Dos motociclistas que el pasado 5 de julio arriesgaron sus vidas para apoyar a automovilistas que quedaron atrapados en la granizada que azotó ese día al municipio de Tlalnepantla, fueron citados al palacio de gobierno para hacer oficiales sus relatos de cómo ayudaron en el rescate de los conductores atrapados en medio de la inundación.
Las precipitaciones pluviales que en esa ocasión cobraron la vida de una persona, quien pereció ahogada en el bajo puente de la Avenida Mario Colin y Periférico, provocaron una acumulación de agua que alcanzó hasta cuatro metros de altura.
Jorge Hernández y José de Jesús Fortino, ambos motociclistas por actividades laborales, dieron sus testimonios del momento en que decidieron hacer un alto en su andar, en medio del aguacero, para ayudar a las personas que quedaron atrapadas por la granizada.
El gobierno local les hizo un reconocimiento y además los citó al palacio de gobierno para que participaron en la producción de un video , mismo que será subido a las redes sociales oficiales de la administración municipal.
Los dos ciudadanos dijeron estar conscientes de que arriesgaron sus vidas para apoyar en la emergencia.
“Primero vimos a dos señoras dentro de sus automóviles, sus puertas ya no abrían, sus vidrios tampoco bajaban, los carros comenzaron a flotar y a meterse más a la inundación, optamos por meternos al agua y sacarlas”, narró Jorge de 27 años, almacenista de una empresa de piezas de acero.
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Jorge y José de Jesús no se conocían entre ellos ni conocían a las personas que ayudaron, cruzaron con sus vehículos por la vía que pasa debajo de Boulevard Manuel Ávila Camacho (Periférico) y une Avenida de los Maestros con Mario Colín, cuando se percataron que el agua había atrapado a varios vehículos dentro del paso a desnivel.
Ambos descendieron de sus motos para ayudar a salir a las personas sin importar el peligro de quedar atrapados al cruzar el agua que alcanzaba una temperatura tan baja que se formó una capa de hielo alrededor de los vehículos, la muerte por hipotermia o ahogamiento era un riesgo, lograron poner a salvo a cinco personas.
José de Jesús, de oficio repartidor nos comentó “mi hija la más chica se llenó de orgullo, me abrazó, se puso a llorar muy feliz, mi hijo también está muy orgulloso de mí. Tengo un buen sabor de boca por esa satisfacción de haber ayudado a esas personas, me voy muy contento”.
“Mi mamá se molestó un poco, me dijo: estás consciente de que pusiste en riesgo tu vida. Yo le respondí, pues mamá son los valores que tú y mi papá me enseñaron, de no ser indiferente y apoyar a los demás. Me llena de orgullo saber qué tipo de persona soy, resalta mis valores familiares, me hace sentir increíble como persona, como ser humano”, expresó Jorge.
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