/ lunes 13 de febrero de 2023

El arte “libera” de la cárcel a mujeres y hombres 

Los talleres de pintura en el Centro Femenil de Reinserción Social Tepepan permiten a quienes están privados de su libertad desarrollar su creatividad 

El arte ha logrado sacar de la cárcel a hombres y mujeres que se atreven a explorar en sus trazos, formas y colores el poder de crear, la posibilidad de abandonar el encierro para expresarse y, por medio de exposiciones, llegar a personas que les proporciona una libertad, a veces momentánea.

Los talleres de pintura en el Centro Femenil de Reinserción Social Tepepan, también son para las 40 internas del Pabellón de Psiquiatría, donde el profesor y artista visual Ricardo Caballero, se esmera en proporcionarles las herramientas para desarrollar su creatividad en cada clase.

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El profesor Richard, como le llaman cariñosamente las internas, en el Pabellón de Psiquiatría se ha amoldado a la población dentro del penal, por lo que ha aprendido a trabajar a partir de la condición de cada persona, lo que hace que se produzcan resultados diversos en las creaciones de cada una.

“Hay gente que dependiendo sus características tiene mayor o menor paciencia, hay gente que es más silenciosa, gente que tiene que trabajar y estar hablando todo el tiempo y necesita ser escuchado. Yo pienso que también la actividad funciona mucho como un espacio (…) donde pueden expresar no solo sus necesidades e inquietudes plásticas sino también lo que le sucede día con día”, compartió Caballero.

Se han logrado traspasar las rejas por medio del arte / Foto: Luis A. Barrera

Desde hace 20 años, Ricardo Caballero acude a impartir los talleres con el mismo ánimo, de donde tiene claro que aprende más que enseñar, “tengo que ajustar un poco el método de trabajo dependiendo la persona con quién se trabaja, todos y todas tienen habilidades distintas, todas tienen personalidades distintas, es complejo”, explica.

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Sus técnicas de enseñanza han tenido que evolucionar dentro del penal, “uno tiene que acercarse un poco, de una manera humilde, modesta (…), no es fácil llegar e imponer algo, se trata de llegar de una manera sensata y pedir el acceso a los espacios”.

Tras la experiencia del artista plástico, dentro y fuera de la cárcel, reconoce que “todo tenemos una propensión a tener conductas creativas, no necesariamente la clase se ubica o se concentra en una salida plástica que tengan que aprender a dibujar o a pintar, yo creo que todos y todas tenemos ciertas habilidades y lo único que tenemos que hacer es desarrollarlas”.

El profesor Ricardo Caballero se esmera en proporcionarles las herramientas para desarrollar su creatividad en cada clase / Foto: Luis A. Barrera

Bajo los principios de una expresión libre, espontánea y personal, es como Richard, permite que sus alumnas se abran su propio espacio, mismo que sabe que se desarrolla al estar en contacto con las herramientas adecuadas, ya se en la música, artes plásticas u otras que les permitan desarrollar su potencial creativo.

El aprendizaje para Caballero ha sido una constante para poder enseñar, “la teoría se tiene que adaptar al personaje y, a veces, cuando uno convive con estos alumnos, tiene que modificar la teoría. Dentro de la teoría psiquiátrica todo es muy rígido y la misma teoría psiquiátrica se va modificando conforme va avanzando el tiempo”, dice.

RETO Y OPORTUNIDAD

A pesar de la apertura, el descubrimiento de la técnica de cada alumna y la libre expresión, las características del espacio, a veces, limitan el resultado, porque no deja de ser una cárcel, porque no deja de ser el Pabellón de psiquiatría, por lo que algunos materiales no pueden acceder o son de uso restringido y bajo supervisión.

