Con la reciente expedición de la Ley Ambiental de la Ciudad de México, que surge de una iniciativa con modificaciones que presentó el jefe de gobierno Martí Batres Guadarrama, se da respuesta a demandas de problemáticas ambientales como la mala calidad del aire, la pérdida de suelo de conservación, contaminación, disposición del agua, manejo correcto de los residuos sólidos, economía circular, contaminación del suelo y la pérdida de la biodiversidad.

En el Congreso de la Ciudad de México, las personas legisladoras locales dispusieron avalar la norma que no sólo obedece a un mandato constitucional, sino a los retos que enfrenta el mundo y la propia metrópoli.

Al respecto, la presidenta de la de Preservación del Medio Ambiente, Cambio Climático y Protección Ecológica del recinto de Donceles y allende, la diputada priísta Tania Nanette Larios Pérez, refirió que la ley ambiental que en días pasados se decidió derogar, en sus 23 años de existencia había sido reformada en 39 ocasiones, y ahora con las modificaciones se reflejan las respuestas y opiniones de colectivos, representantes populares y activistas medioambientales.

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El propósito fue de contar con un nuevo marco jurídico para la capital del país, que permita hacer frente a los nuevos retos ambientales, económicos y sociales, en beneficio social y de la colectividad.

Sin embargo, el posicionamiento de la vicecoordinadora de la asociación parlamentaria Ciudadana, diputada Daniela Gicela Álvarez Camacho, fue en sentido negativo al considerar que la construcción del dictamen vulnera los derechos de las personas que pertenecen a pueblos, barrios y comunidades indígenas de la urbe, porque su opinión no fue considerada, por lo que propuso una actualización del documento para realizar mesas de diálogo entre este sector vulnerable de la población y las autoridades.

A favor se mostró el coordinador de la asociación parlamentaria Alianza Verde Juntos por la Ciudad en el Poder Legislativo local, el congresista Javier Ramos Franco, quien delineó que se abona para revertir el daño causado a diversos ecosistemas, al cuidado del medio ambiente y la protección de los recursos naturales; además de impulsar el uso de las energías renovables desde el ámbito de las alcaldías, entre otros.

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La presidenta de la Mesa Directiva del congreso, la diputada del PAN Gabriela Salido Magos, expuso que la construcción de este instrumento legislativo no contiene un estudio de impacto presupuestal, mismo que es necesario para legislar positivamente en la sociedad.

Estimó que la certeza que brindaría analizar de fondo la ley mediante la consulta pública sumaría a garantizar en todo momento los derechos humanos.

Resulta que las reservas aprobadas a los artículos 7 y 80, fueron presentadas por el diputado Ramos Franco, quien argumentó que modificar el término zoológicos por Centros de Conservación de la Vida Silvestre, tiene por objetivo fomentar el trato digno y respetuoso de los animales en la Ciudad de México.

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Tania Larios presentó reservas a los artículos del 315 al 335, a la vez que indicó que con éstas se busca establecer la responsabilidad ambiental en el ámbito administrativo y no en el judicial, mismas que fueron aprobadas.

Con lo aprobado se pretende dar cumplimiento a lo previsto en el artículo 4 de la Constitución de la Ciudad de México, que establece el derecho humano de toda persona a la protección de la salud y a un medio ambiente sano para su desarrollo y bienestar.

La Ley Ambiental se organiza en seis títulos: Disposiciones Generales; Protección, Restauración y Aprovechamiento Sustentable de la Biodiversidad y los Recursos Naturales; Prevención, Control y Acciones Contra la Contaminación Ambiental; Prestadores de Servicios Profesionales Ambientales; Participación Ciudadana e Información Ambiental; y Medidas de Control, de Seguridad y Sanciones.

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Dentro del documento se indica que la expedición de una nueva norma ambiental en la Ciudad de México es crucial para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), ya que ésta es una de las megalópolis más grandes del mundo y enfrenta retos ambientales como la contaminación del aire, la gestión de residuos y la crisis de agua.

Expone que la preservación de las áreas naturales y la promoción de la reforestación urbana no sólo mejorarán la calidad de vida de los habitantes, sino que también fortalecerán la resiliencia de la ciudad ante los efectos del cambio climático.

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