Hace unos días tuve que viajar al centro. Me bajé en Centro Médico para luego transbordar hacia Chabacano. Antes de bajar al andén hay un pequeño puesto de venta de accesorios para celular. Al pasar me fije que la dependienta estaba sentada y somnolienta. Le pregunte de pasada ¿Cómo está la venta? Muy triste, me dijo.
En la salida de la estación Allende interrogué a una persona que tiene un negocio de refrescos, golosinas y otras mercancías comestibles. El hombre, de unos 35 años, se quejó de la falta de público en las últimas dos semanas. Ya no tengo a quien venderle; antes cerraba a las nueve y media de la noche y ahora a las seis de la tarde porque no hay clientela. Y mire que aquí son estaciones del centro donde se supone que hay más gente ¡imagínese en las otras estaciones más alejadas de aquí!
También observé que en algunas estaciones prefirieron cerrar ante la baja de ventas. Noté que varios negocios están cerrados en Centro Médico, Viaducto, Xola, Chabacano, Zócalo y Allende. Afuera, en la calle Tacuba, las decenas de promotores de las ópticas de los alrededores también se quejan de que no hay mucha gente y dependen fundamentalmente de ello.
Los comercios dentro y en zonas cercanas de las estaciones del Metro están resintiendo la baja en la afluencia de pasajeros hasta en un 50 por ciento después del inicio de la contingencia de salud. Lo peor es que acaban de anunciar el cierre temporal de todos los negocios dentro de las estaciones, con excepción de los giros como farmacias, laboratorios químicos, servicios financieros, abarrotes y venta de alimentos empaquetados de origen.
Investigué un poco. Hay de menos entre 800 y mil negocios establecidos en las estaciones del Metro. La Línea 2 de Taxqueña a Cuatro Caminos es la que tiene mayor número. Los comercios son de todo tipo. En total 91 giros de lo que se puedan imaginar: academias, alimentos preparados, artículos de cómputo, cafetería, comida rápida, confitería, peluquerías y muchos más.
Hay que contar otros tres mil vagoneros o vendedores ambulantes y cientos o miles de establecimientos que existen cercanos a las estaciones en casi todas las líneas. La Línea 12 es la única que no cuenta con establecimientos dentro y tampoco con vagoneros.
Felipe, un comerciante de productos naturistas, con 20 años en la estación Ermita, me dijo que le han bajado las ventas en un 30 por ciento, pero está optimista que pronto pasará la contingencia y las cosas volverán a la normalidad. Va a tener que cerrar hasta nueva orden
En la estación Bellas Artes, en la noche hace tres días, me encontré a un vagonero ¿Cómo va la venta? Le pregunté ¡No he vendido nada! Para colmo me agarró la Cívica y tuve que pagar 200 pesos de multa ¿Qué vendes? Bolsitas de fruta seca ¿Cuánto cuestan? Diez pesos. Dame una, no traigo para más, le dije.
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