“No es lo mismo trabajar en un hospital psiquiátrico o una clínica de salud mental de entrada por salida, aquí no puedo trabajar de manera directa con algunos materiales, les tengo que ayudar, tampoco puedo pedirles cosas y que las compren en la papelería yo les tengo que dar todos los materiales, los soportes y cuando trabajan con materiales delicados como puede ser el aceite de linaza, tengo que poner mucha atención”, especifica.

eEdescubrimiento de la técnica de cada alumna y la libre expresión, a veces, limitan el resultado, porque no deja de ser una cárcel / Foto: Luis A. Barrera

Pero las limitantes se han convertido en la oportunidad de desarrollar la creatividad, narra que se “generar otras herramientas, tanto didácticas como creativas, si alguien no tiene una cartulina completamente blanca, utilizan un papel o cartulina que encuentran tirado, se me hace súper fascinante, a veces, que trabajen con materiales que solamente tienen a la mano”.

UN ESPACIO FUERA DE LA CÁRCEL

A Ricardo Caballero, le gusta que sus alumnos se apropien del espacio Yo pienso que se genera una especie de expectativa a partir de la actividad porque tanto ellos como ella siempre saben que hay un espacio que “les pertenece, es donde pueden trabajar, hacer cosas y creo que se empiezan a programar y piden la actividad, preguntan cuándo vamos a tener una exhibición”.

La iniciativa del artista visual, Ricardo Caballero, de llevar a cabo la exhibición de las obras de las y los internos del Penal Femenil de Tepepan y del Centro Varonil de Rehabilitación Psicosocial, mantiene vivo el interés de los alumnos para esforzarse en cada clase.

Traspasar las rejas por medio del arte, es una de las vías que Richard ha encontrado para regalarles un pedazo de libertad mental y física, al momento de salir a la galería para presentar sus trabajos, mismos que pueden vender y, con ello, mantener sus gastos dentro de la prisión.

Las limitantes se han convertido en la oportunidad de desarrollar la creatividad / Foto: Luis A. Barrera

La última exposición en el Museo del Objeto del Objeto, el año pasado, resultó un escaparate, además, para que la ciudadanía tuviera contacto con la creación de los presos, por medio de sus expresiones.

El profesor Caballero, narra que ha tenido la oportunidad de preparar varias exhibiciones donde, “por ejemplo, a mí lo que me gusta mucho convocar un tema que podamos discutir con ellas y con ellos y que la podamos desarrollar, eso también sirve para poder hacer indagaciones o análisis del sitio en el que estoy trabajando”.

“Es un proyecto demasiado complejo, es un espacio super importante y que he aprendido mucho de cómo funciona una sociedad como la ciudad mexicana, en una ciudad tan compleja como lo es la Ciudad de México”, dijo.

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También reconoce que “existe una especie de prejuicio para trabajar con la población inimputable psiquiátrica porque se cree que es difícil, puede ser difícil pero no es imposible, es decir, si uno trata de obtener resultados muy concretos a lo mejor si va a ser muy complejo”, razón por la que Richard deja la rigidez de lado e incentiva la creatividad y las creaciones espontáneas.

VOCACIONES ENCONTRADAS

Egresado de la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado, "La Esmeralda", el artista Ricardo Caballero, no se imaginó que sus estudios previos en Psicología, encontrarían un refugio en una convocatoria para integrarse a un proyecto en la cárcel.

La convocatoria para hacer el servicio social “en un programa que originalmente había lanzado el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y que generó la penitenciaría de esa época y necesitaban un servidor social para dar clases de arte como medio de conocimiento con enfermos mentales en reclusión”, contó.

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Caballero se sumó a los servidores de teatro, danza contemporánea, música y artes plásticas, “comencé en el Centro Varonil de Rehabilitación Psicosocial que es un espacio adyacente a los reclusorios y es el centro que alberga a toda la población inimputable y psiquiátrica del sistema penitenciario “, lo que de inmediato sació su búsqueda docente.

Dos veces por semana, Ricardo acude al penal de Tepepan a impartir clases, en esta actividad encontró “una especie de congruencia entre las dos disciplinas que no es ni una ni la otra” y, hace un llamado a la sociedad para apreciar el arte que hacen sus alumnas, pero también, para que hagan donaciones de material, que rompan paradigmas apoyando, aunque sea a distancia, porque los no siempre son suficientes.

