A nivel mundial existe una alerta hídrica de la que cada persona debe tomar conciencia, se trata del llamado “Día Cero”, cuando el agua se agote y el libre acceso se termine para pasar a un suministro racionado, la población tiene derecho a una cantidad limitada al día.
En Ciudad del Cabo, Sudáfrica; el día cero se estimó para el mes de marzo de 2018, pero gracias a la participación de la ciudadanía se ha podido postergar indefinidamente, tomaron conciencia de su huella hídrica. La huella hídrica se entiende como el impacto que genera la actividad humana en el consumo y contaminación del agua.
La Ciudad de México es una de las metrópolis que a nivel mundial se contempla como una de las primeras en llegar al día cero; incluso, desde hace varias décadas muchas zonas de las orillas ya reciben suministro racionados, en otros casos ni acceso hay. Los cortes de suministro poco a poco empiezan a hacerse comunes en zonas centrales de la capital.
En ese sentido, la Diputada local, Guadalupe Aguilar Solache, impulsó ante el Congreso una iniciativa con Proyecto de Decreto que busca reformar la Carta Magna capitalina, con el objetivo de implementar una política hídrica que aporte soluciones inteligentes ante la escasez del recurso.
Durante su intervención en la Sesión Virtual de este martes, Aguilar Solache explicó que la huella hídrica es un indicador que ayuda a definir la cantidad de agua que se utiliza y se contamina en cada una de las actividades humanas cotidianas, incluso la producción de los propios alimentos.
De acuerdo con cifras de Naciones Unidas, a nivel mundial el mayor porcentaje de consumo corresponde a la agricultura con 70 por ciento, seguida de la industria con 22 y el uso personal con 8. En México la tendencia no es distinta; agricultura, entre 68 y 70; industria, cerca de 14 y el consumo doméstico, alrededor de 10 por ciento.
De tal suerte, es urgente, “establecer parámetros para la reducción de la escasez de agua”, sostuvo al enfatizar la necesidad de implementar el concepto de huella hídrica a nivel sostenible, y con ello garantizar el suministro del recurso para aquellas actividades que requieren grandes cantidades, como los alimentos, las bebidas, la ropa o las flores, entre otros. Ello requerirá la mejor tecnología y las prácticas óptimas para disminuir lo más posible el uso y contaminación del agua.
Las actividades domésticas en el hogar únicamente constituyen 4 por ciento del consumo, la mayor parte se utiliza de manera indirecta y por lo tanto se desconoce el impacto. Por lo tanto se debe crear un sistema que permita conocer con mayor detalle la cantidad de agua utilizada en las actividades cotidianas.
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