/ lunes 11 de noviembre de 2024

Correo nacional se niega a morir; oficio continúa vigente 

Don Jorge Franco, con 29 años de cartero, exhibe su gran orgullo de ser portavoz de buenas y malas noticias

En las populosas calles del Centro Histórico de la Ciudad de México camina todos los días el señor Jorge Franco Patiño, cartero desde hace 29 años. Entre la multitud y el ruido de los comerciantes y compradores, suena su silbato de bronce de 4 cañas, para avisar a las personas que está presente con su correspondencia.

De trato amable y educado, platica que para él, es un orgullo ser trabajador del Servicio Postal Mexicano desde el 22 de julio de 1994. Aunque por la tecnología ha disminuido la cantidad de cartas, recibos, impresos y documentos, considera que el correo nacional sigue vivo, listo para la modernización y mayor tecnología.

TE RECOMENDAMOS: Destaca Rosa Ícela Rodríguez renovación del parque vehicular del Servicio Postal Mexicano

Jorge Franco es cartero especializado en el Palacio Postal, cubre la ruta 14, que incluye poco más de 21 calles del Centro. Dice estar feliz, con su oficio tan arraigado en la vida cotidiana de México.

Forma parte de los más de los 6903 carteros y mensajeros, de los cuales 6288 son hombres y 615 mujeres. Este grupo de servidores públicos entregan más de 300 millones de piezas al año, en México y el extranjero, de acuerdo a datos oficiales del Servicio Postal Mexicano, a octubre del año en curso.

Con lluvia, calor, frio, smog, sale todos los días de su horario laboral a repartir recibos, sobres, paquetes pequeños y grandes, aunque previamente escanea con su Lector Polisport el código de barras de cada sobre que entrega. Aunque hay días que le toca realizar otras entregas, debido a que faltan carteros.

Foto: Guillermo Pantoja / La Prensa

Entrevistado a un lado de su “pichonera” del Palacio Postal, donde coloca los sobres por calles, luego los compagina por numeración y las vialidades de su ruta, los amarra en paquetes, para posteriormente salir a la zona de reparto, el cual lo realiza entre 3 y 4 horas.

A don Jorge le toca repartir en las calles de Corregidora, 5 de Febrero, Venustiano Carranza, República de El Salvador, Uruguay, Las Cruces, Jesús María, Izazaga, Bolívar, Nezahualcóyotl, Igualdad, Fray Servando.

Después de casi dos horas de recorrido desde su casa en la Alcaldía Iztapalapa, llega a las 8 de la mañana a su centro de trabajo, empieza a hacer la distribución en las cajoneras, para que traigan el material a “las pichoneras”.

Maneja una bicicleta que tiene adaptada una caja de acero para colocar la correspondencia, aunque no siempre la usa, ya que por ejemplo, ahora que empieza el flujo de gente que viene a realizar compras para las fiestas navideñas y hasta el 2 de febrero es complicado moverse en su bici.

Por lo que carga su valija de cuero, con más de 25 años, y empieza el reparto a pie. Y su recorrido es de entre 5 y 7 kilómetros diarios.

Foto: Guillermo Pantoja / La Prensa

Hace algunos años repartió en Garibaldi, luego Fray Servando. Pero el recorrido donde lo acompañó La Prensa lo realiza desde hace 20 años. Sus inicios en la institución los realizó en el archivo activo, durante 3 meses. Luego lo trasladaron a doctor Liceaga, colonia Doctores, en mensajería para Correos de México, Rapitpost, 4 meses como se cerró lo enviaron al Centro operativo de Naranjo.

Regresó a Dirección General y de ahí le dijeron “ya te vas a reparto, ya vas a ser cartero”. Y se quedó en el hermoso Palacio Postal.

Jorge Franco nació en Ciudad de México, hace 59 años y 8 meses. En diciembre termina su ciclo como cartero y en enero inicia sus trámites de prejubilación.

Toda su familia trabaja en el Servicio Postal, sus dos hijas. Una es auxiliar y la otra es cartera en la zona de Obrero Mundial a Lázaro Cárdenas. Su esposa también trabajó en el Correo como auxiliar, pero ya se jubiló.

