El deterioro del medio ambiente, provocado por la depredación de áreas verdes y bosques representa un grave riesgo para la salud humana al estar estrechamente relacionado a la aparición de diversos daños y enfermedades.
Estos daños van desde malnutrición, gastroenteritis, enfermedades respiratorias y cardiacas, hasta deterioro del sistema inmune, riesgo de cáncer, lesiones en la piel y ojos, e incluso, deterioro neurológico y padecimientos psiquiátricos.
Los bosques o cualquier área verde permiten el ciclo de biodiversidad, que es la capacidad de integrar diferentes especies de vida, manteniendo una convivencia productiva en beneficio de todos; es decir, convivencia de vegetales, animales, insectos, aves y seres humanos, lo cual equivale a salud, mediante muchos mecanismos, indicó el doctor Gerardo T. López Pérez, Alergólogo-Infectólogo-Pediatra, Director General de Asistencia Pediátrica Integral, CDMX.
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“Actualmente, la pérdida de biodiversidad; es decir, la pérdida de especies de plantas, especies animales, insectos, aves o mamíferos, está generando una pérdida de biodiversidad, y por ende, la posibilidad de mayor presencia de daños en todos los seres vivos, incluyendo a los humanos, lo que significa que puede haber una extinción, así es esto de terrible”, alertó el especialista.
Las áreas verdes permiten un intercambio de elementos que se encuentran en el medio ambiente, que es lo que hace posible la vida, explicó el doctor Gerardo López.
“Una de las primeras funciones de las plantas es detener el dióxido de carbono y el dióxido de nitrógeno, que son gases que provocan lo que conocemos como efecto invernadero; es decir, calientan la superficie de la tierra y al haber áreas verdes, este calentamiento disminuye y la temperatura se regula”.
Sin embargo, señaló que al perderse áreas verdes estos gases no se pueden eliminar y, por lo tanto, generan un sobrecalentamiento de la tierra, “y esto es lo que está generando el incremento en el calentamiento global y las altas temperaturas que ya todos estamos resintiendo en la primavera de este año 2022”, indicó.
“La pérdida de áreas verdes es igual a pérdida de biodiversidad y calentamiento global”, alertó el doctor López Pérez al señalar que estas condiciones, obviamente, modifican el ciclo del agua, lo que provoca una pérdida de humedad, incremento de zonas o temporadas de sequía, como ocurre en las ciudades grandes, como la Ciudad de México, lo que genera que los mantos freáticos que se encuentran en el subsuelo no puedan llenarse y, por lo tanto, se limite la extracción de agua, lo que empeora aún más si se toma en cuenta la excesiva contaminación de lagunas y ríos.
El doctor Gerardo López Pérez advirtió que la falta de agua es un riesgo muy importante para la salud no solo por la aparición de un sinnúmero de enfermedades, sino también por el impacto que tiene en la producción de alimentos.
AMBIENTE ENFERMO, SOCIEDADES ENFERMAS
La contaminación ambiental del aire, suelo y agua está relacionada a diversas enfermedades y daños a la salud, alertó el doctor Gerardo López, autor del libro: “Alergia, Infección y Medio Ambiente. Un enfoque Clínico”, editado por el Instituto Nacional de Pediatría (INP), informó que la contaminación ambiental está estrechamente relacionada a diversas enfermedades.
La contaminación atmosférica, provocada por sustancias tóxicas como plomo, CO, ozono, dióxido de carbono, dióxido de nitrógeno y compuestos orgánicos volátiles provocan a corto plazo dolor de cabeza, fatiga y náuseas, pero la exposición a largo plazo está relacionada al desarrollo de enfermedades cardiovasculares, respiratorias, riesgo de cáncer y afecciones de la piel.
Asimismo, explicó que la contaminación causada por bacterias, parásitos y químicos (pesticidas) en el agua y suelo está relacionada al desarrollo de enfermedades gastrointestinales y riesgo de cáncer.
Explicó que las partículas suspendidas que genera la quema de combustibles fósiles como gasolinas y diésel aumentan la permeabilidad del tracto respiratorio, lo que facilita la penetración de alérgenos en las membranas mucosas e interactúan con las células del sistema inmunológico.
Informó que de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se estima que en 2016 hubo 600 mil muertes infantiles a causa de infecciones respiratorias originadas por aire contaminado. Además, de que la contaminación del aire es responsable de 5 millones de muertes cada año a nivel mundial, es decir, una de cada 10 muertes que ocurren en el mundo se debe a la contaminación.
FALTA DE ÁREAS VERDES AFECTA LA SALUD MENTAL
La pérdida acelerada de áreas verdes es un factor de enfermedad mental, alertó el doctor Gerardo López Pérez al señalar que a raíz de la pandemia se empezó a observar que uno de los principales padecimientos psiquiátricos que va en aumento es el llamado “estrés urbano”.
Esta condición se caracteriza por la poca posibilidad que tiene la población para salir a caminar a un parque, ver más que concreto y poder oxigenar simplemente. “Esto está generando daños en el cerebro y este daño puede ser tanto de comportamiento, como daños estructurales que al paso del tiempo pueden generar enfermedades más serias, incluyendo cerebro, corazón y pulmones”, alertó.
