Futuro de los jóvenes es preocupante para la Iglesia Católica

La incertidumbre por no tener visiones a futuro ni herramientas para plasmarlas preocupa

Patricia Carrasco / La Prensa

  · domingo 28 de abril de 2024

Foto: Ilustrativa

La población juvenil de México esta enrolada de manera voluntaria e involuntaria en redes criminales y no tienen visión propia de su porvenir, manifestó la Arquidiócesis Primada de México.

“Es sabido que los jóvenes que son enrolados voluntaria o involuntariamente en las redes criminales no tienen una visión propia del futuro mediano, ni son capaces de visualizarse en 10 o 15 años”.

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Destacó que entre los jóvenes universitarios, un gran porcentaje se encuentra con gran incertidumbre sobre su futuro y una vez terminada la carrera, algunos ni siquiera saben si quieren casarse o tener hijos”, indican.

En el editorial titulado “El derecho a un futuro” publicado en la revista católica Desde la Fe, la iglesia católica exhortó a que todas las instituciones -como la familia, la escuela, la Iglesia y el gobierno- tienen que cooperar para transmitir los valores y herramientas que ayuden a las nuevas generaciones en la construcción de una mejor sociedad.

Resaltó que este sábado fuimos testigos de una marcha en la Ciudad de México, encabezada por jóvenes, con una solicitud para todas las autoridades y para la sociedad: tener derecho al futuro.

Es escalofriante este dato, pero es el que aporta una gran explicación sobre el presente que están viviendo en medio de la violencia.

Entre los jóvenes universitarios, un gran porcentaje se encuentra con gran incertidumbre sobre su futuro y una vez terminada la carrera, algunos ni siquiera saben si quieren casarse o tener hijos.

Y es que pareciera que las acciones políticas y sociales actuales están muy focalizadas a resolver el presente, lo cual es muy necesario, pero la gran demanda de un derecho al futuro va más allá, es el mismo derecho que tenían generaciones anteriores, que podían planear su vida, su posible matrimonio, cuantos hijos tener, y hasta su jubilación.

Esos sueños parecen nebulosos ante las crisis antropológicas y sociológicas que vivimos como sociedad, en la que se da mayor valor a la comodidad que a la virtud, a la pasión antes que el amor, y a la autorrealización antes que la entrega y el servicio.

Surge entonces esta pregunta: ¿La autorrealización es realmente tan completa como se promueve? Pareciera que solo implica cuestiones materiales, y de ahí pueden venir las dudas de cómo enfrentar un futuro solos, sin la posibilidad de comprometerse para toda la vida en una vocación que implique estabilidad o compartir la propia vida, pues se tiene miedo al sacrificio, y al dolor que podría causar no cumplir con las expectativas, se tiene miedo a tener hijos, se tiene miedo a fallar.

La iglesia católica resaltó que a la mujer se le está cargando con toda la responsabilidad de decidir sobre sus hijos, tenerlos o no tenerlos, criarlos y sacarlos adelante, ¿la mujer no tiene derecho a un futuro? y ¿por qué tendría que deshacerse de sus hijos a cambio de un futuro? ¿El hombre no tiene derecho a un futuro con sus hijos?

Los seres humanos en desarrollo en el vientre materno, ¿no tienen derecho a un futuro?

Así podríamos seguirnos cuestionando sobre el futuro de los enfermos, los adultos mayores, los niños, etcétera. Un futuro sobre el que se está priorizando el tomar decisiones inmediatas y no a largo plazo.

Todas las instituciones, la familia, la escuela, la Iglesia y el gobierno, “hemos de colaborar para transmitir los valores y herramientas que ayudarán a las nuevas generaciones a construir un mejor futuro”.

Si seguimos actuando desde una perspectiva material e individualista día a día estamos cancelando nuestro futuro, y sobre todo, el futuro de los niños y los jóvenes, resaltó.

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