Con una gran sonrisa platica su orgullo y satisfacción de ser cartero. Le ha dado muchas satisfacciones su oficio… le gusta que la gente lo conozca, valora su trabajo. Conocí a muchos señores, ahora ya conozco a sus hijos y nietos.

El peligro que enfrenta al salir a las calles es el robo de correspondencia; “entramos a oficinas, negocios, comercios, que la dejan en la bicicleta y al salir de la entrega, ya no tienen un paquete. Agradece a la vida que no lo hayan asaltado ni quitado su bicicleta.

Al ordenar la correspondencia, en el momento de la entrevista con La Prensa, coloca recibos, sobres de banco, de Telmex, Selecciones, propaganda comercial, compaginado por calles, numeración en su “pichonera” número 14, para luego salir a la calle a su reparto de lunes a viernes, aunque al mes trabaja dos sábados.

Con un nudo en la garganta narra que un licenciado le dio la oportunidad de entrar al Servicio Postal, ya que se encontraba sin trabajo, “y hasta la fecha he respondido bien a mi trabajo”, dice orgulloso.

Foto: Guillermo Pantoja / La Prensa

En el majestuoso Palacio Postal que se inauguró en febrero de 1907 como oficina de correos para atender la demanda de comunicación de la época. Se le conoció como la Quinta Casa de Correos y fue diseñada por el italiano Adamo Boari, el arquitecto favorito del régimen porfirista; Jorge Franco conversó que tiene cuatro nietos, dos grandes uno de 17, 15 años y dos más pequeños, de 10 y 4 años.

“Cuando llegan los recibos de luz, de teléfonos, de predios, agua es cuando más trabajo tiene. Cuando hay mucha correspondencia cargamos entre 20 y 25 kilos o si hay impresos hasta 30 kilos, describe con detalle.

En sus 29 años de servicio ha tenido 5 diferentes uniformes del Servicio Postal, los cuales ha portado con mucho gusto, pues ellos siempre deben ir muy bien uniformados y con su credencial a la vista, para que la gente los reconozca.

Consciente que ellos hacen posible que las cartas, recibos, paquetes lleguen a las manos de las personas, si ha bajado la tradición de enviar tarjetas navideñas, invitaciones, cartas de amor, desamor, en ocasiones portadores de buenas, malas o inesperadas noticias. La gente esperaba al cartero con gran atención y nos preguntaban: “oiga me llegó carta de mi hermana, hermano, hijos, primos, padres, nietos y claro que manejábamos grandes volúmenes de correspondencia.

“Fue primero por el fax, por los mensajes por bipper, ahora con la digitalización, la gente usa los mensajes por los celulares, videollamadas, reuniones por zoom, sin embargo, considera que el correo mexicano, sigue vivo”, señaló.

En el recorrido que este diario acompañó a don Jorge, vimos la destreza que tiene para sortear los ríos de gente que inundan las calles del Centro repletas de vendedores en las calles, con su valija de cuero repleta de sobres, paquetes pequeños y grandes. Y en uno que otro edificio darle buena cara a malhumorados policías o personas de seguridad que reciben la correspondencia.

Pero la verdad es que la mayoría de las personas y comerciantes son muy amables con este cartero, de buen carácter y sonrisa franca. Le decimos adiós en la Calle de Jesús María y él continuó con su reparto cotidiano.

Virginia, trabajadora del Servicio Postal, área de reclamaciones

Foto: Guillermo Pantoja / La Prensa

Virginia Huerta Alcántara es trabajadora de Correos de México, en el Palacio Postal, con 35 años de servicio en oficina, realizando labores administrativas, ventanilla, atendiendo al público. A la fecha labora en el área de reclamación, la gente va requerir las piezas que no llegan a su destino o que van con retraso, piezas internacionales que por lo regular ya no depende de ellos, sino del correo internacional, que no llegan a su destino de manera oportuna.

Vicky aclara que las reclamaciones son esporádicas, en lo que va del año llevan sólo 20 requerimientos internacionales.

También atiende ventanilla, a diferentes dependencias de gobierno que depositan correspondencia a Correos de México, la cual puede ser registrada, ordinaria o registrada con acuse de recibo.

