Los andenes, líneas y oficinas en los Centros de Transferencia Multimodal CETRAM capitalinos, no fueron diseñados pensando en la mujer; sitios donde se registra la mayor incidencia de violencia sexual contra, revela la socióloga Paola Soto.
Alrededor de 70% de mujeres se sienten inseguras al transitar por los CETRAM, que son los paraderos donde se conectan varios medios de transporte público y concesionado como Metro, autobuses, microbuses y taxis en la Ciudad de México, lo que influye en su movilidad, revela la investigación de la doctora Paula Soto, socióloga de la Universidad Nacional Autónoma de México.
“El espacio urbano no es neutro, ha sido pensado, diseñado y utilizado para un sujeto que es masculino, por lo que la invisibilidad de las mujeres en los análisis urbanos, los transportes y los barrios no están necesariamente condicionados para las necesidades de las mujeres”, explicó.
El estudio cuestiona la dicotomía geográfica de que las mujeres son inmóviles y los hombres son sujetos en movimiento, y analiza la relación entre movilidad y género, principalmente en tres CETRAM de la ciudad de México: Pantitlán, Indios Verdes y Taxqueña, y ahonda en los patrones de movilidad de las mujeres y la relación entre movilidad e inseguridad y cómo ésta limita sus movimientos.
Los CETRAM son nodos que articulan la traza urbana pues hay 50 dentro de la CDMX por los que transitan alrededor de 22 mil 807 vehículos y alrededor de 5.5 millones de personas diariamente por lo que son pieza fundamental del entramado de la movilidad de la ciudad.
“En Pantitlán circulan diariamente 1.5 millones de personas, en Indios Verdes 1.4 millones y en Taxqueña 500 mil personas. Estamos hablando de espacios significativos”.
HALLAZGOS
Los 3 mayores actos de violencia en estos espacios son: piropos ofensivos u obscenos, la mirada morbosa y recargar el cuerpo con intenciones lascivas. Además, el estudio mapea, de acuerdo con la experiencia de las transeúntes, aquellos sitios de mayor vulnerabilidad para las mujeres, en donde andenes, líneas y en las oficinas del CETRAM son los lugares de mayor incidencia de violencia sexual.
Por otro lado, los comercios ambulantes obstaculizan la visibilidad y fragilizan la experiencia urbana de las mujeres.
“Casi la mitad de usuarias de los tres CETRAM afirman haber recibido piropos ofensivos u obscenos de carácter sexual, y en la misma medida, dijeron haber sido observadas morbosamente. Además 3 de cada 10 mujeres indicaron que varones les han recargado el cuerpo con intenciones sexuales”.
Tras una experiencia de acoso sexual, las tres reacciones principales son: alejarse del lugar, no hacer nada y defenderse. Cabe señalar que solo alrededor del 20% de mujeres mayores de 15 años sabe cómo denunciar el acoso sufrido en el transporte público.
Y en las CETRAM se realizan pocas acciones para afrontar esta violencia debido a la heterogeneidad de transportes que confluyen en este nodo.
“El objetivo de nuestra investigación es mirar las desigualdades urbanas desde una perspectiva de género y pensar la movilidad en este mismo ejercicio como una relación social que visibiliza, produce, reproduce y resiste a las relaciones de poder basada fundamentalmente en el género.
“Se da cuenta en estos lugares que la movilidad no es sólo un reflejo de las estructuras sociales sino que es productora de las desigualdades”, dijo durante el Seminario Internacional: Desigualdades Urbanas, celebrado en el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, institución que integra la mesa directiva del Foro Consultivo Científico y Tecnológico.
El estudio fue financiado por “Transport gender lab” del Banco Interamericano de Desarrollo y los resultados de la investigación permitirán hacer algunos cambios en la infraestructura de las tres CETRAM arriba mencionadas gracias a la cooperación permanente con la Secretaria de Movilidad, la Secretaría de las Mujeres y con el órgano regulador de transporte, concluyó la investigadora.
EGS