En una de las chinampas del paraje Santiago Chililico, del Barrio La Santísima Trinidad, alcaldía Xochimilco, el Presidente de la Asociación Agrícola Local de Floricultores y Viveristas de Xochimilco, Pedro Pacheco Luna, dio a conocer que para esta temporada de Día de Muertos espera una producción de 300 a 400 mil plantas de cempasúchil.
Al cruzar el canal de Apatlaco en una pequeña canoa, “llegamos a la Chinampa de la familia Pacheco”, productores de plantas, árboles, nochebuenas y cempasúchil, esta flor de temporada, que millones de mexicanos incluyen en los altares, panteones, camellones y para la decoración de Día de Muertos.
En estas chinampas, que forman parte del Suelo de Conservación, se producen y crecen las plantas que se venden en los mercados de Xochimilco, otras áreas de la Ciudad de México y varios estados de la República.
En un recorrido que realizó LA PRENSA, Pedro Pacheco, junto con su hija Carol Pacheco, informaron que desde hace 3 meses comenzaron a producir la flor de cempasúchil, que se comienza a vender desde los primeros días de octubre hasta principios de noviembre.
Esta especie no es sólo un deleite a la vista, por su vivo color anaranjado, amarillo, amarillo fosforescente o blanco, sino un elemento representativo de la tradición mexicana de fiesta de muertos (1 y 2 de noviembre).
Esta "flor de veinte pétalos" (del náhuatl cempoal-xóchitl, veinte-flor) adornará las tumbas y ofrendas de los fieles difuntos.
Su color que semeja los rayos solares llena de color los campos y viveros de Xochimilco -zona natural protegida-, a partir del mes de octubre y principios de noviembre.
Los Pacheco pertenecen a la agrupación llamada Unión Regional de Floricultores y Viveristas de Xochimilco Madreselva, ubicada en la exposición permanente, a un costado del Bosque de Nativitas, donde se pueden vender desde una maceta hasta más de 5 mil.
Los precios de las flores dependen de la calidad de la planta; las macetas se venden desde los 20, 25, 30 o 35 pesos; “es una planta muy económica para este Día de Muertos”, comentaron.
Pacheco Luna de 56 años es nativo de Xochimilco y, año con año, cultiva las flores de cempasúchil; su vida ha sido la producción de plantas, aparte de eso tienen otras variedades como árboles de reforestación y nochebuenas.
En la visita que realizó este diario, junto con la representación de la CDMX, de la Secretaría de Agricultura, el agricultor destacó que como las ventas están bajas tienen, sobre todo por la pandemia del Covid-19 y el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, proveedores de fertilizantes, tiene que variar la producción, pero confía en la recuperación de las ventas, pese a los efectos y el alza de insumos que han afectado su actividad productiva en esta zona rural de la Ciudad de México.
Muy orgulloso de su labor narró que forma parte de la tercera generación de agricultores en su familia, Carol y sus otros tres hijos más, forman parte de la cuarta generación.
Producen entre 15 y 20 mil macetas de la conocida flor de muerto, el cempasúchil clemolito; como familia siempre se ayudan, a veces se venden bien, luego les sobran, “no siempre es la misma facilidad de venta”, comento.
“Para nosotros, los años pandemia han sido años difíciles, y una complicada situación económica, en un momento dado, las personas prefieren comer alimentos a comprar una planta”, reconoce.
La familia Pacheco vive al 100% de la floricultura, también venden rosas, ciclamen, Nochebuenas, árbol de la abundancia, árboles de reforestación todo el año, desde uno a cinco metros, aunque éstos se venden espaciadamente.
Su mayor ingreso es en la presente temporada de muertos y a fines de noviembre y diciembre, con la flor de Nochebuena.
El productor xochimilca afirmó que reproducen la semilla nativa, antes la planta la sembraban en latas, luego en bolsas, ahora en macetas; aunque antes en Xochimilco vendían mucha flor de corte, como el alhelí, blanca, mora y amarilla; cempasúchil y el clemolito, “todas se vendían en el centro de Xochimilco en manojos, de ahí se expandía al resto de la capital mexicana”.
Los colores que más producen son el naranja del cempasúchil, los clemoles en color naranja claro e intenso, rojos así como otra variedad de cempasúchil, amarilla, tipo bombón.
“Las macetas tienen mayor durabilidad, la flor de corte dura cinco días y se tira y esta puede durar casi dos meses, con los cuidados necesarios”, expuso.
En esa chinampa, en ocasiones trabajan 20 personas y como su negocio es familiar, laboran en ella “mi hija con su esposo y su suegro, y en mi caso con mis hijos”.
El señor Pacheco orgulloso platicó que tiene dos hijas y dos hijos a quienes ha sostenido con la floricultura, uno es licenciado en administración de empresas turísticas del IPN, el otro está estudiando para ser ingeniero químico industrial, Carol tiene una Licenciatura en Administración y la otra hija, en Trabajo Social. Todos esos estudios “gracias a la floricultura”, refirió.
