, construcción de deshidratadores solares, bioconstrucción de techos con estructuras recíprocas.
Recibe visitantes de habitantes del conjunto urbano Tlatelolco, y de colonias vecinas: Peralvillo, Cuauhtémoc, Maza, Lagunilla y Tepito.
En un recorrido que realizó La Prensa por el huerto, se pudo observar a los voluntarios regando las macetas en el invernadero y en los surcos de tierra donde se cultivan las hortalizas, hierbas para tés, romero, lavanda, tomillo, mejorana y algunas flores.
Los alimentos cosechados los compra la comunidad, restaurantes, mercados orgánicos y se realizan donaciones, señaló Guerrero Olea, organizadora de la Feria Vegana del Tamal, que se encontraba en ese lugar.
Es un lugar adecuado para meditar y sentir un remanso en el camino, ante tanto ruido de carros y cláxones, que tiene árboles frutales, una buena diversidad de hortalizas y a personas amantes de la tierra que lo cuidan.
Gabriela Vargas y el resto de los colaboradores resaltan en su página web que los huertos urbanos aportan los beneficios ambientales propios de un área verde urbana de calidad, crean microclimas y hábitats para fauna y flora.
Permiten cerrar el ciclo de los nutrientes al generar suelo fértil, disminuye el desperdicio de alimentos, producen hortaliza nutritiva e integran a la comunidad.
En el predio del edificio Oaxaca, el cual tuvo 24 pisos, ubicado en Paseo de la Reforma 742, al quedar afectado por el sismo del 85, fue derribado en 1990; desde hace 10 años dio paso a este huerto, no mucho conocen, incluso ni los que vive en esa enorme unidad habitacional.
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Su fundadora describe en su página que la Organización se constituye formalmente en 2009 bajo el nombre de Colectivo Sembradores Urbanos, que fue una de las organizaciones pioneras en el tema de la agricultura urbana en la Ciudad de México.
Entre 2009 y 2012, tuvo como centro de operación el Huerto Romita, a partir del cual la organización desarrolló proyectos comunitarios con la comunidad local, así como con diversas instituciones.
La organización recibió apoyos del Banco Mundial, Fondo Canadá y la Fundación Starbucks que permitieron desarrollar proyectos comunitarios con vecinos del Huerto Romita, en las Comunidades para Adolescentes (DGTPA) y con dos escuelas oficiales de la Ciudad de México.
En 2012 la organización cambia su razón social por Culticiudad AC, obtiene la autorización como donataria y se conforma como la parte social de la empresa Cultiva la Ciudad S.A. de C.V. para desarrollar el proyecto socio-ambiental de Huerto Tlatelolco.
Esta huerta tiene como eje de trabajo traer el campo a la Ciudad; generar áreas verdes de calidad, educativas y productivas que involucran a la comunidad con su alimentación y promueven una cultura de urbanismo agrario.
Buscar fomentar la alimentación sustentable y saludable, transformar y regenerar espacios urbanos en áreas verdes productivas que proveen de alimentos frescos y agroecológicos para la comunidad local.
Así como facilitar procesos educativos y comunitarios a través de la construcción de espacios de cultivo de alimentos que fomenten el tejido y la cohesión social.
Vecinos que consultó este diario cerca del lugar externaron su beneplácito por ese pequeño huerto, dedicado 100% a la agricultura urbana. Doña Mónica nos platicó que compra en ese lugar sus lechugas, muy frescas y a buen precio, zanahorias, cebollas, acelgas y huevos.
Desde afuera, el huerto pasa inadvertido, pero una vez que se cruza su entrada, se pueden admirar árboles, matorrales y la siembra de hortalizas, así como las personas que ahí colaboran.
En un momento se siente un acercamiento a la naturaleza, paz y un rato de silencio, mientras afuera, el ruido de la Avenida Reforma no da tregua.
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