A su llegada a México, mujeres migrantes son contactadas por redes de trata venezolanas y luego vinculadas a otros grupos que ya existen en la Ciudad de México, documentó la organización civil Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer Elisa Martínez.
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Desde la pandemia de Covid-19 hasta el año pasado, la ONG recabó información de 180 mujeres originarias de Venezuela, Honduras y Guatemala, quienes explicaron cómo amigas, familiares o ellas mismas durante su travesía desde Tapachula, Chiapas, intentaron ser enganchadas por bandas venezolanas con el ofrecimiento de trabajo en EU.
“Muchas de ellas decían que sí y empezaba ahí el cortejo para poderlas raptar o para poderlas llevar y entonces desaparecían”, explicó Arlen Palestina Pandal, titular del área jurídica de la Brigada, la cual se dedica desde 1993 a defender los derechos de trabajadoras sexuales, mujeres trans, mujeres migrantes y sobrevivientes de trata.
También les prometían cruzarlas a cambio de una importante suma de dinero. “Las redes lo que les están diciendo es que ‘por tanto dinero yo te cruzo’, cuando en realidad eso no pasa y les dan un recorrido en el norte del país para desvirtuar y que no sepan dónde están”, señaló.
Ya en la CdMx y otras ciudades, señaló, los integrantes de las redes delictivas se dividen las tareas para evitar que las migrantes tengan contacto directo con los tratantes.
“Lo que nos han contado las mujeres que han logrado escapar es que tienen actividades específicas estos personajes, una persona cuida las puertas, otra sale a comprar la comida, otras personas son las que hacen las llamadas a los familiares para que les sigan depositando dinero y después empiezan las amenazas”, explicó.
Los focos rojos de trata de mujeres en la Ciudad de México, según la abogada, son la Central del Norte, la Merced, la colonia 20 de noviembre, en la Venustiano Carranza. A estas zonas se sumó la que rodea a la plaza Giordano Bruno, en la alcaldía Cuauhtémoc, que solía ser un campamento de aproximadamente 500 personas, pero que fue desalojado el 5 de junio pasado por el INM.
Hasta junio de este año, la capital ocupa el tercer lugar a nivel nacional de las entidades con más investigaciones por trata, pues hay 38 reportadas por la Fiscalía local. En primer lugar está Quintana Roo, con 97, y luego Estado de México, con 47.
Palestina Pandal destacó que la llegada de caravanas migrantes a la capital del país, registrada en los últimos años, también ha alimentado este fenómeno.
Un caso reciente de trata fue destapado el pasado 30 de julio cuando los cuerpos de dos mujeres venezolanas fueron abandonados en la zona boscosa de Topilejo, en Tlalpan.
El lunes pasado un grupo especial de investigadores de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México realizó un operativo y cateo en un inmueble presuntamente utilizado por tratantes, donde se presume que Steph y Susej eran retenidas.
El inmueble en la calle Juan Aldama 99, en la colonia Buenavista, cuenta con 83 cuartos que son rentados a mujeres que trabajan en la zona de Sullivan en la alcaldía Cuauhtémoc, a quienes enganchan para luego obligarlas a pagar grandes cantidades de dinero.
Este edificio tiene más de cuatro cámaras de vigilancia y sigue habitado, sin sellos o con algún anuncio de que se encuentre asegurado. Como esta casa de huéspedes existen otras 13 con las mismas características, ubicadas en la misma demarcación. Son estructuras grandes color verde, ventanas polarizadas, puertas grandes de metal y con varias cámaras de vigilancia.
De acuerdo con la Fiscalía capitalina ya fueron identificados tres presuntos responsables del feminicidio de las dos jóvenes, quienes pretendían trabajar en México algunos meses, reunir dinero y posteriormente buscar la forma de ingresar a Estados Unidos.
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Los implicados, según la dependencia, también son de origen venezolano y dicen pertenecer al grupo delictivo El Tren de Aragua. Tras su llegada a México como migrantes, presuntamente empezaron a realizar actividades ilícitas relacionadas con la trata de personas y narcomenudeo en la zona de Sullivan.
El Tren de Aragua es originario de ese estado, tiene sus bases en la cárcel de Tocorón y es liderada por Héctor Rusthenford Guerrero, alias El Niño Guerrero. Este es el mayor grupo de crimen organizado de Venezuela y uno de los más grandes de América Latina. Con información de Noel F. Alvarado
