Los niveles de contaminación en la presa Madín ponen en riesgo a la población de los municipios aledaños a este embalse, como Naucalpan, Atizapán de Zaragoza, Xonacatlán, Jilotzingo, debido a que algunas familias consumen peces del lugar e incluso agua.
De acuerdo con investigadores y profesores universitarios, quienes integran el Consejo de Cuenca de Presa Madín, hay alto peligro de padecer enfermedades como Parkinson, Alzheimer y cáncer si se consume lo de la presa.
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Luego de dar a conocer los resultados de los estudios realizados por el Instituto Politécnico Nacional y la Universidad Autónoma del Estado de México sobre el impacto a la salud humana de los contaminantes del embalse, indicaron que la población corre el riesgo de sufrir estrés oxidativo (una manifestación al interior del cuerpo humano cuando se consumen compuestos que no útiles para la vida).
Durante el evento, realizado en el Congreso estatal, Marcela Galar Martínez, profesora-Investigadora en Toxicología Acuática del IPN y activista ambiental, dijo ante diputados que esto ha sido consecuencia de la pasividad y complacencia de las autoridades ante el desastre ambiental en la presa Madín.
La investigadora, quien forma parte del Consejo de Cuenca de Presa Madín, junto con otros profesores universitarios, como Eduardo Espinosa Medel, Xiomara Trujillo Gutiérrez y Miguel Miramontes Lira, subrayó que es urgente la concurrencia de los tres niveles de gobierno y de los tres poderes de la unión para defender el principio in dubio pro-natura, el cual se da cuando existe peligro o amenaza de daños graves o inminentes a los elementos de la biodiversidad.
Los integrantes del citado consejo coincidieron en la necesidad de saneamiento del embalse para evitar que lleguen contaminantes, plantas de tratamiento, humedales y biodigestores.
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Gestión adecuada de los residuos sólidos
Se pronunciaron por una gestión adecuada de los residuos sólidos con su separación, instalación de rellenos sanitarios y plantas de transferencia, programas de recolección de residuos electrónicos, pilas y medicamentos; y la preservación de zonas de conservación ecológica y áreas verdes para evitar cambios de uso de suelo y detener las construcciones en la zona.
Diputados lamentaron que las descargas de aguas residuales en la presa Madín continúen sin freno. Este sitio ha estado afectado por el recubrimiento del embalse con maleza acuática, principalmente lirio, como resultado de la carga de nutrientes en el agua del embalse.
Este panorama ya había sido advertido desde el año pasado por Eduardo Espinosa Medel, quien manifestó que solo se aprovechaban 15.7 millones de metros cúbicos para abastecer a familias de Naucalpan, Atizapán y Tlalnepantla, cuando la capacidad de ese cuerpo de agua de proveer el líquido es de 50 millones, cantidad que se traducía solo en el 30% de agua aprovechada.
Manifestó que esta situación se debe, entre otros factores, a los altos niveles de contaminación que golpean al depósito de agua, uno de los más importantes del Valle de México.
Esos 15.7 millones de metros cúbicos apenas servían para atender la demanda de unas 200 mil familias de esos municipios. El resto de líquido queda contaminado al mezclarse con agua residuales que desembocan en el Gran Canal y otro tanto se va al caudal del Rio Tlalnepantla.
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