El Subsistema de Educación Comunitaria Pilares presentó el informe de Evaluación Interna del programa social Pilares 2023.
La imagen que se tiene del programa es satisfactoria; ya que el 91% de los encuestados tuvo una percepción positiva sobre la claridad, suficiencia y precisión de la información proporcionada.
La calidad de la gestión fue valorada de forma positiva: el 91.7% de la muestra consideró que los trámites de ingreso fueron pocos y sencillos o los necesarios.
El 91.7% de las personas encuestadas consideró que los talleres u otras actividades mantenían una calidad sostenida siempre y el 99.2% reconoció la amabilidad y el respeto como cualidades del trato recibido por los funcionarios encargados de la implementación del programa.
La calidad del beneficio fue una dimensión valorada de forma satisfactoria en todos los indicadores que fueron tomados en consideración.
Necesidades de superación
El 89.5% de los encuestados consideró que los servicios brindados por el programa responden totalmente a sus necesidades de superación; mientras que los aspectos que más contribuyeron al mejoramiento de la calidad de vida fueron los relativos al avance en el grado educativo (80.68%) y la satisfacción personal (58.38%).
El 97.3% calificó los servicios otorgados por el programa como muy buenos (74.8%) y buenos (22.5%).
El 83% de los participantes en la encuesta consideró que el programa no le había generado gastos adicionales y solo un 17% expresó que sí. Los gastos más comunes resultaron ser los relativos a la compra de materiales y transporte.
Estrategia Pilares
A la vez, el 72.4% de los participantes en la encuesta consideró que la participación en el programa había contribuido a la integración familiar y, aunque este es un resultado positivo, no debe obviarse el hecho de que la estrategia Pilares tiene entre sus propósitos el fortalecimiento del tejido social desde una visión de contención de las violencias, para lo cual es necesario que las personas se conozcan, desarrollen confianza y construyan solidaridades.
El 62% de la muestra estuvo compuesta por mujeres y el 38% por hombres. El 51% se encuentra en el rango entre los 15 y 29 años; el 17%, entre los 30 y 44; el 15%, entre los 45 y 59 y el 11% entre 60 años y más. Esta distribución resulta congruente con la población priorizada del programa que es precisamente la que agrupa a las y los jóvenes que han abandonado sus estudios.
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