La vida le cambió al señor Enrique Bonilla hace un año justamente, cuando viajaba en el vagón de la Línea 12 que hoy, literalmente lo tienen sin la posibilidad de un trabajo, y dolencias en su cuerpo que se presentaron a raíz del accidente que cobró la vida de 26 personas el pasado tres de mayo.
La esperanza se asoma a la vida de Bonilla, quien ya ha sido incluido en la carpeta de investigación en la que no figuraba como una víctima y por lo cual, no tenía derecho a la reparación del daño que el desplome le dejó en su físico y como consecuencia en la parte económica.
El señor Enrique relata que sigue “sintiendo la parte izquierda con secuelas, han ido disminuyendo muy lento pero gracias a uno y a los familiares que me han podido apoyar para que me vaya al hospital particular”.
“No he podido trabajar, mis vecinos me ayudan, que si les cambio un foco, que les arregle algo sencillo de la electricidad o alguna fuga de agua, me dan 50 o 100 pesos, que son muy buenos, pero a lo que yo generaba sí da tristeza. Me pongo a pensar si esto es ahorita, qué apenas va a ser un año, qué será después si ya no voy a poder cargar, subir escaleras, bajar no sé. Todo eso le baja a uno la moral”, relata con preocupación.
Extraña su vida de antes, armar presupuestos, hacer trabajos más grandes y llegar con el sudor en la frente pero con dinero en los bolsillos. Ahora, apenas puede caminar durante cinco minutos porque el dolor le aqueja y debe tomar un descanso. “Hoy me hago a la idea de que ya no va a ser lo mismo”, dice.
El trabajo del defensor legal, Teófilo Benítez, lo mantiene con fe de que llegará la justicia, es decir que paguen los responsables del accidente, pero también la compensación económica a la que tiene derecho. “Por ahorrar un clavo esto se cayó y no sabemos qué va a pasar el día de mañana con los demás tramos”, reflexiona.
El afectado tras la tragedia, dice que al principio solo buscaba justicia pero no indemnización, “pero ahora creo que la reparación del daño debe ser completa; económico, moral y de salud, porque el día de mañana qué pasará si yo no llego a trabajar, yo no quiero estar pidiéndole a la gente, sino que yo tenga algo para que si me duele algo yo tengo para mis medicamentos o irme al doctor”.
“El abogado comenta que vamos muy bien que no me preocupe, que ya está, que ya estoy dentro de la lista y que me van a reparar el daño, que vamos avanzando y todo va a salir bien”, dice Bonilla, quien considera que el gobierno y la fiscalía les ponen trabas para esclarecer los hechos y dar con los responsables de las fallas en el Metro, que dejó casi un centenar de lesionados como él.
Al señor Enrique la da confianza que otros casos se han sumado a la lista del litigante Benítez, “se unieron a nosotros, están con nuestro grupo ya que va caminando bien y me da gusto que algunas personas voltean a ver la defensa, está haciendo todo apegado a derecho y todo nos notifica. Cuándo nos da noticias el doctor Teófilo, nos levanta la moral, vamos a paso lento pero seguro”.
Ante la falta de recursos, comparte que hubo momentos en los que, “me arrepentí de no haber tomado la ayuda, sí pienso que tal vez me hubiera resuelto algo con los apoyos que me querían ofrecer para que les firmara. Pero después me enteré que el señor Ocampo Armando (ex titular de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAVI)), se comprometía a muchas cosas y en cuanto dieron la firma de perdón, el señor Armando Ocampo dejó el cargo. Entonces no me arrepiento”.
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A pesar de que se siente cansado de buscar justicia, le pide a las autoridades que “ya no pongan trabas, que miren el lado humano, lo que estamos pidiendo, lo que estamos pasando y que cuando ellos se sienten en su mesa se acuerden que nosotros, no llegamos a tener para un plato de sopa y dársela nuestra familia y que se ponga la mano en el corazón”.
A 365 días de distancia, desea no claudicar en su deseo de encontrar alicientes para seguir vivo, mientras la reparación llega y que el hubiera preferido seguir con su vida de antes y no esperar a que le llegue una compensación por problemas que antes de ese tres de mayo, no tenía.
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