Después de vivir una serie de violaciones a sus derechos humanos por una detención arbitraria, arraigo y prisión injustificada, Jorge Tzompaxtle Tecpile revivió ante los jueces de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en una audiencia el 13 de junio de 2022, los hechos que, 16 años atrás, se convirtieron en uno de los capítulos más oscuros de su vida.
Esa mañana él, su hermano Gerardo y su amigo Gustavo pasaron, en cuestión de horas, de estar en la ciudad de Orizaba, Veracruz, bebiendo unos jugos, a estar desnudo frente a policías federales quienes revisaban cada parte de su cuerpo buscando evidencias para determinar que eran terroristas.
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“Nosotros nos vimos con mi amigo Gustavo y mi hermano Gerardo en Orizaba porque mi amigo quería venir a pasar unos días en la casa, entonces nos vimos en Orizaba y estábamos platicando ahí en la orilla del tecnológico de Orizaba, y estábamos tomando unos jugos y estaban unos muchachos y escucharon que nos vamos a Córdoba y nos pidieron un aventón, un raid como decimos en México, entonces nos fuimos y a la mitad de un camino, cerca de un poblado que se llama Buenavista se averió el vehículo y empezamos a revisarlo”, expresa.
Fue entonces cuando la pesadilla comenzó para los tres hombres esa mañana del 12 de enero de 2006. Los dos muchachos que les habían pedido aventón se fueron del lugar.
Mientras los hermanos Tzompaxtle y su amigo esperaban la ayuda, se estacionó junto a ellos una patrulla de la Policía Federal Preventiva (PFP). Jorge y Gerardo Tzompaxtle y Gustavo respondieron, sin dudar, a las órdenes de los policías.
…y nos dicen que empujáramos el vehículo porque está en un lugar peligroso, ya cuando llegamos a ese lugar, en lugar de ayudarnos nos ordenaron que abriéramos la cajuela y posteriormente nos pidieron identificaciones (…) entonces de ahí ya que estaban revisando el vehículo los policías nos pidieron todas las identificaciones que llevábamos, empezaron a revisar y en una de las mochilas de los muchachos se encontraron supuestamente un cuaderno con escritos prohibidos o algo que tiene que ver con grupos armados
A la vuelta de unos minutos, los tres hombres estaban rodeados de varias patrullas. Del lugar donde se encontraban, fueron llevados a la base de de la Policía Federal Preventiva (PFP), que estaba en Río Blanco, a unos 5 kilómetros de donde se encontraban. Estuvieron detenidos ahí durante dos horas, incomunicados, sin tener conocimiento del motivo de la detención y sin poder comunicarse con algún familiar y muchos menos con un abogado. Y empezó el interrogatorio.
Recuerda Jorge:
… llega un agente del Cisen que es la seguridad de la inteligencia del Estado Mexicano, él nos interrogó concretamente sobre con qué grupos armados tenemos relaciones, nos nombró a varios, nos preguntó de lugares específicos del Estado de Guerrero, de personas que ellos andan buscando, nos desnudaron y nos revisaron si teníamos huellas de usar botas, faja, si cargábamos mochila o si no teníamos algunas heridas de bala en nuestro cuerpo…
Fue por la tarde de este segundo día de detención que fueron trasladados nuevamente a Orizaba, a la Delegación de la Procuraduría General de la República (hoy Fiscalía General de la República). Ahí siguieron los interrogatorios y pasaron la noche en los separos, pero los hombres seguían sin saber el motivo de la detención; si bien les fue designado un defensor de oficio, éste ni les explicó su situación jurídica, ni presentó alguna acción legal a su favor, como consta en la sentencia del “Caso Tzompaxtle Tecpile y otros vs. México”, emitida el 7 de noviembre de 2022 por la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
“Llega el otro día, no sabemos qué hay de nosotros o qué va a haber, nos dice el custodio de las celdas qué habíamos hecho porque afuera había muchos policías armados y el Ejército; entonces todo ese día nos interroga ahí el delegado de la PGR; en la tarde nos notifican que no nos pueden liberar, que no está en sus manos, que son asuntos federales y que nos tienen que trasladar a la Ciudad de México y en todo esos dos días nunca pudieron acercarse nuestros familiares, o sea no tuvieron acceso hacia nosotros, estábamos incomunicados”, rememora el Señor Tzompaxtle.
El traslado a la Ciudad de México, a 275 kilómetros de Orizaba y en el tercer día de su detención, duró casi 5 horas. Los hermanos Tzompaxtle y su amigo fueron trasladados esposados de pies y manos.
En su sentencia, emitida el 7 de noviembre de 2022 y notificada al Estado Mexicano el 27 de enero de 2023, la Corte IDH expresa que fueron llevados a la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO). Esta corporación tenía dentro de su competencia la investigación de los delitos de terrorismo, operaciones con recursos de procedencia ilícita, pornografía y tráfico de menores, entre otros.
El Sr. Tzompaxtle recuerda
El trayecto fue como de 4 horas y media, llegamos en la madrugada, antes de declarar con el Ministerio Público Federal nos ponen a la pared y llegan policías vestidos de traje, se identifican como agentes de la Secretaría de la Defensa Nacional y nos preguntan por qué estamos detenidos y nosotros les decimos que nos están acusando de esto y lo otro y además somos familiares de Andrés Tzompaxtle que estuvo desaparecido por el Ejército Mexicano, entonces uno de ellos dice “ah sí nosotros lo teníamos”, así como diciendo que no hay problema y ya en el interrogatorio nos llevan al área de secuestro”.
En este momento, los agentes de la PGR ya no podían tener detenidos a los tres hombres sin un motivo o sospecha fundada. Pero, en lugar de liberarlos, la autoridad investigadora optó por solicitar una duplicación del plazo, ahora bajo la ley de delincuencia organizada, señalando a los tres hombres por ese delito, en la modalidad de secuestro, aun cuando no tenían ningún indicio que los relacionara con esos hechos.
Por ese delito aplicaba la prisión preventiva automática y también el arraigo, una detención arbitraria, desproporcionada y violatoria de los derechos humanos, pero que se encuentra contemplada en la propia Constitución Mexicana. En la época de los hechos el arraigo podía dictarse hasta por 90 días.
“Nos interrogaron diferentes MP´s y sobre todo nos estaban imputando un secuestro que sucedió en la región de Zongolica, que nosotros no tenemos que ver. Supuestamente estaban recibiendo llamadas anónimas de que nosotros éramos los culpables”, relató Jorge Tzompaxtle ante la Corte Interamericana.
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Es entonces cuando los agentes ministeriales realizan una prueba de grafoscopía a Jorge y determinan que lo encontrado en el cuaderno confiscado había sido escrito por él, con lo que, ahora, la Unidad Especializada en Investigación de Terrorismo, Acopio y Tráfico de Armas comenzaría una averiguación previa en su contra por el delito de terrorismo, previsto en la ley federal contra la delincuencia organizada.
Bajo esta acusación fueron arraigados en algún lugar de la Ciudad de México, donde apenas entrar fueron esposados, tirados al piso y amenazados.
Tzomplaxtle recuerda:
“..nos dice uno de los agentes: ‘con aquellos les vieron la cara de pendejos, pero con nosotros se van a chingar’. Entonces estuvimos toda la tarde-noche ahí, que nos iban a investigar en todos los estados del país y él estaba seguro de que nos iba a encontrar pruebas suficientes para encarcelarnos”.
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