Personal y empresarios del sector hotelero de la Ciudad de México, desde hace varios años reciben una capacitación continua en materia de protección civil, para atender cualquier situación de emergencia; sin embargo, es muy difícil poder anticipar un acto suicida o detectar a alguien que tiene la intención de quitarse la vida.
Ante el reciente caso de una joven mujer que saltó desde la ventana del séptimo piso de un hotel, ubicado en Paseo de la Reforma, el presidente de la Asociación de Hoteles de la Ciudad de México, Rafael García González conversó con LA PRENSA sobre este desgarrador evento que puede ocurrir en cualquier lugar público o privado de la ciudad, como ya ha sucedido en el Metro, parques, puentes peatonales, e incluso domicilios particulares.
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Refirió que, lamentablemente, en la mayoría de los casos de suicidio, la familia es la última en enterarse, por lo que hizo un llamado a los padres y madres de familia a estrechar la comunicación y los lazos afectivos con sus hijos e hijas, y a los jóvenes a solicitar ayuda emocional a la Línea de la Vida, o a la Línea de Seguridad o Chat de Confianza del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México.
Personal del sector hotelero reciben cursos
Informó que el sector hotelero recibe cursos de manera permanente en distintas áreas de protección civil, para atender cualquier emergencia, además cuenta con teléfonos y botones de pánico, conectados directamente con las instituciones encargadas de dar respuesta inmediata.
La capacitación se brinda especialmente al personal que trabaja en el área de recepción, quienes pueden darse cuenta cuando una persona llega en estado inconveniente o hay alguna observación, indicó García González.
Además, señaló que el 90 o casi 100% de los hoteles de la Ciudad de México cuentan con cámaras de seguridad y personal de vigilancia interna, supervisados y capacitados por la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC).
“Cuando el personal, ya sea de recepción o camaristas, detectan alguna situación irregular, algún tipo de anomalía o algo fuera de lo común, dan aviso a través del botón de alertamiento”.
Explicó que la mayoría de los clientes llegan a recepción, se registran, suben a la habitación y, a veces, ya no salen para nada, por lo que el breve lapso en que se hace el registro se puede detectar y observar muy poco.
Sistemas de alarma conectados al C5
Las cámaras de vigilancia instaladas en pasillos y elevadores permiten observar un poco más y detectar sí hay un comportamiento fuera de lo normal, para lo cual hay protocolos de emergencia y sistemas de alarma conectados al C5 y a la Policía Turística, que es una policía muy especializada, señaló.
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Rafael García informó que el sector hotelero también cuenta con un Ministerio Público, con la colaboración del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México, que preside Salvador Guerrero Chiprés, donde se brinda una atención especializada y amigable al turismo.
Sobre el caso ocurrido en el hotel de Paseo de la Reforma, comentó: “lamentablemente nadie está exento. Ninguna ciudad de ninguna parte del mundo puede decir que ‘aquí no pasa esto’, porque es algo que puede suceder en cualquier parte, ya sea un hotel de una sola estrella o de gran turismo”, señaló García González.
No obstante, destacó que los hoteles formales tienen una gran ventaja en materia de seguridad para los huéspedes respecto a las plataformas informales, conocidas como Airbnb, que no cuentan con ningún tipo de protocolo de protección civil para garantizar la seguridad de sus clientes.
Destacó que los hoteles formales cuentan con un seguro de protección civil, ante cualquier tipo de accidente que ocurra dentro de la cobertura, el cual es un requisito indispensable para el otorgamiento de la licencia de funcionamiento de este tipo de establecimientos.
Depresión, una de las secuelas tras la pandemia
El presidente de la Asociación de Hoteles de la Ciudad de México, Rafael García González consideró que las altas tasas de depresión y suicidio son una de las secuelas que dejó la pandemia.
“A veces, los últimos en enterarse son los papás, porque si bien nadie está exento de enfrentar un cuadro depresivo, sabemos que son los jóvenes y adolescentes los grupos más vulnerables”, comentó Rafael García.
“Cuando se llega a una edad adulta, con mayor madurez, la persona puede entender que terminar una relación amorosa es parte de la vida, además de aceptar y enfrentar la realidad que se vive, lo cual resulta más difícil en la etapa de la adolescencia”.
Asimismo, consideró que en otros establecimientos mercantiles se puede detectar fácilmente cuando alguien llega en estado de ebriedad, con un comportamiento agresivo o violento, incluso, se le puede negar el servicio y dar aviso a las autoridades.
“El caso de una persona con una alteración emocional o un problema de salud mental, el cual no surge de un día para otro, sólo los psiquiatras y psicólogos pueden darse cuenta, pero los demás difícilmente podemos detectar a una persona en ese estado”, comentó.
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Sobre las críticas en redes sociales por la tardanza con que reaccionaron las autoridades y el personal ante el caso de suicidio ocurrido en el hotel de Paseo de la Reforma, Rafael García dijo desconocer cuáles fueron exactamente los tiempos en que se dieron los hechos.
Sin embargo, indicó: “es muy fácil decir ‘a toro pasado’, ¿por qué no actuaste?, pero en el momento es muy difícil, desde entrar al cuarto y tratar de frenar un acto en el que la persona se encuentra fuera de la realidad y de control, no se sabe qué reacción puede tener, e incluso, por querer ayudar –si no eres un especialista-- puede resultar contraproducente”.
Rafael García González destacó la necesidad de fortalecer la cultura en materia de salud mental, para que la sociedad sepa a dónde acudir y cómo enfrentar este tipo de afecciones.
“De estos lamentables hechos, como sociedad debemos sacar aprendizajes, para informarnos y tratar de prevenir, en la medida de los posible, esta problemática”, concluyó.
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