Los trastornos del sueño afectan a 6 de cada 10 personas, problema de salud que se agudiza en habitantes de la Ciudad de México y área metropolitana, donde se registran las prevalencias más altas de insomnio, además de que la población reporta dormir cada vez menos horas.
Los patrones de sueño han registrado cambios importantes en las últimas tres décadas; sin embargo, a raíz de la pandemia se detonaron mucho más, y actualmente se calcula que 1 de cada 3 mexicanos tiene problemas de somnolencia; es decir, dificultad para mantenerse despierto durante el día, indicó la doctora Margarita Reyes Zúñiga, médico psiquiatra.
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En entrevista con LA PRENSA, en el marco del Día Mundial del Sueño, que se conmemora el 15 de marzo, la doctora Reyes Zúñiga explicó que la población cada vez duerme menos tiempo, incluso, estimó que actualmente las personas duermen 45 minutos menos en promedio que hace 25 o 30 años.
“Estos cambios en los patrones de sueño se deben a que cada vez dormimos menos tiempo y sacrificamos las horas de descanso en otras actividades, pensando que esto nos hace más productivos, cuando es todo lo contrario”, alertó la especialista.
Otro factor que ha incrementado los problemas de sueño, como la apnea del sueño es el sobrepeso y la obesidad, indicó la doctora Margarita Reyes, quien destacó que a partir del año 2000, cuando se registró el gran bum de los teléfonos inteligentes también ha aumentado la privación de sueño.
La especialista enfatizó que dormir poco no eleva la productividad de las personas, ya que no tener un sueño reparador y de calidad puede provocar diversos problemas de salud, desde afectaciones cardiovasculares, metabólicas, aumento de riesgo de accidentes por la somnolencia, e incluso, alteraciones emocionales como irritabilidad, cansancio, pesimismo, depresión y ansiedad.
Somnolencia, segunda causa de accidentes viales
Se calcula que el 30% de la población tiene dificultad para estar despierto, por lo que la somnolencia es la segunda causa de accidentes viales, después del consumo de alcohol, indicó la doctora Reyes.
“La somnolencia nos hace improductivos, estar más irritables, explosivos, causa problemas de seguridad personal, disminuye la capacidad de respuesta y provoca más apetito”, señaló la especialista al precisar que en el caso de los adultos se recomienda dormir de 7 a 9 horas.
Indicó que las prevalencias más elevadas de los trastornos del sueño, las registran los adultos mayores, por lo que una de cada tres personas de este grupo de edad presenta algún tipo de dificultad para dormir. “Su sueño es de peor calidad, duermen y no descansan, además de que duermen menos tiempo del que deberían”.
En el caso de los adultos de 18 años y hasta antes de los 60, la prevalencia de trastornos del sueño es de alrededor del 28%; en adolescentes es aproximadamente el 27%, incluso, los niños presentan sonambulismo, aunque es algo inocuo y no tiene mayores complicaciones.
Explicó que las personas que viven en zonas urbanas están sometidas a altos niveles de estrés, exposición al ruido, e incluso al sorpresivo sonido de la alerta sísmica cuando tiembla, por lo que la población se ha acostumbrado a tener un sueño superficial.
Como ejemplo, comentó que cuando suena la alarma sísmica, el cuerpo genera una descarga muy importante de adrenalina que va hacia los músculos. “Esta es una reacción fisiológica totalmente normal, el problema es cuando ese sistema de alerta para ponernos a salvo se activa constantemente o por periodos prolongados de tiempo, porque ahí es cuando empiezan los síntomas depresivos, de insomnio o de ansiedad”, explicó la especialista.
Para mejorar la calidad de sueño, la especialista recomendó a la población, principalmente a los adolescentes y jóvenes, dejar fuera de la habitación todo tipo de dispositivos electrónicos (televisión, computadora o teléfono) y procurar dejarlos de usar una hora antes de ir a dormir.
Se debe mantener un horario de sueño regular; es decir, acostarse y levantarse a la misma hora, realizar una rutina de ejercicios antes de las 14:00 horas y procurar cenar dos o tres horas antes de irse a dormir, y evitar el consumo de alimentos después de las 21:00 horas, debido a que la función metabólica del organismo humano disminuye en la noche “y cualquier cosa que comamos después de esa hora nos va a engordar más y se incrementa el riesgo de obesidad”
Insomnio, el problema más frecuente
La doctora Margarita Reyes, médico psiquiatra especialista en medicina del dormir, informó que un tercio de la población adulta mexicana tiene dificultades para dormir, siendo el insomnio el problema más común y que puede convertirse en crónico.
En el marco del Día Mundial del Sueño, conmemorado el 15 de marzo, se llevó a cabo el XIV Encuentro Nacional de Medicina del Dormir, en donde especialistas explicaron la importancia de contar con una buena calidad del sueño, así como su impacto en la salud y vida de las personas.
Margarita Reyes destacó que la somnolencia excesiva diurna —también denominada hipersomnia—, es un trastorno que se caracteriza por una sensación de sueño extrema a lo largo del día, causando que algunas personas se queden dormidas en contra de su voluntad.
Las estadísticas han indicado que tres de cada diez accidentes son provocados por personas que se quedan dormidas al volante, representando una de las principales causas de mortalidad en la población de entre 18 y 25 años, un grupo que tiende a desvelarse, señaló.
De hecho, la doctora señaló que dormir menos de 4 horas durante la noche aumenta 15 veces el riesgo de un accidente automovilístico.
Otro ejemplo revelador es que las personas que están despiertas durante 18 horas seguidas, como aquellas que duermen solo de medianoche a 6:00 horas, muestran un desempeño al volante similar al de alguien con un 0.05% y un 0.10% de alcohol en la sangre.
Además, durante el sueño nuestro sistema inmunológico se fortalece, ayudándonos a combatir enfermedades y a mantenernos saludables.
Tres elementos del sueño de buena calidad
El doctor Rodrigo Chapela, Senior Medical Manager de Teva México, indicó que los tres elementos que caracterizan a un sueño de buena calidad son:
Duración: el tiempo de sueño en la noche debe de ser suficiente para descansar y estar alerta al día siguiente. Continuidad: es importante la capacidad de mantener períodos de sueño ininterrumpidos sin despertares frecuentes para no interferir con los ciclos naturales del sueño, especialmente con las fases más profundas. Y profundidad: el sueño debe ser lo suficientemente profundo para alcanzar sus distintas etapas, en las cuales el cuerpo realiza funciones importantes como la reparación de tejidos y, con ello, volverse reparador.
De no ser así, el doctor Chapela señaló que se puede sufrir de somnolencia diurna y una serie de efectos adversos en la salud como el aumento de la mortalidad, peso y obesidad, además de presentar diabetes y alteraciones en el metabolismo, inflamación, enfermedad cardiovascular, así como otras alteraciones en la salud mental.
Los especialistas recomendaron mantenerse alerta ante las primeras señales de alguna anormalidad en el ciclo del sueño y no ignorarlo. Detectar a tiempo cualquier padecimiento, de la mano de un especialista del sueño, facilitará el tratamiento de algún trastorno que puede impactar negativamente en nuestra calidad de vida.
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