“Por lo regular son dependencias, como la Fiscalía y Aduanas, entonces soy la que se encarga de recibirla”. Ellas tienen un permiso que se le llama Porte Pagado, depositan sus piezas y posteriormente a fines de mes mandan la cuenta a dirección general, al área de ventas, y ellos se encargan de hacer el cobro”.

En ocasiones tiene relación directa con los carteros, sobre todo cuando llegan las reclamaciones de otros estados, les preguntamos por la pieza, cómo la entregaron o si tuvieron un problema, por lo regular son amparos de los juzgados. “Ahora como los juzgados están en receso, les ha bajado el trabajo”, indica.

La correspondencia de gobierno que entregan son oficios, juicios de amparo; les deposita el ISSSTE, Fiscalía y el SAT, aunque aclara que los carteros ni el personal de correos saben el contenido de los documentos. Los usuarios traen sus sobres cerrados, a nosotros nos corresponde entregarlos. Varios de esos documentos tienen términos, por eso se está muy pendiente de las fechas.

Foto: Guillermo Pantoja / La Prensa

Entrega de cartas para Santa y Los Reyes Magos

Al Palacio Postal llegan cientos de cartas de los niños que envían sus peticiones a Santa Claus y a los Reyes de Oriente. Por lo que los y las trabajadoras postales, se turnan y venden estampillas para esos sobres.

“Es muy lindo que lleguen los niños a este Palacio, van a depositar sus cartas, nos piden las estampillas para pegárselas al sobre, es muy agradable…ver las caras de alegría de los pequeños”.

Expuso que en sus años de servicio, entró a trabajar a los 22 años, le ha gustado laborar en todas los departamentos que le han asignado. “Antes éramos mucho personal, ahora somos menos, teníamos áreas más reducidas. Pero si ha bajado la carga de trabajo…somos menos personal, por lo que hacemos un poco más de todo”.

Quizás en ocasiones la he pasado mal cuando la gente que viene a reclamar un envío internacional, el público muy molesto reclama, porque no llegó bien su correspondencia. En su opinión, el correo tradicional está muy vivo, aunque bajó la demanda, muchas personas lo siguen utilizando.

Foto: Guillermo Pantoja / La Prensa

Síguenos en Facebook: La Prensa Oficial y en Twitter: @laprensaoem

En las populosas calles del Centro Histórico de la Ciudad de México camina todos los días el señor Jorge Franco Patiño, cartero desde hace 29 años. Entre la multitud y el ruido de los comerciantes y compradores, suena su silbato de bronce de 4 cañas, para avisar a las personas que está presente con su correspondencia.

De trato amable y educado, platica que para él, es un orgullo ser trabajador del Servicio Postal Mexicano desde el 22 de julio de 1994. Aunque por la tecnología ha disminuido la cantidad de cartas, recibos, impresos y documentos, considera que el correo nacional sigue vivo, listo para la modernización y mayor tecnología.

TE RECOMENDAMOS: Destaca Rosa Ícela Rodríguez renovación del parque vehicular del Servicio Postal Mexicano

Jorge Franco es cartero especializado en el Palacio Postal, cubre la ruta 14, que incluye poco más de 21 calles del Centro. Dice estar feliz, con su oficio tan arraigado en la vida cotidiana de México.

Forma parte de los más de los 6903 carteros y mensajeros, de los cuales 6288 son hombres y 615 mujeres. Este grupo de servidores públicos entregan más de 300 millones de piezas al año, en México y el extranjero, de acuerdo a datos oficiales del Servicio Postal Mexicano, a octubre del año en curso.

Con lluvia, calor, frio, smog, sale todos los días de su horario laboral a repartir recibos, sobres, paquetes pequeños y grandes, aunque previamente escanea con su Lector Polisport el código de barras de cada sobre que entrega. Aunque hay días que le toca realizar otras entregas, debido a que faltan carteros.

Foto: Guillermo Pantoja / La Prensa

Entrevistado a un lado de su “pichonera” del Palacio Postal, donde coloca los sobres por calles, luego los compagina por numeración y las vialidades de su ruta, los amarra en paquetes, para posteriormente salir a la zona de reparto, el cual lo realiza entre 3 y 4 horas.