El especialista subrayó que la pérdida de áreas verdes repercute en el estado emocional y psicológico de cualquier sociedad, lo que lleva a un cambio de comportamientos y una actitud diferente en las relaciones cotidianas. “La pérdida de un hábitat agradable, de agua y aumento de calor, genera caos e incluso puede influir en la violencia”, alertó.
Sobre la habilitación de espacios recreativos e incluso zonas con aparatos de ejercicios o pistas para patinetas en los bajopuentes o camellones de avenidas altamente transitadas en la Ciudad de México, el doctor Gerardo López comentó que quizá a las autoridades no les ha quedado de otra.
Sin embargo, consideró que se debe impulsar una política de salud ambiental con un enfoque integral, que incluya reforestación y retiro de árboles viejos o enfermos, que en época de lluvia o viento caen, como ha ocurrido con la enfermedad parasitaria que afecta las palmeras de la Ciudad de México.
Indicó que otro aspecto fundamental que debe tomar en cuenta la autoridad ambiental capitalina es el tipo de árboles que se están plantando. “Es diferente plantar un árbol de gran follaje que lo único que hace es tapar los drenajes, que plantar especies verdes que tengan poco follaje y con gran capacidad de oxigenación”.
Al señalar que la ingeniería ecológica en la Ciudad de México ha fallado, el especialista indicó que el 70% de la población de árboles son fresnos que tienen una gran capacidad para generar alergias en la población, debido a que sus pólenes son muy agresivos para el humano, cuando hay especies menos agresivas.
Asimismo, señaló que especies de gran follaje como las jacarandas que tiran gran cantidad de hojas, lo único que provocan es tapar los drenajes, además de que sus raíces dañan las banquetas. “No se ve una política de reforestación y cambio de especies, así como de fomentar que la población siembre árboles, aunque sea en una maceta”.
“Todo parece indicar que no importa que haya áreas verdes, lo que importa es que haya caminos para que pasen los microbuses, automóviles y camiones”, indicó el doctor López Pérez.
CDMX PIERDE CADA AÑO SUS RESERVAS NATURALES
Al advertir que la Ciudad de México tiene una pérdida constante de sus reservas naturales, el doctor Gerardo López Pérez mencionó el caso de las faldas del Ajusco, el Xitle, Cerro de Chiquihuite que es parte de la Sierra de Guadalupe.
“Se han perdido grandes áreas de bosque por invasiones y asentamientos irregulares, cuando se debieron haber protegido estos espacios”, indicó el especialista al señalar que esta misma problemática se observa en la zona de Iztapalapa, donde no se encuentra una sola zona verde.
Esto ha provocado que la población no perciba vivir en una ciudad agradable, lo que además conlleva a cambios ambientales dañinos para la vida humana, ya que la falta de espacios verdes provoca el aumento de temperaturas y disminuye la capacidad de depuración de contaminantes y regulación de la humedad.
El doctor Gerardo López recordó que el objetivo del programa de Verificación Vehicular era obtener recursos para invertir en políticas ambientales, pero a 30 años de distancia, no se ha visto ninguna mejoría, al contrario, cada vez es más frecuente que se declare la contingencia ambiental por la gran cantidad de contaminantes.
El parque vehicular en la Ciudad de México es de alrededor de 5 millones de autos y cada unidad paga mil pesos al año por concepto de verificación, lo que significa un ingreso anual de al menos 5 mil millones de pesos para el gobierno capitalino.
Indicó que la ciudadanía no sabe qué sucede con esa gran cantidad de dinero que se recauda por concepto de verificación vehicular, recursos que deberían destinarse al incremento de áreas verdes, aunque sean pequeñas y con especies propias de la región.
Otra medida impostergable, consideró el doctor Gerardo López, es frenar el crecimiento de la mancha urbana, ya que actualmente sigue la construcción de grandes edificios por todos lados, sin considerar cómo se dotarán de servicios.
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Al considerar que el uso de auto particular no se reducirá mientras no exista una oferta de transporte público limpio, seguro y eficiente, el especialista comentó que la política ambiental ha quedado a expensas a lo que dicte la naturaleza, ya sea con la llegada de lluvias o vientos.
Sin embargo, explicó que con la gran cantidad de contaminantes que hay en el ambiente, cuando llueve, el agua tiene un PH ácido, lo que también provoca un daño a la piel.
“Debemos generar una nueva cultura ecológica, porque estamos acelerando la extinción 40 veces más, de lo que tardaron en extinguirse los dinosaurios hace millones de años”, indicó.
“La extinción de las especies está distanciada por millones de años, ahora llevamos apenas un siglo en el uso de combustibles fósiles y prácticamente ya estamos en un caos que de no resolverse en los próximos 10 años se aumentará la temperatura del planeta a tal grado que se perderá agua, áreas de cultivo y especies animales, lo que provocará un calentamiento global, hambruna y extinción”, concluyó.
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