Para la familia de Don Serafín Herrera se hizo el milagro, luego de 22 días de haber estado perdido finalmente lo hallaron a 270 kilómetros de su casa, donde vendía dulces para sobrevivir, sin saber dónde era su casa para volver. Los momentos del encuentro fueron emotivos.
Es la hija de este hombre, Yamel Nishel Herrera, quien relató a La Prensa el final feliz de estos días de desvelo, oraciones y búsqueda, donde nunca murió la esperanza de hallarlo con bien.
El padre de familia, de 69 años de edad, salió de su casa el 14 de agosto, un vendedor dijo haber dialogado con él, a quien refirió que haría un viaje fuera de la ciudad y volvería, pero no regresó.
La familia denunció el caso ante la Fiscalía de Desaparición de Personas, y lo mismo buscó el apoyo de la Asociación Mexicana de Niños Robados y Desaparecidos AC., además de La Prensa y las redes sociales.
Fueron 22 días en que familiares y amigos pegaron volantes, colocaron mantas con la foto de Don Serafín y no dejaron de ir a sitios donde les dijeron que probablemente lo habían visto.
El penúltimo sitio al que acudieron fue al tianguis de Las Torres, en Iztapalapa, luego que alguien les dijo de una persona con las características del extraviado; entonces pegaron carteles colocaron una lona en la zona, y hasta preguntaron entre los puestos con la foto si habían visto a ese hombre.
Durante el día un mensaje fue el primer destello de luz, pero no le hicieron caso, estaban concentrados en hallar un indicio que los llevara al jefe de familia, cuyas lagunas mentales ya le habían causado perderse en más de una ocasión, aunque lo ocultó a esposa e hijos para que no le prohibieran salir.
Fue hasta la noche, ya sentados en casa, con hambre y los pies hinchados de tanto caminar, que la hija revisó el celular y vio el mensaje de una mujer que decía saber dónde estaba Don Serafín.
El mismo mensaje fue recibido por una prima, toda vez que la salvadora se empeñó en contactar a la familia.
“Vi a un señor acá, de Atzalán, Veracruz, que se parece al que buscan en Facebook, vende dulces y dice que va a ir a buscar a su familia”.
Entonces pidieron una prueba y la foto fue contundente, era sin duda Serafín, aunque más delgado, por lo que partieron de inmediato a esa ciudad.
Al llegar a ese poblado contactaron a la salvadora, la mujer que avisó, y ella los condujo al sitio donde ya estaba instalado el puesto de dulces.
Don Serafín miraba para otro lado cuando su hija preguntó: “A cómo sus cacahuates”
Mientras volteaba para responder el precio, Don Serafín cambio su rostro a una enorme sonrisa acompañada de la frase: “Eres tú, que bueno que me encontraron” y vinieron las lágrimas abrazos que se antojaban eternos, de hija, esposa, hijo, todos fundidos en una felicidad indescriptible.
Luego conversaron y conocieron que Don Serafín se fue a Veracruz porque nació en un pueblo de ese estado, pero llegó a Atzalán, rentó un cuarto de hotel sin saber a ciencia cierta qué hacía en ese lugar, los recuerdos se habían ido.
Indeciso del siguiente paso, prefirió rentar un cuarto y para sobrevivir, su instinto de comerciante lo hizo poner un puesto de dulces.
Mientras pasaban los días hizo amistad con la gente a quienes comentó no saber su domicilio o algún otro dato, y pensaba dejar el pueblo para ir a buscar a su familia.
No llegó a salir, porque una mujer asidua a las redes sociales vio la campaña de búsqueda y fotos en Facebook, lo reconoció y buscó a la familia hasta encontrarlos.
Para el lunes 8 de septiembre, la familia regresó a la Ciudad de México con papá a bordo, así lo relataron a La Prensa que se sumó a esta búsqueda en cuanto conoció el caso.
Cabe señalar que, de acuerdo a información de la Subsecretaria de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, en el primer semestre de este año se registraron más de dos mil casos de personas desaparecidas, mientras que esta oficina ha destinado alrededor de 300 millones de pesos a comisiones de búsqueda en los estados.