La situación de algunos de los afectados por el colapso de la Línea 12 del Metro en la Ciudad de México, empeora conforme el paso del tiempo, sin indemnización, atención física, legal ni psicológica, como el señor Enrique Bonilla, quien ahora ya no figura dentro de la carpeta de investigación y se le niega la reparación del daño.
De la mano de su abogado Teófilo Benítez, el señor Bonilla espera el resultado de la apelación, donde se le reconoce como uno más de los damnificados por la caída del tramo elevado de la Línea Dorada, entre las estaciones Tezonco y Olivos el pasado 3 de mayo.
La condición de salud y económica de Enrique Bonilla cada vez es más complicada, “iba saliendo moralmente y con la decisión de que no aparezco en la carpeta de reparación de daños, me bajó la moral otra vez. Es difícil porque ni el día va uno ahorita, la gente ya ha dejado de apoyar, ahora es muy retirada la ayuda”, comentó
“Tengo daño psicomotriz de lado izquierdo, dolores de cuello, cabeza y últimamente me han dado mareos, el trancazo en la cabeza y el costado izquierdo han afectado, ahora ya me duele más la rodilla y la pierna, ya no puedo estar mucho tiempo de pie porque me empieza a doler y tengo que detenerme para descansar o sentarme, pero ya es más constante”, expresó Bonilla para LA PRENSA.
En su intento de no pasar hambre, ayuda en cosas básicas a sus conocidos, como “cambiar focos, cosas de electricidad, arreglo el boiler, plomería, alguna fuga, así cosas se las hago porque ya me ganó de poquito en poquito. También junto el pet para venderlo, agarro lo que caiga y en lo que pueda trabajar”, cuenta.
Ahora el señor Enrique se ha olvidado de la gratitud de sus clientes al ver terminado su trabajo, o la satisfacción de sus clientes al contratarlo para acabados en construcción o electricidad, que le daban sustento a él y a su padre, quien padece varias enfermedades y depende por completo de él, por lo que se siente desamparado.
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Don Enrique Bonilla cuenta con documentos de hospital privado, así como del Hospital Balbuena, en donde se le reconocen las lesiones que le causó el trágico accidente, “donde lo dicen que tengo luxaciones, golpes, afectaciones de la parte pierna espalda y cadera”, situación que en mayor medida ha atendido por su cuenta y con apoyo de su abogado.
La noche del colapso, Enrique regresaba a su casa después de la jornada laboral, tras la caída, con los golpes, la cara y el cuerpo empolvados, los paramédicos le realizaron una valoración simple al no tener fracturas expuestas o dolencias de gravedad, en estado de confusión esperó a su familia mientras el caos reinaba en la zona, días después, llegaron las dolencias y acudió a la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas de la Ciudad de México (CEAVI), donde dice que no ha recibido el apoyo necesario para mejorar su situación.
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