El agua que se vende en los expendios donde rellenan los envases, pese a ofrecer un producto accesible, no siempre es segura para beber ya que en su mayoría carecen de un proceso adecuado de purificación y control de calidad, entre otros aspectos.
Así lo asegura el Mtro. Juan Francisco Bustamante, presidente de la Asociación Mexicana para la correcta Hidratación AC. quien en entrevista comentó que no existe un conteo o estadística real de todas las irregularidades que estas rellenadoras tienen.
“Muchos de ellos trabajan en la oscuridad, en lugares clandestinos e incluso a puertas cerradas sin acatar las normatividades vigentes”, dijo.
Precisó que los precios accesibles han influido en la proliferación de estos negocios y esto se refleja en su incremento exponencial, ya que según un estudio del INEGI, de 2020 a 2022 se ha visto un aumento de más del 50 por ciento de los negocios que dicen purificar, cuando muy pocos cumplen con la norma sanitaria de manejo de agua en México (NOM-127-SSA1-1994).
Cada uno de estos negocios, en donde se muestra al público cómo se rellena con el líquido sus envases e incluso se vende la idea de que proviene de manantiales o montañas y que es alta en minerales como herramienta mercadológica, pero no tienen un manejo correcto del proceso desde el lavado, purificación y llenado.
“A veces usan jabones o químicos que pueden poner en riesgo la salud de los usuarios, o en muchas ocasiones la gente rellena en máquinas de autorellenado sin verificación y cuidado higiénico en el manejo de envases; no explican las medidas o entrenamiento de asepsia que deben tener y trasladan la responsabilidad al cliente, cuando debería ser su trabajo realizarla”, aseguró.
Bustamante abordó que, durante años, la asociación se ha apoyado de universidades públicas como el Instituto Politécnico Nacional o la Universidad Autónoma Metropolitana, junto con estudios propios, para evidenciar que aproximadamente 7 de cada 10 envases que son rellenados tienen algún tipo de contaminación, principalmente de materia fecal.
“Este año nuestra asociación realizó otro estudio donde se hizo un muestreo con un laboratorio y la estadística creció a 8 de cada 10 envases, lo cual demuestra que ha decaído la inocuidad en el manejo de la calidad del agua”, indicó.
Explica que el riesgo persiste, ya que a veces estos patógenos que contaminan el agua incluso se encuentran en el aire, en las manos, en la boca o cualquier contacto directo.
Como país no se ha podido garantizar que la calidad del agua que llega a los hogares sea lo suficientemente segura para beber, lo que obliga a miles de mexicanos a buscar opciones para satisfacer sus necesidades de hidratación, pero lamentablemente los organismos de vigilancia tampoco están preparados para mantener una constante revisión que garantice que estos lugares cumplan con los procesos y calidad necesaria. “Por eso, como país, no podemos garantizar la calidad del agua que ofrecemos”.
Por otro lado, en los supermercados, cuando ofrecen filtros que supuestamente tienen elementos naturales o potentes químicos para darle un mejor filtrado, no siempre advierten que la calidad de esa agua no es la suficiente. Por ello, en la Revista del Consumidor de noviembre, la Profeco analizó la calidad y el funcionamiento de purificadores de agua portátiles o que no requieren instalación y encontró que sólo dos productos redujeron las cantidades bacterianas, pero que en realidad no cumplen con las Normas Oficiales Mexicanas y deben ser sujetos a medidas precautorias.
¿Hay solución para beber saludablemente?
Para finalizar, Bustamante aseguró que los consumidores deben tomar conciencia de este problema, para exigir a las autoridades y expendedoras que tomen las medidas necesarias para mejorar este servicio. Además, sugirió que lo más importante a revisar es que los lugares y los envases rellenados de agua cuenten con los permisos, estudios y sellos correspondientes, sea un lugar limpio con personal correctamente equipado para proteger así la salud de nuestras familias.