Para reducir el desperdicio y apoyar a la población vulnerable de la ciudad de México, el Fideicomiso de la Central de Abasto puso en marcha, en el 2020, el Centro de Acopio y Recuperación de Alimentos (Itacate), a través del cual bodegueros y comerciantes donan la merma de alimentos para los 600 comedores comunitarios instalados en las 16 alcaldías.
Los alimentos que se rescatan en el mercado de abasto más grande de América Latina se distribuyen en la población prioritaria de la Ciudad de México, a través de la Secretaría de Inclusión y Bienestar Social (SIBISO).
Institución que los reparte a los comedores sociales, albergues, refugios para mujeres y personas en situación de calle que hay en la capital, lo cual beneficia a más de 80 mil personas diariamente.
En entrevista con La Prensa, Graciela de Paz, Directora Ejecutiva de Innovación y Proyecto en la Central de Abasto, explicó que Itacate recupera los alimentos de la Ceda, y a diferencia de los bancos de alimento, “ellos otorgan alimentos y solicitan una cuota de cooperación”; mientras que Itacate los dona de manera gratuita, “ésa es la gran diferencia”, precisó.
La funcionaria recordó que en la CDMX, el 15% de la población (un millón 389 mil personas) se encuentra en carencia alimentaria de acuerdo a datos del INEGI y el Coneval, antes de la pandemia era del 13%. “Itacate rescata 270 toneladas de alimento al día para donarlos”, citó.
Manifestó que debido a las toneladas de frutas y verduras que se tiraban al basurero de la CEDA, “Itacate surgió como un proyecto transformador innovador para evitar que los alimentos aptos para el consumo humano llegarán a los contenedores de basura de los residuos orgánicos”.
Los bodegueros no tenían la cultura de la donación, indicó, “es un proceso cultural y apenas se está implementando y fomentando entre los bodegueros, y creo que se debería fomentar entre la población en general, el sector restaurantero, hoteles, bares, supermercados, tiendas de conveniencia y comerciantes para donar la mercancía antes de que se echa perder”.
De Paz Fuentes reconoció que ha sido un trabajo arduo fomentar la cultura de la donación entre los bodegueros; los visitamos, los concientizamos, les decimos el problema de la carencia alimentaria que hay en la Ciudad de México, a nivel nacional y el mundo… “lo importante es aprovechar esos alimentos que ellos tiraban a los contenedores”, subrayó.
De acuerdo con el Fideicomiso de la CEDA, en 2020, se tiraron 32 mil 725 toneladas de desechos, de los cuales 45% son orgánicos, como frutas y verduras, el resto inorgánicos, como papel, cartón y plásticos, entre otros.
De la Paz recordó que el programa Itacate surgió el pasado 26 de febrero del 2020, ante la necesidad de generar una cultura de aprovechamiento de los alimentos.
Su objetivo es disminuir y evitar el desperdicio de alimentos en la CEDA, recuperar y acopiar elementos aptos para el consumo humano y también fomentar la cultura de la donación entre los participantes están los bodegueros.
Incluso, platicó que desde la creación de Itacate, se ha reducido el desperdicio de alimentos del campo, en el 2020 se generaban al día 465 toneladas de residuos orgánicos, ahora se reporta que se generan 360 toneladas.
La funcionaria exhortó a la población a sumarse a la donación de alimentos, “debemos seguir trabajando en esta donación y decirle a la población que los alimentos no se deben desperdiciar, se tienen que aprovechar en las casas tenemos que hacer conciencia y comprar sólo lo que nos vamos a comer”.
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En el mundo somos 8 mil millones de personas y se estima que 800 millones a nivel mundial padecen hambre y paradójicamente se desperdician alimentos que podrían alimentar a todas las personas que sufren hambre.
Graciela de Paz consideró urgente reforzar la política pública para regular el desperdicio de alimentos, trabajar con la población en fomentar una conciencia de cultura ambiental, para disminuir la cantidad; pero también se debe trabajar con los consumidores qué la calidad del alimento no cambia por la apariencia si está descolorido o tiene alguna mancha, deformado o pequeño no tiene nada que ver la calidad nutricional de la misma.
Describió que los productos del campo que llegan a la CEDA, se puede hablar de dos momentos; el transporte de los productos que se producen y llegan a la central de abasto son transportados en condiciones óptimas; los tráileres tienen cámaras de refrigeración, para que los alimentos mantengan su calidad, si es producto blando o más fuerte.
Hay productos blandos que se maltratan fácilmente cómo puede ser el jitomate el plátano o la guayaba obviamente los bodegueros son muy cuidadosos en el trato y manejo de los alimentos cuando llegan; ellos están viendo que sale de su circuito de comercialización, porque a lo mejor no se les vendió, traía algún retraso, mucho tiempo de refrigeración y eso no significa que esté echado a perder, pero no cumple sus controles de calidad y lo donan a Itacate.
El procedimiento es el siguiente: “nos hablan por teléfono a la oficina de Itacate ubicada en el pasillo cuatro de la CEDA, donde laboran tres personas, dos hombres y una mujer y un camión de 4 toneladas".
Se acude con los comerciantes que están donando, “llegamos a la bodega, se revise el producto, se sube a la camioneta y llegando a Itacate se baja el producto, se pesa para saber cuántas toneladas son las que se están dando y se hace una especificación de acuerdo y se refrigera.
La titular de la Dirección Ejecutiva de Innovación y Proyectos aseguró que no reciben alimentos en descomposición; “todos los alimentos están en condiciones óptimas para consumo humano”.
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