Andrea, quien pidió ser llamada así para proteger su identidad, fue violentada en su hogar por su padre. Un día, una de sus tías le ayudó a escapar de su casa y llegó a un refugio en el que durante ocho meses ha vivido junto con su hijo.
“Desde que yo era niña mi papá abusaba de mí, empezaron las violaciones y cuando yo tenía 13 años quedé embarazada de él, se lo comenté a mi mamá y a mis hermanos, pero no me creyeron”, contó a El Sol de México mientras con una mano detenía el estambre y el gancho y con la otra cargaba a su hijo de tres años.
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Andrea se refugió en un espacio seguro ubicado a las afueras de la Ciudad de México, uno de los 79 que existen a nivel nacional. Ahora aprende a tejer y otras actividades que le ayudan a salir adelante.
Andrea aún se observa tímida, temerosa e insegura por la violencia que vivió con su familia, pero en este refugio retomó su vida y se apoya de los especialistas y mujeres del lugar.
“Aquí podemos tomar cursos de tejido, gastronomía, estilismo y diversos temas. Durante el tiempo que he estado aquí ya aprendí hacer huaraches, postres, comida, ropa y muchas cosas gracias a los talleres”, explicó.
Los refugios son una segunda oportunidad de vida para mujeres que son víctimas de violencia. De acuerdo con la Red Nacional de Refugios (RNR), en 2023 atendió a más de 20 mil mujeres, niñas y niños de todos los estados del país.
Estos lugares no tienen un número o dirección visible, pues su ubicación está reservada. Su estructura destaca, pero tienen con puertas fuertes, entradas seguras y barras de metal que rodean el refugio, los jardines o áreas verdes. Cuentan con personal de seguridad, cámaras de vigilancia y alarmas para cualquier emergencia.
La Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia (Conavim), es la dependencia federal que asigna el presupuesto para los 79 refugios del país.
Actualmente la Conavim no tiene titular, pues en noviembre de 2023 Fabiola Alanís renunció para sumarse a la campaña de la ahora candidata a la Presidencia, Claudia Sheinbaum. Desde entonces, el presidente Andrés Manuel López Obrador no designa a una comisionada.
Las ubicaciones de los refugios no son públicas. Para ingresar hay que firmar un documento que obliga a la confidencialidad y a la protección de las mujeres que habitan en este lugar.
En el refugio donde habita Andrea se observa desde la entrada un espacio grande con áreas verdes y árboles, juegos infantiles y salones de clases. Es un sitio tranquilo rodeado de naturaleza, pero, sobre todo, con medidas de seguridad y protección para las mujeres.
“Es un segundo hogar”, “son espacios donde por primera vez pudimos dormir tranquilas”, “son lugares donde nos sentimos seguras”, son algunas de las opiniones de mujeres que viven aquí.
En este refugio las actividades inician desde las 05:00 horas. Las primeras tareas de las refugiadas es ordenar su cuarto, bañarse, desayunar y limpiar las áreas comunes. Después tienen diferentes horarios para tomar clases, terapia y talleres.
En un recorrido, a las 11:00 horas todos los espacios del lugar estaban ocupados. Los hijos de las mujeres estudiaban en el salón de clases y algunas de ellas se encontraban en las áreas comunes y en los diferentes talleres que se imparten.
En este lugar Andrea y su hijo reciben comida, ropa, terapia sicológica, atención médica y asesoría jurídica de manera gratuita. Además tienen un cuarto propio para dormir.
“Ahorita mi niño ya está grande, ya tiene tres años y fue la razón más grande para poderme salir de ahí. Una tía y mis amigos fueron los que me ayudaron a escapar de mi casa”, detalló.
Aunque la joven de 17 años se siente segura y tranquila, tiene miedo que su familia o su agresor la encuentren.
“Este es un lugar muy seguro, hay alarmas y puertas de seguridad, todo el tiempo están vigilando y con eso me siento más tranquila. Aquí me he sentido muy bien, he tenido mucha atención, me comprenden y me dan atenciones”, expresó.
Cuando Andrea salga recibirá ayuda por medio de otros espacios que forman parte de la Red de Refugios como las Casas de Transición. Por ser menor de edad, debe resguardarse y esperar a cumplir 18 años para darle seguimiento a la denuncia contra su violentador.
Casas de Transición
A nivel federal existen tres tipos de presupuesto para financiar programas de apoyo hacia las mujeres. La partida específica para los refugios proviene del Programa de Apoyo para Refugios Especializados para Mujeres Víctimas de Violencia de Género, sus hijas e hijos.
En 2021 se etiquetó el presupuesto únicamente para los refugios, pues antes de ese año el dinero estaba etiquetado en otros programas de Conavim. En 2021 y 2022 estaba considerado en el ramo de Bienestar, pero desde 2023 ahora está a cargo de la Secretaría de Gobernación.