A don Jorge le toca repartir en las calles de Corregidora, 5 de Febrero, Venustiano Carranza, República de El Salvador, Uruguay, Las Cruces, Jesús María, Izazaga, Bolívar, Nezahualcóyotl, Igualdad, Fray Servando.

Después de casi dos horas de recorrido desde su casa en la Alcaldía Iztapalapa, llega a las 8 de la mañana a su centro de trabajo, empieza a hacer la distribución en las cajoneras, para que traigan el material a “las pichoneras”.

Maneja una bicicleta que tiene adaptada una caja de acero para colocar la correspondencia, aunque no siempre la usa, ya que por ejemplo, ahora que empieza el flujo de gente que viene a realizar compras para las fiestas navideñas y hasta el 2 de febrero es complicado moverse en su bici.

Por lo que carga su valija de cuero, con más de 25 años, y empieza el reparto a pie. Y su recorrido es de entre 5 y 7 kilómetros diarios.

Foto: Guillermo Pantoja / La Prensa

Hace algunos años repartió en Garibaldi, luego Fray Servando. Pero el recorrido donde lo acompañó La Prensa lo realiza desde hace 20 años. Sus inicios en la institución los realizó en el archivo activo, durante 3 meses. Luego lo trasladaron a doctor Liceaga, colonia Doctores, en mensajería para Correos de México, Rapitpost, 4 meses como se cerró lo enviaron al Centro operativo de Naranjo.

Regresó a Dirección General y de ahí le dijeron “ya te vas a reparto, ya vas a ser cartero”. Y se quedó en el hermoso Palacio Postal.

Jorge Franco nació en Ciudad de México, hace 59 años y 8 meses. En diciembre termina su ciclo como cartero y en enero inicia sus trámites de prejubilación.

Toda su familia trabaja en el Servicio Postal, sus dos hijas. Una es auxiliar y la otra es cartera en la zona de Obrero Mundial a Lázaro Cárdenas. Su esposa también trabajó en el Correo como auxiliar, pero ya se jubiló.

Con una gran sonrisa platica su orgullo y satisfacción de ser cartero. Le ha dado muchas satisfacciones su oficio… le gusta que la gente lo conozca, valora su trabajo. Conocí a muchos señores, ahora ya conozco a sus hijos y nietos.

El peligro que enfrenta al salir a las calles es el robo de correspondencia; “entramos a oficinas, negocios, comercios, que la dejan en la bicicleta y al salir de la entrega, ya no tienen un paquete. Agradece a la vida que no lo hayan asaltado ni quitado su bicicleta.

Al ordenar la correspondencia, en el momento de la entrevista con La Prensa, coloca recibos, sobres de banco, de Telmex, Selecciones, propaganda comercial, compaginado por calles, numeración en su “pichonera” número 14, para luego salir a la calle a su reparto de lunes a viernes, aunque al mes trabaja dos sábados.

Con un nudo en la garganta narra que un licenciado le dio la oportunidad de entrar al Servicio Postal, ya que se encontraba sin trabajo, “y hasta la fecha he respondido bien a mi trabajo”, dice orgulloso.

Foto: Guillermo Pantoja / La Prensa

En el majestuoso Palacio Postal que se inauguró en febrero de 1907 como oficina de correos para atender la demanda de comunicación de la época. Se le conoció como la Quinta Casa de Correos y fue diseñada por el italiano Adamo Boari, el arquitecto favorito del régimen porfirista; Jorge Franco conversó que tiene cuatro nietos, dos grandes uno de 17, 15 años y dos más pequeños, de 10 y 4 años.

“Cuando llegan los recibos de luz, de teléfonos, de predios, agua es cuando más trabajo tiene. Cuando hay mucha correspondencia cargamos entre 20 y 25 kilos o si hay impresos hasta 30 kilos, describe con detalle.

En sus 29 años de servicio ha tenido 5 diferentes uniformes del Servicio Postal, los cuales ha portado con mucho gusto, pues ellos siempre deben ir muy bien uniformados y con su credencial a la vista, para que la gente los reconozca.

