HISTORIAS EN EL METRO: Ídolos de la afición

Ahora tomo muy en serio la lucha libre y a quienes la practican porque los considero verdaderos atletas

Ricardo Burgos Orozco

  · lunes 17 de agosto de 2020

Trabajé hace años en la sección deportiva de un periódico pequeño que se llamaba El Fígaro. Una ocasión me ordenaron cubrir un evento de lucha libre en la Arena Coliseo; me negué porque se me hacía pura pantomima y teatro. Mi percepción cambió cuando tuve como vecino a El Texano, ya fallecido. Un día me invitó a verlo en el Toreo de Cuatro Caminos y descubrí la realidad; es cierto que mucho es espectáculo, pero es una disciplina muy exigente en la cual debes entrenar y prepararte siempre.

Juan Aguilar Jauregui, El Texano, era una gran persona; serio y reservado en su vida privada. Arriba del ring se transformaba, gritaba, golpeaba, movía al público, se rasgaba la ropa – en su casa tenía dos contenedores gigantes con sus vestuarios para que nunca le faltara --. Era de los rudos; tenía cientos de seguidores y admiradoras. Murió en 2006 a consecuencia de dos operaciones en la columna vertebral, que le provocaron más problemas. Los últimos meses de su vida tuvo que usar ventilador y ni siquiera se podía sentar.

Ahora tomo muy en serio la lucha libre y a quienes la practican porque los considero verdaderos atletas. Por eso me parece un merecido homenaje que hayan dedicado la estación Guerrero del Metro a las leyendas destacadas de este deporte. Fue la primera que se inauguró en 2017 de doce estaciones emblemáticas con las que cuenta el Sistema de Transporte Colectivo.

Si vienes por la Línea 3 debes caminar por los pasillos hacia la Línea B que va de Ciudad Azteca a Buenavista para encontrar el espacio dedicado a los luchadores. Ya estando ahí te encuentras con grandes fotografías de deportistas destacados como Blue Demon, Cavernario, René Guajardo, Rolando Vera, Ángel Blanco, Tinieblas, Dr Wagner, El Bulldog, Enrique Llanes, Perro Aguayo, El Médico Asesino, Estrella Blanca y Wolf Rubinskis – que terminó como actor --, entre muchos otros.

Del otro lado están imágenes de Mil Máscaras, Black Shadow, Dr. Wagner, Espectro, Gori Guerrero, La Dama Enmascarada, Irma González, Francisco Firpo González, Rito Moreno, Toña la Tapatía, Huracán Ramírez, Tarzán López, Jack O´Brien, Rayo de Jalisco, Huracán Ramírez, Lobo Negro y Tonina Jackson, éstos últimos cuatro convertidos posteriormente en estrellas del cine y con mucho imán entre la gente.

Destaca una vitrina especial al legendario El Santo, cuyo nombre real era Rodolfo Guzmán Huerta, nacido en septiembre de 1917 y fallecido en febrero de 1984. Es muy interesante su historia porque comenzó llamándose Rudy Guzmán, luego El Hombre Rojo y El Murciélago Enmascarado. En 1942 se cambió al nombre conocido por millones de personas; diez años después se publicó su historieta; realizó 56 películas, todas con mucho arrastre de taquilla.

Hay otro espacio donde se exhiben fotografías de Salvador Lutteroth González, considerado el “Padre de la Lucha Libre Mexicana”. Falleció en 1987 y dicen quienes saben, que él fue el responsable del gran éxito de este deporte – espectáculo, sólo detrás del futbol.

Había hace tiempo también cinturones y máscaras de algunos luchadores. Tal vez sus propietarios se las llevaron. Ahora no hay nada de eso. Cuando se abrió la exposición en 2017, acudieron luchadores famosos con El Mil Máscaras y El Hijo del Santo, entre muchos otros.

En la actualidad, para la mayoría de los usuarios, lo que queda de la exhibición parece formar parte del paisaje. Nadie voltea a verla en su rápido caminar por los pasillos de una línea a otra.

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