Este año la Conavim asignó a la Red de Refugios un presupuesto de 485 millones 673 mil 998 pesos, mientras que 2023 operó con 463 millones 315 mil 814 pesos. De 2021 a 2024 el presupuesto aumentó 80 millones 670 mil 922 pesos.
La directora de la Red Nacional de Refugios, Wendy Figueroa Morales, afirmó que desde 2021 el presupuesto para estos espacios es insuficiente, ya que apenas alcanza para cubrir los gastos de ocho meses del año.
La defensora de Derechos Humanos dijo que 85 por ciento de los refugios pertenece a la sociedad civil y 15 por ciento a organizaciones del gobierno federal. Estos se dividen en Centros de atención Externa, Casas de Emergencia, Refugios y Casas de Transición.
“Son lugares de esperanza donde por primera vez pudieron dormir tranquilas tanto ellas como sus hijos e hijas, sin el miedo de que les vaya a lastimar o dañar. Son espacios donde se reencuentran a sí mismas, porque hay trabajo tanto terapéutico, individual y grupal. Son lugares que previenen feminicidios y restituyen derechos”, manifestó.
La activista detalló que el primer contacto de las mujeres que acuden a la Red de Refugios es a través de las Casas de atención externa, donde se acompaña y asesora para la toma de decisiones. En estos espacios públicos se ofrecen opciones para iniciar un proceso de atención integral.
Otro de los espacios son las Casas de Emergencia, que reciben a mujeres que tuvieron que salir de su hogar de manera urgente y carecen de una red de apoyo. Aquí las mujeres pueden refugiarse hasta 72 horas para que definan si se quedarán en uno de los Refugios para recibir ayuda.
“Los Refugios son espacios confidenciales de prevención, atención y protección de forma gratuita que cuentan con un modelo de atención integral que permite garantizar la seguridad de las mujeres víctimas de violencia”, explicó Figueroa Morales.
Las Casas de Transición son la finalización del proceso dentro de la Red de Refugios, donde las víctimas pueden estar con sus hijos hasta seis meses, sin pagar una renta, y reciben acompañamiento económico para autoemplearse.
Carmen es otra usuaria de este Refugio, quien contó que, al momento de la entrevista, podría salir en un mes y comenzar con su proceso de acompañamiento en una de las Casas de Transición, donde le brindarán apoyo para que se integre a la vida cotidiana.
La mujer de 41 años de edad fue violentada por su ex pareja durante varios años. Dijo que en este Refugio “encontró una segunda oportunidad de vida para salir adelante”.
“Reincidí con mi pareja, pero la violencia fue en aumento, no disminuyó, yo creí que iba a cambiar, pero llegó al grado de apuntarnos con un arma a mí y a mis hijas, entonces entendí que corría peligro nuestra vida”, contó.
“Me tenía encerrada, no podía salir de la casa y todo el tiempo me estaba vigilando, controlaba mis llamadas y no tenía permiso de salir, tenía que ser bajo vigilancia de él y todo el tiempo había cámaras en la casa, incluso en el baño y en la recámara. Una ocasión tuve la oportunidad de salir con mis hijas y escapé”, agregó.
A pesar de que Carmen está segura en este sitio, es víctima de violencia vicaria, pues además de las agresiones por parte de su agresor, le quitó a una de sus hijas.
“Me quito una niña y aquí estoy con la mayor, la otra está con él y estamos en el proceso legal para recuperarla. Su manera de manipularme y controlarme es tener a la niña para que yo regrese con él, pero ya no voy a regresar con él”, aseguró.
Cuando Carmen salga recibirá ayuda para recuperar a su hija, pues otra de las funciones de la Red de Refugios es asesorar y dar seguimiento a las carpetas de investigación y procesos legales de cada víctima para que haya justicia y se garanticen los derechos de las víctimas.
Personal especializado
La coordinadora y encargada de las diferentes áreas de atención de este Refugio, Josefina Figueroa Sánchez, explicó que en estos espacios también enseñan a las mujeres a confiar en ellas, a ser independientes y a tener una estructura en su vida.
“Algo que hacemos nosotros como equipo, es que nos damos cuenta que vienen con mucha desestructura, pocas son las usuarias que llegan con hábitos, los más elementales y aquí les ayudamos a eso, a generarse hábitos a comer bien y a tener rutinas”, explicó.
Figueroa Sánchez mencionó que estos espacios proveen de calzado, ropa y comida a las usuarias y a sus hijos, pero sobre todo, cuentan con médicos, sicólogos y personal especializado para atenderlas, por ello la importancia de contar con un presupuesto que cubra con todas las necesidades de las usuarias.
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“Tienen un esquema de tareas como barrer áreas comunes, limpiar su habitación, llevar a sus hijos al aula de escuela, asistir a las terapias y darle seguimiento a sus denuncias o procesos legales”, detalló.
De acuerdo con la Red Nacional de Refugios, los estados con mayor índice de violencia contra las mujeres son Guerrero, Estado de México, Querétaro, Colima y Monterrey, por lo que no son suficientes 76 espacios de atención y prevención en todo el país.