La incertidumbre frente a la pandemia del Covid-19 y el desempleo, han impactado de manera significativa a la población, tanto a nivel económico como emocional, comentó Doris Soberanis Barrientos, Psicóloga Terapeuta Familiar y de Pareja de la Universidad del Valle de México Campus Santa Fe.
De acuerdo con datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), señaló la docente, se estima un aumento sustancial del desempleo como consecuencia del brote del letal virus.
Indicó que el nivel de subempleo aumente sustancialmente, “como se ha constatado en crisis anteriores, es probable que los efectos adversos en la demanda de mano de obra conlleven amplios ajustes en materia de reducción salarial y de los horarios de trabajo”, (OIT).
También mencionan, añadió, algunas consecuencias para los ingresos por el trabajo y los trabajadores en situación de pobreza quienes se ven más afectados.
“La oferta de mano de obra está disminuyendo como consecuencia de las medidas de cuarentena y la reducción de la actividad económica. Según se desprende de diversas previsiones (realizadas hasta el 10 de marzo), los trabajadores contagiados han perdido ya, en conjunto, casi 30,000 meses de trabajo, con la consiguiente pérdida de ingresos (en el caso de los trabajadores desprotegidos)”, (OIT).
“Derivado de lo anterior, no podemos dejar de lado el posible riesgo a desarrollar algunas afectaciones psicológicas que desencadena esta crisis, como son la pérdida del empleo y la reducción monetaria”.
Prosiguió: “Se trata particularmente de aquellas personas que se encuentran en una situación vulnerable como son: bajo nivel educativo, género, bajo nivel socioeconómico, presentan alguna condición física y/o mental que limite el afrontamiento de la crisis”, comentó.
Por lo tanto, la carencia económica, el temor a ser contagiados, la incertidumbre sobre el empleo y el sustento de necesidades primarias son factores que incrementan el estrés individual y familiar.
“Quizá la familia ha sufrido por la falta de ingresos económicos y de acceso a los servicios de salud, ya sea porque algún familiar cercano fue hospitalizado o incluso por el fallecimiento de alguna persona significativa. Lo anterior, puede llevar al riesgo de padecer alguna afectación psicológica que a largo plazo evolucione a un estado más grave”, concluyó.