Pacheco Luna destacó que al campo y la naturaleza hay que quererlos, “si no amamos la agricultura, no funcionaría la producción, ya que se requiere de mucha paciencia, atención y cuidado de todas las platas”.
Al terminar la flor de cempasúchil, comienza la producción de Nochebuenas, y no siembra en volúmenes muy elevados, ya que en las chinampas, “los terrenos no son hectáreas, son terrenos de mil o 2 mil, o 3 mil metros, los más grandes por lo que tienen que ir adaptando la planta. “Para las Nochebuenas, ponen techos, porque sino con el frío se les hielan”, detalló.
Buscan mantener las ventas
El centro de Xochimilco está conformado por 18 barrios, donde hay más de 2 mil familias dedicadas a la producción de flores y plantas, verduras y hortalizas.
El total de la producción se vende en Ciudad de México, Guadalajara, Toluca, Puebla, Monterrey y Sonora.
Explicó que aumentaron los costos de producción por la invasión de Rusia a Ucrania, por el alza de los fertilizantes, “como tiende a escasear comienzan a subir de precio, por lo que buscamos meter abonos orgánicos, como el de vaca, de borrego, para que la producción salga bonita. La sustitución de fertilizantes químicos por orgánicos es del 50%”, puntualizó.
Confirmó que utilizan semilla mexicana nativa. “La obtenemos, dejamos que la flor se seque, al término de la floración se seca y empiezan a extraer la semilla. Lleva más de un mes porque es muy pequeña. Y en Xochimilco mantienen la calidad, año con año para que no degenere.
Aunque reconoció que en ocasiones no crecen mucho las plantas, porque les hacen falta insumos y trabajadores, y por el alza de los costos. “O bien pagamos insumos y obreros, a quienes se les debe pagar 5 o 6 mil pesos semanales, por lo que nos prestamos insumos y dinero entre sus familias”.
El agricultor destacó que en el último año, el costo de producción aumentó 50%, aunque tratan de que no se refleje en el costo final al consumidor, por lo que tratan de mantener el precio, para mantener las ventas.
Dijo que algunos productores tienen préstamos de la Corenard del gobierno local, “a mucha gente lo han apoyado, otros no, algunos se forman y les dan un incentivo para que puedan sacar su producción”.
Igualmente, reciben apoyo y capacitación de la Secretaría de Agricultura. “SADER nos otorga apoyos económicos, capacitación para que las producciones tengan una buena producción”, comentó Pedro Pacheco, contador privado, que le gustó más la floricultura.
Quinta generación de productores
Carol Pacheco, hija de Pedro, destacó las complicaciones que tienen en el campo, “hay veces que no tenemos quien nos ayude, es difícil conseguir o pagar a los jornaleros, por lo que a toda la familia le toca trabajar”.
Su esposo, quien es hijo de otro agricultor Xochimilca, es productor de flores, plantas y árboles; a él, le ayuda al llenado de macetas, a regar, abonar, desyerbar durante varios meses.
“Nosotros producimos el cempasúchil, esta hermosa flor de temporada de todos los Santos, que nada más dura 15 días, pero para nosotros son 3 meses de trabajo”.
En la visita, en la chinampa de 1000 metros estaban 12 mil plantas listas para salir al mercado, aunque en un promedio manejan cerca de 15 mil cada año, “no ponemos más, porque no tenemos más espacio”, señaló.
En ocasiones contratan a 6 personas, cuando inician con el cempasúchil “hay que meter maceta, llenar, y luego comienzan a colocar la Plántula”.
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Narró que su padre le enseñó la agricultura, y ahora con su esposo que también es agricultor, ha aprendido más. "Nos complementamos; él sabe más del campo. Le gusta su trabajo en la chinampa y gracias a ella, ha vivido'', afirmó.
La joven licenciada y agricultora, le ve futuro a la floricultura en Xochimilco, le gustaría que sus hijos sigan en este negocio. Y espera que este año sea mejor y suban sus ventas, para recuperar lo perdido durante la pandemia.
Cempasúchil, una flor de nuestros ancestros
De acuerdo con Pedro Pacheco, el cempasúchil es originario de Xochimilco, su historia data desde los aztecas.
“Desde que era niño la sembraban para corte de flor, año tras año, por eso mantienen la calidad”, recordó.
Sembrarla es una tradición empírica. Los productores de las chinampas de Xochimilco “no queremos que pierda esta tradición de la siembra de cempasúchil”, subrayó.
Las chinampas son un método de cultivo prehispánico, utilizado por los mexicas para ampliar el territorio en lagos y lagunas del Valle de México, en zonas donde el agua es el principal recurso natural.
Conforman un sistema artificial de cultivo único en el mundo, que ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad.
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