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El arte ha logrado sacar de la cárcel a hombres y mujeres que se atreven a explorar en sus trazos, formas y colores el poder de crear, la posibilidad de abandonar el encierro para expresarse y, por medio de exposiciones, llegar a personas que les proporciona una libertad, a veces momentánea.

Los talleres de pintura en el Centro Femenil de Reinserción Social Tepepan, también son para las 40 internas del Pabellón de Psiquiatría, donde el profesor y artista visual Ricardo Caballero, se esmera en proporcionarles las herramientas para desarrollar su creatividad en cada clase.

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El profesor Richard, como le llaman cariñosamente las internas, en el Pabellón de Psiquiatría se ha amoldado a la población dentro del penal, por lo que ha aprendido a trabajar a partir de la condición de cada persona, lo que hace que se produzcan resultados diversos en las creaciones de cada una.

“Hay gente que dependiendo sus características tiene mayor o menor paciencia, hay gente que es más silenciosa, gente que tiene que trabajar y estar hablando todo el tiempo y necesita ser escuchado. Yo pienso que también la actividad funciona mucho como un espacio (…) donde pueden expresar no solo sus necesidades e inquietudes plásticas sino también lo que le sucede día con día”, compartió Caballero.

Se han logrado traspasar las rejas por medio del arte / Foto: Luis A. Barrera

Desde hace 20 años, Ricardo Caballero acude a impartir los talleres con el mismo ánimo, de donde tiene claro que aprende más que enseñar, “tengo que ajustar un poco el método de trabajo dependiendo la persona con quién se trabaja, todos y todas tienen habilidades distintas, todas tienen personalidades distintas, es complejo”, explica.

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Sus técnicas de enseñanza han tenido que evolucionar dentro del penal, “uno tiene que acercarse un poco, de una manera humilde, modesta (…), no es fácil llegar e imponer algo, se trata de llegar de una manera sensata y pedir el acceso a los espacios”.

Tras la experiencia del artista plástico, dentro y fuera de la cárcel, reconoce que “todo tenemos una propensión a tener conductas creativas, no necesariamente la clase se ubica o se concentra en una salida plástica que tengan que aprender a dibujar o a pintar, yo creo que todos y todas tenemos ciertas habilidades y lo único que tenemos que hacer es desarrollarlas”.

El profesor Ricardo Caballero se esmera en proporcionarles las herramientas para desarrollar su creatividad en cada clase / Foto: Luis A. Barrera

Bajo los principios de una expresión libre, espontánea y personal, es como Richard, permite que sus alumnas se abran su propio espacio, mismo que sabe que se desarrolla al estar en contacto con las herramientas adecuadas, ya se en la música, artes plásticas u otras que les permitan desarrollar su potencial creativo.

El aprendizaje para Caballero ha sido una constante para poder enseñar, “la teoría se tiene que adaptar al personaje y, a veces, cuando uno convive con estos alumnos, tiene que modificar la teoría. Dentro de la teoría psiquiátrica todo es muy rígido y la misma teoría psiquiátrica se va modificando conforme va avanzando el tiempo”, dice.

RETO Y OPORTUNIDAD

A pesar de la apertura, el descubrimiento de la técnica de cada alumna y la libre expresión, las características del espacio, a veces, limitan el resultado, porque no deja de ser una cárcel, porque no deja de ser el Pabellón de psiquiatría, por lo que algunos materiales no pueden acceder o son de uso restringido y bajo supervisión.

