/ jueves 15 de octubre de 2020

Día Nacional del amaranto, grano con una tradición de más de 7 milenios en nuestra cultura

En las culturas precolombinas formaba parte importante en la vida cotidiana y religiosa de los pueblos

De acuerdo a las evidencias, con la masa de amaranto llamada tzoalli, los aztecas creaban estatuillas que se asemejaban a sus dioses y en los rituales las consumían, pues consideraban que comían carne divina y ello les transmitiría bienes y bendiciones, señala el arqueólogo Eduardo Merlo Juárez, en el libro Amaranto, comida cotidiana y ritual, el cual forma parte de la colección Tonacayotl de Fundación Herdez.

A ojos de los españoles, este acto fue visto como diabólico y les pareció, además, una copia del ritual de comunión católico por lo que terminaron prohibiendo no solo el rito, sino también la siembra del amaranto. Se cree que tras esa acción, el uso de esta semilla en la cultura se ha venido reduciendo hasta caer en el olvido.

“El consumo ritual de las figuras de amaranto fue atacado desde el principio, primero por los propios soldados conquistadores y poco después por los frailes evangelizadores.

“Lo que más instó a los frailes a arremeter contra la semilla fue que con ella se hacían obleas, con la misma consistencia y apariencia de las hostias católicas, salvo que eran endulzadas con miel de maíz y adornadas con resplandores de semilla de calabazas tiernas. De la misma forma, pero recortadas conformando las siluetas de las deidades, se consumían con la idea de que estaban compartiendo mucho con la divinidad”, menciona el arqueólogo Merlo Juárez en su colaboración para Fundación Herdez.

El amaranto fue un alimento sagrado durante muchos años, no solo en la cultura azteca, también para la andina quienes usaban la planta en los rituales funerarios y como ofrenda a los dioses. Hoy en día, en nuestro país, algunas personas aún realizan ofrendas con amaranto para las montañas Popocatépetl e Iztaccíhuatl, cada 30 de agosto.

El amaranto tiene al menos 7 mil años de tradición en América, aunque su cultivo o domesticación haya sido un poco más tardío, desde ese entonces constituía para los antiguos habitantes de este país un alimento tan importante como el maíz o el frijol, no solo desde el punto de vista alimentario, también formaba parte de la cosmovisión mesoamericana y estaba presente en múltiples rituales.

Como parte de las celebraciones del 15 de octubre, Día Nacional del Amaranto, y en concordancia con el ciclo de conferencias virtuales “Salud, alimentación, tradición y cultura: los saberes de la gastronomía mexicana”, Fundación Herdez realizará a fin de mes el webinar: Amaranto ¡para todos hay!, que tiene por principal enfoque dilucidar el papel del amaranto en la celebración del Día de Muertos.

Con el objeto de contribuir a mejorar la salud de los mexicanos a partir de una buena alimentación fundamentada en productos nacionales y tradiciones gastronómicas que nos han dado identidad cultural, la transmisión en vivo de Fundación Herdez será de acceso abierto a toda la población, el jueves 29 de octubre en punto de las 18:00 hrs. por las cuentas de YouTube y Facebook de Fundación Herdez.

De acuerdo a las evidencias, con la masa de amaranto llamada tzoalli, los aztecas creaban estatuillas que se asemejaban a sus dioses y en los rituales las consumían, pues consideraban que comían carne divina y ello les transmitiría bienes y bendiciones, señala el arqueólogo Eduardo Merlo Juárez, en el libro Amaranto, comida cotidiana y ritual, el cual forma parte de la colección Tonacayotl de Fundación Herdez.

A ojos de los españoles, este acto fue visto como diabólico y les pareció, además, una copia del ritual de comunión católico por lo que terminaron prohibiendo no solo el rito, sino también la siembra del amaranto. Se cree que tras esa acción, el uso de esta semilla en la cultura se ha venido reduciendo hasta caer en el olvido.

“El consumo ritual de las figuras de amaranto fue atacado desde el principio, primero por los propios soldados conquistadores y poco después por los frailes evangelizadores.

“Lo que más instó a los frailes a arremeter contra la semilla fue que con ella se hacían obleas, con la misma consistencia y apariencia de las hostias católicas, salvo que eran endulzadas con miel de maíz y adornadas con resplandores de semilla de calabazas tiernas. De la misma forma, pero recortadas conformando las siluetas de las deidades, se consumían con la idea de que estaban compartiendo mucho con la divinidad”, menciona el arqueólogo Merlo Juárez en su colaboración para Fundación Herdez.

El amaranto fue un alimento sagrado durante muchos años, no solo en la cultura azteca, también para la andina quienes usaban la planta en los rituales funerarios y como ofrenda a los dioses. Hoy en día, en nuestro país, algunas personas aún realizan ofrendas con amaranto para las montañas Popocatépetl e Iztaccíhuatl, cada 30 de agosto.

El amaranto tiene al menos 7 mil años de tradición en América, aunque su cultivo o domesticación haya sido un poco más tardío, desde ese entonces constituía para los antiguos habitantes de este país un alimento tan importante como el maíz o el frijol, no solo desde el punto de vista alimentario, también formaba parte de la cosmovisión mesoamericana y estaba presente en múltiples rituales.

Como parte de las celebraciones del 15 de octubre, Día Nacional del Amaranto, y en concordancia con el ciclo de conferencias virtuales “Salud, alimentación, tradición y cultura: los saberes de la gastronomía mexicana”, Fundación Herdez realizará a fin de mes el webinar: Amaranto ¡para todos hay!, que tiene por principal enfoque dilucidar el papel del amaranto en la celebración del Día de Muertos.

Con el objeto de contribuir a mejorar la salud de los mexicanos a partir de una buena alimentación fundamentada en productos nacionales y tradiciones gastronómicas que nos han dado identidad cultural, la transmisión en vivo de Fundación Herdez será de acceso abierto a toda la población, el jueves 29 de octubre en punto de las 18:00 hrs. por las cuentas de YouTube y Facebook de Fundación Herdez.

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