A cuatro meses de la tragedia que se vivió, las heridas aún no cierran. El accidente suscitado en la Línea Dorada del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro, mantiene en incertidumbre a afectados y deudos que nunca olvidarán lo que pasó, en tanto que buscan consuelo en el rezo y en acercarse a la iglesia católica.
En la Basílica de Guadalupe, en ceremonia religiosa especial, se recordó a aquellas personas que perdieron la vida en el derrumbe de un tramo de la Línea 12, específicamente en la estación Olivos.
Ceremonia religiosa enmarcada por el duelo y que, de manera velada y abierta, por qué no, se pidió por atender a los afectados. En el lugar se dieron cita familiares de los fallecidos y personas que resultaron lastimadas, que con sus lágrimas en los ojos demostraron que las heridas aún siguen abiertas y difícilmente se cerrarán para siempre.
La misa en honor a los afectados por la tragedia del 3 de mayo, presidida por monseñor Diego Monroy, fue marco idóneo para pedir por la pronta resignación de los deudos, pero además hacer un llamado a autoridades a que se atiendan las deficiencias del Metro.
Nostalgia, duelo y oración se combinaron con la demanda de llegar al fondo de la causa del accidente, que haya una solución, pero antes, dar atención a los deudos, como éstos se lo requirieron en su casa a la Virgen Guadalupe.
En la nave central de la Basílica se dieron cita las personas que les unió una tragedia y exigen se sepa la verdad, en torno a la tragedia que se suscitó en la noche de aquel día 3 que cambió la vida de muchas familias capitalinas.
Sentadas en las bancas de las primeras filas del recinto religioso, estaban hombre y mujeres de todas las edades que recordaron a sus seres queridos que se adelantaron a causa de un accidente que aseguran se pudo evitar si se hubiera dado suficiente mantenimiento a las instalaciones del Metro.
Al encabezar la ceremonia eucarística, el rector de la Basílica, Diego Monroy, recordó que en a consecuencia del accidente murieron 26 personas y más de 90 resultaron heridas. Leyó los nombres de los que enlutaron hogares, como Nanci, Mario Alberto, Cristian, Evaristo, Gildardo, Ismael, Iliana, Lorenzo, hasta terminar con la lista.
En las bancas principales estuvieron sentados los familiares, ahí estaba Tania Lesama, quien resultó con lesiones y que mostraba la foto de su hermana Nanci que lamentablemente falleció.
“Que la justicia brille, que encuentren consuelo y se resuelvan pronto sus problemas”, dijo el religioso durante la homilía. Solicitó orar por los accidentados que se han reducido a la inactividad y en las intenciones no se dejó de pedir por el eterno descanso de los que perdieron la vida.
“Con el dolor y el sufrimiento, nuestra mirada debe dirigirse al señor Jesús, él es nuestro salvador y da sentido a la vida; sólo en él está la clave del plan creador y salvador de Dios”, relató.
Conminó a los afectados a que se sientan confortados, que sigan su lucha y que las autoridades las escuchen en sus demandas, con una atención a los que resultaron accidentados y que algunos, han tenido que dejar de trabajar por su condición física.
Al recordar a los difuntos, las lágrimas no se hicieron esperar por parte de los familiares, que alzaron las fotos que llevaban de sus seres queridos que se les adelantaron, mientras que el religioso que ofició buscaba de confortarlos y darles por un momento paz interior.
“La Morenita del Tepeyac está con ustedes, no se desanimen, busquen el camino de la fe y esperanza. La Virgen los acoge con ternura para aminorar sus penas y lamentos, luego de que alrededor de las 22 horas del lunes 3 de mayo se desplomó una trabe de la Línea 12 al paso de un convoy del Metro”, señaló.
DEUDOS DE LA LÍNEA 12 SE ORGANIZAN PARA SER ESCUCHADOS
Sin poder contener el llanto, aquella mujer confiesa que ha vivido todo un martirio desde hace cuatro meses para hacer que las autoridades le den una indemnización justa, luego de perder a su hijo mayor en el accidente fatal de la estación Olivos de la Línea 12 del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro.
Pidió no ser identificada, solo como una mamá más y, ante los insistentes cuestionamientos, señaló que lo único que quiere es justicia, que se castigue a los responsables de la tragedia del 3 de mayo que le dejó para siempre un vacío que no puede ser sustituido con los recuerdos de su ser querido.
Ella, al igual que decenas de personas, se dieron cita en la Basílica de Guadalupe para pedir por el eterno descanso de quienes perdieron la vida en la noche de ese lunes negro, así como la pronta recuperación de los que resultaron heridos y aún deben recibir atención médica.
“Fue gratificante venir aquí a rezar y pedirle ayuda a la virgencita, a la Morenita, a mi querida Guadalupita. Ojalá pueda interceder por nosotros para que nuestros problemas aminoren a causa del accidente que se vivió”, relató.
Emotiva fue la ceremonia en la que brotó la tristeza de los presentes, como fue el caso de Juan que asistió para pedir por el eterno descanso de una amiga del trabajo, que se dice murió de manera instantánea tras el derrumbe de un tramo de la Línea Dorada.
ACUSAN BLOQUEO DE AUTORIDADES
Mientras, al terminar el servicio religioso y ante representantes de los medios de comunicación, el abogado y representante de 20 familias, Cristofer Estupiñan, acusó que la Fiscalía General de Justicia (FGJ) de la Ciudad de México, les ha negado el acceso a la carpeta de investigación, al tiempo que desdeñó el peritaje que hizo el equipo jurídico.
Aseguró que solicitará una indemnización de por lo menos seis millones de pesos por víctima, a la vez que denunció que la Comisión Especial de Atención a Víctimas ya no los apoya y solo entregó cantidades mínimas para la atención de los primeros gastos de los que resultaron afectados por el accidente.
Cristofer Estupiñan, uno de los organizadores de la misa, dijo que el 24 de septiembre tienen una nueva audiencia y, se espera que el juez ordene que tengan acceso completo al expediente.
En el lugar se dieron versiones encontradas entre los afectados. Tania Lesama Salgado, quien resultó herida por lo acontecido la noche del 3 de mayo y su hermana Nanci que la acompañaba murió, aseguró que ya no tiene una atención al cien en lo relativo a la dotación de sus medicinas y todo lo que requiere para su rehabilitación.
Tania que debe usar muletas, reconoció que, si le hicieron los pagos del hospital las autoridades capitalinas, pero ya no la apoyan como en un principio.
Sin embargo, Benito Alvarado, que resultó con heridas graves y acudió al servicio religioso de La Villa en silla de ruedas, cuando se le preguntó cómo ha sido su atención, de inmediato contestó: “muy bien todo, demasiado bien, no tengo ninguna queja, la verdad”.
Destacó que no pagó ni un peso para que lo atendieran en el hospital y que las autoridades siempre han estado al pendiente de su salud. Se describió satisfecho con su indemnización.
En una de las bancas de la nave central de la Basílica, Reina Velasco escuchó con atención la misa. Entre sus manos traía un cuadro con la fotografía de su hermano Melitón que falleció a causa de la tragedia del Metro. Así como ella, otros llevaron los retratos de sus seres queridos, como una manera de presentárselos a la Virgen de Guadalupe.
Reina comentó que sus familiares estaban muy al tanto de todos los trámites de su hermano, quién dejó a siete hijos.
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