“No es lo mismo trabajar en un hospital psiquiátrico o una clínica de salud mental de entrada por salida, aquí no puedo trabajar de manera directa con algunos materiales, les tengo que ayudar, tampoco puedo pedirles cosas y que las compren en la papelería yo les tengo que dar todos los materiales, los soportes y cuando trabajan con materiales delicados como puede ser el aceite de linaza, tengo que poner mucha atención”, especifica.

eEdescubrimiento de la técnica de cada alumna y la libre expresión, a veces, limitan el resultado, porque no deja de ser una cárcel / Foto: Luis A. Barrera

Pero las limitantes se han convertido en la oportunidad de desarrollar la creatividad, narra que se “generar otras herramientas, tanto didácticas como creativas, si alguien no tiene una cartulina completamente blanca, utilizan un papel o cartulina que encuentran tirado, se me hace súper fascinante, a veces, que trabajen con materiales que solamente tienen a la mano”.

UN ESPACIO FUERA DE LA CÁRCEL

A Ricardo Caballero, le gusta que sus alumnos se apropien del espacio Yo pienso que se genera una especie de expectativa a partir de la actividad porque tanto ellos como ella siempre saben que hay un espacio que “les pertenece, es donde pueden trabajar, hacer cosas y creo que se empiezan a programar y piden la actividad, preguntan cuándo vamos a tener una exhibición”.

La iniciativa del artista visual, Ricardo Caballero, de llevar a cabo la exhibición de las obras de las y los internos del Penal Femenil de Tepepan y del Centro Varonil de Rehabilitación Psicosocial, mantiene vivo el interés de los alumnos para esforzarse en cada clase.

Traspasar las rejas por medio del arte, es una de las vías que Richard ha encontrado para regalarles un pedazo de libertad mental y física, al momento de salir a la galería para presentar sus trabajos, mismos que pueden vender y, con ello, mantener sus gastos dentro de la prisión.

Las limitantes se han convertido en la oportunidad de desarrollar la creatividad / Foto: Luis A. Barrera

La última exposición en el Museo del Objeto del Objeto, el año pasado, resultó un escaparate, además, para que la ciudadanía tuviera contacto con la creación de los presos, por medio de sus expresiones.

El profesor Caballero, narra que ha tenido la oportunidad de preparar varias exhibiciones donde, “por ejemplo, a mí lo que me gusta mucho convocar un tema que podamos discutir con ellas y con ellos y que la podamos desarrollar, eso también sirve para poder hacer indagaciones o análisis del sitio en el que estoy trabajando”.

“Es un proyecto demasiado complejo, es un espacio super importante y que he aprendido mucho de cómo funciona una sociedad como la ciudad mexicana, en una ciudad tan compleja como lo es la Ciudad de México”, dijo.

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También reconoce que “existe una especie de prejuicio para trabajar con la población inimputable psiquiátrica porque se cree que es difícil, puede ser difícil pero no es imposible, es decir, si uno trata de obtener resultados muy concretos a lo mejor si va a ser muy complejo”, razón por la que Richard deja la rigidez de lado e incentiva la creatividad y las creaciones espontáneas.

VOCACIONES ENCONTRADAS

Egresado de la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado, "La Esmeralda", el artista Ricardo Caballero, no se imaginó que sus estudios previos en Psicología, encontrarían un refugio en una convocatoria para integrarse a un proyecto en la cárcel.

La convocatoria para hacer el servicio social “en un programa que originalmente había lanzado el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y que generó la penitenciaría de esa época y necesitaban un servidor social para dar clases de arte como medio de conocimiento con enfermos mentales en reclusión”, contó.

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Caballero se sumó a los servidores de teatro, danza contemporánea, música y artes plásticas, “comencé en el Centro Varonil de Rehabilitación Psicosocial que es un espacio adyacente a los reclusorios y es el centro que alberga a toda la población inimputable y psiquiátrica del sistema penitenciario “, lo que de inmediato sació su búsqueda docente.

Dos veces por semana, Ricardo acude al penal de Tepepan a impartir clases, en esta actividad encontró “una especie de congruencia entre las dos disciplinas que no es ni una ni la otra” y, hace un llamado a la sociedad para apreciar el arte que hacen sus alumnas, pero también, para que hagan donaciones de material, que rompan paradigmas apoyando, aunque sea a distancia, porque los no siempre son suficientes.

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