Caras tristes, lágrimas de sufrimiento recorriendo el rostro de los familiares y amigos de José Juan, el hombre que murió a bordo de su vehículo en la avenida Tláhuac el pasado 3 de mayo por el derrumbe del convoy en la estación Olivos.
En el sepelio de José, se encontraba su padre Efraín Juárez, quien fue el primero en recibir la noticia el lunes 3 de mayo y de inmediato corrió a buscar a su hijo y su cuñada, lamentablemente no volvería a ver a su hijo con vida.
Efraín menciona, que el Gobierno capitalino sólo cubrió los gastos del funeral y que no han vuelto a comunicarse con él ni con su familia.
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Con un conjunto norteño, porras y aplausos los seres queridos se despidieron del hombre que marcó la vida de cada uno de ellos, con los que pasaron momentos buenos y malos, ratos de alegría y tristeza, el mismo hombre que hoy deja un hueco en sus corazones.
José Juan era un hombre trabajador que siempre procuraba el bienestar de su familia, así lo comentó su hijastra Guadalupe Pitaso de 22 años de edad, asegura que desde hace 10 años conocía al hoy occiso “Él era muy buena persona, alegre, económicamente dependíamos de él y siempre nos apoyaba en todo”.
Guadalupe narra el terrible momento en el que le dieron la noticia “Mi mamá nos llamó y nos dijo que el metro se había caído encima de ellos y que mi padrastro estaba prensado, sentí horrible. Mi mamá aún sigue en el hospital, está estable, ya la subieron a piso”.
Por otra parte, Alejandro Martínez, llevaba 25 años de amistad con José Juan, nunca se imaginó que la noticia que veía en Facebook se trataba de su amigo, “Es injusto que el Gobierno no haga bien las cosas y personas inocentes tengan que sufrir las consecuencias, que pague quien tenga que pagar, estoy muy molesto y triste por la noticia; exigimos justicia.
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La mala administración que se tuvo por parte de las autoridades, la falta de mantenimiento, el caso omiso de los reportes sobre las fallas en línea 12, ahora son los culpables de que 25 familias estén de luto y otras 70 más se encuentren orando por la vida de sus familiares.
Con el corazón hecho pedazo y la mirada perdida se abalanzó al ataúd de su hijo para darle el último adiós, “Esto es algo que no se lo deseo a nadie, es un dolor muy grande” comentó Efraín, padre de la víctima.
En punto de las 2:00 de la tarde familiares y amigos arribaron al panteón civil San Lorenzo Tezonco, para sepultar el cuerpo de José Juan, eran aproximadamente 40 personas las que con gritos de “queremos justicia” accedieron al panteón para darle descanso eterno a José.
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