A pesar de que la flor de Cempasúchil simboliza el Día de Muertos, sus coloridos pétalos reflejan pura vida. Los campos en los que se siembra se llenan de un color vibrante al que pocos pueden resistirse y, por lo visto, hasta los perros y las abejas se rinden ante su esplendor.
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Su tono anaranjado no sólo ilumina ofrendas, también las calles de la Ciudad de México, donde en esta temporada las flores conviven con calaveras gigantes y Catrinas.
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