Los encontré en la estación Tacubaya. Los tres venían sentados, pero traían instrumentos musicales, uno de ellos venía rasgando su guitarra y charlando muy animadamente con otro de sus compañeros.Acababa de subir al vagón una chica invidente y empezó a cantar música religiosa a capela y les pregunté en broma ¿No la van a acompañar? Uno de ellos sonrió – bueno eso adiviné bajo el tapabocas -- y me contestó ¡Sería bueno que nos dejaran trabajar en el Metro!
Ellos son Luis Enrique Bueno, Javier González y Esteban Pérez que forman un grupo musical desde hace 15 años, llamado Águilas Reales. Me dicen que tienen otros dos integrantes más, pero uno se enfermó, José Luis Mota, en estos días --- tiene bronquitis, no COVID19, me aclaró Luis Enrique de inmediato --- y otro, Héctor Flores, no los pudo acompañar en esta ocasión.
El jueves pasado fueron a un velorio a la colonia Olivar de los Padres. Me cuentan que hace quince días murió una mujer mayor de edad.
Los contrataron para el velorio y ahora van nuevamente porque falleció el esposo, también anciano, la noche anterior. Ninguno murió de COVID19.
Aunque tienen un vehículo para trasladarse a los eventos, prefieren viajar en Metro porque es más rápido que el automóvil en muchas ocasiones.
Además –- me dijeron --- hay lugares donde no hay estacionamiento, no muy seguros y saliendo de trabajar pueden encontrarse con la sorpresa desagradable que les robaron el coche. Los integrantes de Águilas Reales se conocieron cuando eran parte del coro de una iglesia.
Un día decidieron formar un grupo y de eso viven. Luis Enrique, el líder y primera voz, estudió Iniciación Musical en el Instituto Nacional de Bellas Artes, pero no terminó la carrera.
Dio clases de música en una secundaria particular, pero tuvo que renunciar cuando le exigieron el título al aprobarse la reforma educativa el sexenio pasado.Trabajan en dos restaurantes, que por ahora están cerrados y tienen que buscarle por otros lugares para el sustento de la familia.
Cuando se abran nuevamente tienen su sitio en El Rábano de la 9, en Iztacalco, y en ChanoyChon, cercano a la estación del Metro Colegio Militar.
Tocaron alguna vez en el bar La Pulquería de la Zona Rosa, alternando con Los Paladines, un grupo de amplia trayectoria musical y que los inspiró en su carrera.
Luis Enrique me dijo que no les ha faltado trabajo pese a la crisis sanitaria que estamos viviendo. Los han contratado en reuniones familiares sobre todo. Tocan casi de todo: boleros, rancheras, cumbias, chachacha, rocanrol, de banda, norteñas. Eso sí, nada de hip hop o regaetton, advirtió.
Viven de la música, les encanta, no trabajan en otra cosa y hablan con optimismo de su carrera de 15 años y no se quejan. Les ha costado problemas con la familia porque están ausentes días festivos, Navidad, Año Nuevo.
Están preparando un disco, por ahora suspendido por la emergencia sanitaria, pero esperan que pronto se reanuden las actividades y puedan terminarlo.
Recuerda Luis Enrique con tristeza que, paradójicamente, su mamá falleció el Día del Músico, el 22 de noviembre, hace 18 años. Él la llevaba al hospital y ella le decía: hijo, ya no tiene caso ir al hospital, mejor déjame en la casa. La señora falleció en el trayecto dentro del automóvil de Luis Enrique.
Es muy agradable encontrar en el Metro gente positiva y exitosa como ellos, que no se quejan, con mucho ánimo y les va bien en la vida. Les dejo el número telefónico de Águilas Reales si alguna vez se les ofrece: 55 18 21 87 32. Por ahora cobran dos mil pesos la hora.