Consciente que ellos hacen posible que las cartas, recibos, paquetes lleguen a las manos de las personas, si ha bajado la tradición de enviar tarjetas navideñas, invitaciones, cartas de amor, desamor, en ocasiones portadores de buenas, malas o inesperadas noticias. La gente esperaba al cartero con gran atención y nos preguntaban: “oiga me llegó carta de mi hermana, hermano, hijos, primos, padres, nietos y claro que manejábamos grandes volúmenes de correspondencia.

“Fue primero por el fax, por los mensajes por bipper, ahora con la digitalización, la gente usa los mensajes por los celulares, videollamadas, reuniones por zoom, sin embargo, considera que el correo mexicano, sigue vivo”, señaló.

En el recorrido que este diario acompañó a don Jorge, vimos la destreza que tiene para sortear los ríos de gente que inundan las calles del Centro repletas de vendedores en las calles, con su valija de cuero repleta de sobres, paquetes pequeños y grandes. Y en uno que otro edificio darle buena cara a malhumorados policías o personas de seguridad que reciben la correspondencia.

Pero la verdad es que la mayoría de las personas y comerciantes son muy amables con este cartero, de buen carácter y sonrisa franca. Le decimos adiós en la Calle de Jesús María y él continuó con su reparto cotidiano.

Virginia, trabajadora del Servicio Postal, área de reclamaciones

Foto: Guillermo Pantoja / La Prensa

Virginia Huerta Alcántara es trabajadora de Correos de México, en el Palacio Postal, con 35 años de servicio en oficina, realizando labores administrativas, ventanilla, atendiendo al público. A la fecha labora en el área de reclamación, la gente va requerir las piezas que no llegan a su destino o que van con retraso, piezas internacionales que por lo regular ya no depende de ellos, sino del correo internacional, que no llegan a su destino de manera oportuna.

Vicky aclara que las reclamaciones son esporádicas, en lo que va del año llevan sólo 20 requerimientos internacionales.

También atiende ventanilla, a diferentes dependencias de gobierno que depositan correspondencia a Correos de México, la cual puede ser registrada, ordinaria o registrada con acuse de recibo.

“Por lo regular son dependencias, como la Fiscalía y Aduanas, entonces soy la que se encarga de recibirla”. Ellas tienen un permiso que se le llama Porte Pagado, depositan sus piezas y posteriormente a fines de mes mandan la cuenta a dirección general, al área de ventas, y ellos se encargan de hacer el cobro”.

En ocasiones tiene relación directa con los carteros, sobre todo cuando llegan las reclamaciones de otros estados, les preguntamos por la pieza, cómo la entregaron o si tuvieron un problema, por lo regular son amparos de los juzgados. “Ahora como los juzgados están en receso, les ha bajado el trabajo”, indica.

La correspondencia de gobierno que entregan son oficios, juicios de amparo; les deposita el ISSSTE, Fiscalía y el SAT, aunque aclara que los carteros ni el personal de correos saben el contenido de los documentos. Los usuarios traen sus sobres cerrados, a nosotros nos corresponde entregarlos. Varios de esos documentos tienen términos, por eso se está muy pendiente de las fechas.

Foto: Guillermo Pantoja / La Prensa

Entrega de cartas para Santa y Los Reyes Magos

Al Palacio Postal llegan cientos de cartas de los niños que envían sus peticiones a Santa Claus y a los Reyes de Oriente. Por lo que los y las trabajadoras postales, se turnan y venden estampillas para esos sobres.

“Es muy lindo que lleguen los niños a este Palacio, van a depositar sus cartas, nos piden las estampillas para pegárselas al sobre, es muy agradable…ver las caras de alegría de los pequeños”.

Expuso que en sus años de servicio, entró a trabajar a los 22 años, le ha gustado laborar en todas los departamentos que le han asignado. “Antes éramos mucho personal, ahora somos menos, teníamos áreas más reducidas. Pero si ha bajado la carga de trabajo…somos menos personal, por lo que hacemos un poco más de todo”.

Quizás en ocasiones la he pasado mal cuando la gente que viene a reclamar un envío internacional, el público muy molesto reclama, porque no llegó bien su correspondencia. En su opinión, el correo tradicional está muy vivo, aunque bajó la demanda, muchas personas lo siguen utilizando.

Foto: Guillermo Pantoja / La Prensa

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