La comunidad de la UNAM exige la devolución de las instalaciones que han sido ocupadas para regresar a las actividades académicas que son la esencia misma de la Universidad.
Solamente con los planteles abiertos y la participación comprometida de la comunidad será posible erradicar la violencia de género y otras conductas que vulneran la seguridad y la armonía de la comunidad universitaria.
Los acontecimientos de ayer en la Preparatoria 9 son la expresión del hartazgo de alumnos, maestros y padres de familia por un paro que se ha prolongado a pesar de que la Universidad ya ha respondido favorablemente todos los puntos del pliego petitorio y de que la comunidad de ese plantel se ha expresado mayoritariamente por el regreso a clases.
Es también el caso de la Preparatoria 7, en donde la comunidad se ha expresado en modo abrumador por la reanudación de cursos.
Así lo expresó el secretario general de la UNAM, Leonardo Lomelí Vanegas, en relación con la situación en la Facultad de Filosofía y Letras y algunos planteles de la Escuela Nacional Preparatoria cerrados por grupos de alumnas y alumnos.
Las demandas de los pliegos petitorios se encuentran resueltas o en vías de solución mediante procesos que requerirán de un seguimiento acordado por las partes.
En un mensaje a la comunidad apuntó que los paros prolongados tienden a polarizar comunidades, generar enconos y debilitar nuestro tejido comunitario, y eso no nos debe suceder.
Se requiere, dijo, la inmediata devolución de los planteles ocupados, con la convicción de que las demandas legítimas han sido atendidas y que se está afectando a miles de estudiantes que quieren reanudar sus estudios.
“Regresemos con el ánimo de resolver los problemas en forma justa y universitaria. Regresemos con el compromiso de resolver con inteligencia y responsabilidad las asignaturas pendientes en materia de violencia de género, pero también con el compromiso de mantener el respeto hacia todas y todos los integrantes de la comunidad universitaria”, enfatizó en su mensaje.
Llamó a recuperar la concordia y la convivencia pacífica entre los distintos sectores que integran la Universidad Nacional Autónoma de México, respetando nuestra pluralidad y sin pretender vulnerar los derechos de los demás y en particular, el derecho a la educación.
Desde el inicio de los paros en la Facultad de Filosofía y Letras y en los planteles 7 y 9 de la Escuela Nacional Preparatoria hemos estado atentos a las demandas que inicialmente surgieron y a las que se fueron añadiendo en el transcurso de las siguientes semanas, recordó.
En múltiples y repetidas ocasiones se establecieron mesas de diálogo con la participación de autoridades locales y de la administración central de la Universidad para escucharlas, atenderlas y resolverlas, con el propósito de avanzar en la solución de esta problemática y así poder reanudar las actividades académicas.
Subrayó que todas las demandas de orden administrativo han sido resueltas y las denuncias de violencia de género son atendidas e investigadas conforme marca nuestra legislación.
Estamos comprometidos con la erradicación de la violencia de género, pero también con el debido proceso.
Tenemos la certeza de que todos: alumnado, personal académico, trabajadores administrativos y autoridades estamos comprometidos con la desaparición de todas las formas de violencia de género de nuestra casa de estudios.
“Entendemos que las mujeres y los hombres que han sido violentadas y violentados no quieren esperar, pero también las y los exhortamos a comprender que no es posible avanzar si no se llevan a cabo los procedimientos legales correspondientes para la solución fundamentada de las demandas y denuncias presentadas”, reconoció.
Después de varias semanas de diálogo consideramos que hemos llegado a un punto en que las demandas de los pliegos petitorios se encuentran resueltas o en vías de solución mediante procesos que requerirán de un seguimiento acordado por las partes.
Reiteramos la voluntad de las autoridades universitarias de establecer los mecanismos de seguimiento que permitan garantizar su pleno cumplimiento.
Hemos llegado a un punto en el que no es posible avanzar si se antepone la cerrazón, la incomprensión y la intolerancia a la solución de demandas legítimas, pero que requieren de la participación de las comunidades.